Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
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domingo, 23 de diciembre de 2018

Aquel día que se regaló en horas




Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.                            

No hicieron falta más episodios ni encuentros entre Pascuala y el Situno para que, tras varias semanas de cotilleos y chanzas, conociesen ambos suficiente el uno del otro. Otras tantas para que la niña mostrara la antipatía y desdén que se le esperaba y, acabando aquel verano del setenta y ocho, una casualidad bien urdida por las amigas la llevase a la recogida del kiosco de helados del Situno.

Dotada como era de graciosas sogas, guitas y exageradas razones, poco tardó Pascualina en atar bien corto al muchacho con pocas palabras y miradas de dueña, en agarrarse al rubio antebrazo y pronunciar la sentencia:

Cuidaíto con lo que jase a partí de ahora. A trabajá pa montarme la casa, vamo ja vé. Ya sabe que ya tiene novia tú, Tonio.

Y manso como perro de agua a partir de entonces, Situno se dejó pasear por las calles de Cortezón los días mandados, visitó en conveniencia a la futura suegra para ganar su simpatía, se dejó vestir con traje y corbata los Domingos de Ramos y los de Navidad, apartó a los amigos demasiado dados a la cerveza y se aficionó al tabaco rubio por deseo de la Pascuala con la suficiente razón de parecerle a ella que aquello fumaban los galanes americanos de las películas.



               Rosario Bolaño

La espera



Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.                        

Dijeron unos meses, pusieron fecha a la partida y todo quedó en suspenso.

Creo que hasta el aire que respiraba.

No perdió su faz serena, había tenido que verlo a menudo pero en otros, no en ella.

Quiso dejarse ir, no luchar......pero la familia, los amigos, los compañeros, la empujaron a luchar, a librar esa ardua batalla.

Al principio todo fue duro, pero se veían resultados.

Así pasó un tiempo, pero luego se estancó y parecía que todo iba hacia atrás.

Estaba cansada, hastiada... quería dejarse ir.


             Mª José González Cid

De ida y vuelta



Acto de Inauguración Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.


El amanecer, recorta la silueta del orgulloso castillo sobre la abrupta loma en el contraluz con la alborada tras los cristales. Aquí dentro, se respira un aire de adormecida calidez presidida por la sigilosa marcha del tren que devora el paisaje a doscientos cincuenta kilómetros por hora, desafiando imbatible al termómetro que nos indica el frio atroz que hace fuera, justo en el momento en el que el disco solar se despereza tras las suaves ondulaciones de la campiña, y un nuevo día nos saluda.

A mi alrededor, los silenciosos viajeros siguen envueltos en lecturas de libros flamantes o concentrados sobre pantallas de finísimos ordenadores portátiles, completamente ajenos al espectáculo que la naturaleza les ofrece con el nuevo día, ahí fuera, donde hace tanto frio. Si acaso, levantarán sus miradas de fastidio interrumpidos por un teléfono que rompe el silencio en el ambiente hipnótico de placido artificio.

Y entonces, pienso en otra clase de frío, mucho más terrible que el que indica el termómetro de la cabina: el frio de la indolente, cómoda e incompasiva posición de muchos viajeros subidos hoy al tren, que elijen permanecer ignorantes del paisaje, simplemente incapaces de prestar atención a otra cosa que no sea su hora de llegada a destino, todo ello, mientras bostezan en el asiento o se sienten acomodados en el convoy que los conduce por la sociedad

¿Nuestra sociedad?, la misma que los desliza impasible y nos hace creer a salvo circulándonos a toda velocidad. ¿Pero, qué destino es ese? ¿A caso el destino no es aquel que está en la sucesión de estaciones y encrucijadas? ¿Qué podremos decir de nuestro viaje si vivimos indolentes o temerosos en el trayecto? ¿Podremos, al fin, permanecer ajenos al panorama del paisaje y las circunstancias del paisanaje?"



           Manuel Bellido Milla



Hábito de vos





 Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.

Adicta a tu duelo,
al vuelo que esquivas
vestido de Zambra
desnudando albricias...

Inducida boca
que arrastrada, grita
tu nombre de cráter
sin llama, sin fondo:
solo tus cenizas.

Atrapada letra
entre la morada
de tu gris desdicha…

Embaucada elijo
a tu nombre parco
serle fiel adicta.
Y convicta
en la cárcel seria
de tu mente tibia…

Herida de versos
de calles y grietas
soy el terciopelo
de un adiós que a poco
solo yo conservo
en mi cama fría.


                  Maritxé Abad


El espejo roto, consideraciones sobre la Patria y el Estado.


Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.

Se discute si fue durante el Renacimiento cuando el espejo contribuyó a favorecer la percepción individualista de sí mismo, al generalizarse el poder verse la cara en un objeto asequible, aunque aun caro. Esto diferenció el “yo” individual del concepto de pertenencia a una familia o pueblo, y favoreció el concepto de “hombre nuevo”. Sin embargo, hasta hace aún poco, la mayoría de gente conocida lo era porque se conocía su cara, porque se había vivido, trabajado, hablado, jugado o relacionado de alguna forma con esas personas. Esto favorecía la fraternidad, empatía y la solidaridad, al menos con el reducido grupo del entorno social. También la noción de amor a la patria propia, entendida como ese amado entorno social. Y, a veces, propició el nacionalismo excluyente en defensa de lo que se creía propiedad o pertenencia.

Ahora la comunicación multimedia, las redes sociales e internet han hecho que se trabaje, hable o juegue menos cara a cara. La telecomunicación es un hecho que permite relacionarnos con mucha gente a grandes distancias. También permite conocer lo que ocurre en muchos sitios casi en tiempo real y saber cómo nos puede afectar. Esto rompe muchos esquemas mentales antiguos y muchas fronteras, pero no todos ni siempre. La realidad es testaruda y permanece pese a los múltiples ideales e intereses, pero a la vez su conocimiento puede favorecer tanto la colaboración y el apoyo mutuo como la rivalidad y el enfrentamiento. El concepto de patria también ha cambiado, y sus posibilidades de implantación y de efectos, pero son muchos los nacionalistas que encerrados en sí mismos lo desconocen o los supremacistas que insolidarios no quieren aceptarlo.

Justicia es dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde, aunque la vida no sea justa, por eso hacen falta las leyes y el Estado. Si la forma más simple de definir un Estado la asumimos como “una forma de estar una población en un territorio bajo unas mismas leyes”, es la ciudadanía que otorga la pertenencia al Estado democrático lo que más iguala en derechos y deberes a los ciudadanos de ese Estado a la vez que proporciona más libertad y seguridad, tanto física como intelectual y jurídica.

Pero es también el compromiso con los deberes lo que propone y proporciona el acceso a esos derechos. Y es la solidaridad una de esas primeras obligaciones y la que más une, cohesiona, y fortalece al grupo humano, sea una familia pequeña o una nación de tamaño continental, porque evita que ninguno caiga solo y sin ayuda. En esa confianza, es más fácil vivir, competir, progresar o sobreponerse a las adversidades.

Compartir las leyes, la economía, las finanzas y la seguridad, tanto hacia el interior como hacia el exterior, no solo nos hace más cohesionados y fuertes, sino que también ahorra costes y favorece el progreso social, económico y tecnológico, además de ser el mayor obstáculo para que se repita una guerra entre países europeos, e incluso cualquier guerra civil entre europeos, sean o no de los actuales estados-nación. La solidaridad hace Patria, patria común a todos, y a ella se oponen los nacionalismos insolidarios, egoístas o excluyentes. Por ello importa la gestión del tiempo disponible. Lo aprendido en la educación pública durante generaciones, hace que se necesiten también al menos una larga generación para ser cambiado, quizás no menos de un cuarto de siglo y para ello las estructuras del Estado deben ser distintas de las del propio gobierno, de los partidos y de otras organizaciones sociales o políticas.


                Miguel Pérez



La empatía




Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.



Fue el olor a castañas asadas lo que hizo aflorar a su pensamiento otros otoños, otros fríos, otro tiempo. Fue el humo grisáceo envolviendo los contornos de la plaza lo que la transportó a aquella tarde de dorondón, cuando el humo y la niebla se disputaban el espacio, cuando el mundo parecía haberse reducido a los pocos metros que alcanzaba la vista. Más allá todo quedaba velado y las personas surgían de aquel universo indefinido como espectros fantasmales, incluso parecía que se movían con dificultad, como si la bruma les impidiera avanzar. La niña agarró con fuerza la mano de su tía y siguió caminando a su lado, muy pegada a su costado, como si el contacto de sus cuerpos la protegiera de cualquier peligro que pudiera emerger de aquella extraña cortina natural. Caminaron despacio, atravesando el velo húmedo, la imagen le recordaba sus juegos ante el espejo cuando con el vaho de su respiración caliente formaba una nube en la que se miraba sin verse. Al llegar a la plaza de la Iglesia se oyó el toque de misa y, aunque el reloj no se veía, dieron la vuelta porque era la hora de regresar a casa. Fueron éstos, y otros, los recuerdos que la emocionaron al paso por la vendedora de castañas, al sentir el olor de la candela y ver el chisporroteo que brotaba por la boca del cañón de hojalata. Atraída por una fuerza irresistible se acercó al puesto. El calor que desprendía el cucurucho de papel de estraza calentó sus manos y sintió que su corazón latía con más fuerza provocándole una inmensa satisfacción. A su lado, como en otros otoños, su tía caminaba protegiéndola de cualquier amenaza.


        Leonor Montañés



ESTADO DE CONTINENCIA (El Mito de Sísifo A.Camus)


Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.

Ante el estado de contingencia en el que vive sometida Europa, por los flujos migratorios, (inducidos o exportados), gran parte de su tejido social ha quedado polarizado en dos líneas de pensamiento y de sentimientos. Una de las partes parece que se ha posicionado en ver solo un ángulo del problema, al quedar impactados por los primeros clisés del drama, tanto por la forma en que entran estas personas y sus consecuencias, como por las respuestas que desde las instituciones europeas se les está ofreciendo.

La otra parte, aunque inicialmente se posicionó de igual forma que la primera, al constatar en su día a día, que esas personas que inicialmente fueron acogidas con los brazos abiertos, al no poder integrarse como líquido en el recipiente de acogida, empieza a crear sus propios mecanismos inhibidores de protección contra nuestra cultura (guetos) se están empezando a posicionar en una actitud menos tolerante y mas desconfiada tanto hacia estos colectivos como hacia los dirigentes europeos y sus políticas descafeinadas.

Y es preocupante, que esta tibieza o ausencia de respuesta institucional, esté configurando un escenario distinto, con otra ética y estética distinta, en el que la lógica, (no siempre del agrado de una de las partes), revelen un aumento exponencial del extremismo ideológico, de una gran fragmento de la ciudadanía, contra estas políticas y estas personas que buscan en Europa su paraíso personal.

Al final e igual que Sísifo, como sociedad europea nos podría ocurrir lo mismo: estar subiendo por la montaña esa gran piedra que es la "migración" para verla bajar y tenerla que subir de nuevo. Y mientras, ¿cuántas víctimas quedarán en la tierra y en el agua?




                        Fernando Vázquez Mota


Me llamo Tombuctú


Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.

Me llamo Tombuctú,
vengo de Mali,
de una tierra sin agua,
donde el sol y las sombras
juegan una partida
interminable.
Ninguno vence nunca,
los dos se necesitan
para dar forma y aliento
a un paisaje sin pájaros,
sin nombres que lo habiten
ni bestias que lo domen.
Me llamo Tombuctú,
vengo de Mali,
he atravesado mundos
sin árboles ni risas,
vengo de la esperanza
a la tragedia,
de las noches de estrellas
a los días sin alma.
Me llamo Tombuctú,
vengo de Mali,
era pastor de cabras,
mas la falta de lluvia y el siroco
me las mataron.
Esto me empujó a andar,
desde entonces no paro,
la planta de mis pies
son mis zapatos,
una dura corteza
como la piel de un elefante.
Y después de mil días
navegando en la arena
una valla de odio
trenzada con espinos
no me deja avanzar,
está para decirme
que para mí no existen
derechos ni justicia.
Cuando llega la noche
me pierdo en los recuerdos
mirando el firmamento,
que parece gritarme
que no soy una persona.
He olvidado mi nombre,
mi historia, mis raíces,
y no puedo avanzar
para cumplir mis sueños,
para vivir sin miedos,
para poder comer
sin tierra entre mis manos,
para poder bañarme cada día…
Si no puedo volver
y no puedo avanzar
solo cabe esperar la muerte
en medio de algún mar
que es una daga.
Tanto desear el infinito
y ahora este me acecha
con sus garras de sal
y su frío sin horas,
quiere beber la sangre
de este vencido apátrida,
al que el mundo no ve
porque no vale nada….
Soy un roto cristal
herido de abandono,
ni tan siguiera tengo
derecho a la añoranza.


                 Ramón Luque Sánchez



Aquel barrio

Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.                         

Aquel barrio periférico huele todavía a pueblo viejo, a humanidad. Las mujeres en bata saborean un café tempranero en la puerta de sus casas, anticipo de los quehaceres diarios; las nubes han borrado los colores del día anterior.

A escasos metros la abuela Dolores se asoma a la ventana de tosco alféizar, puerta exigua. Un reló, midiendo el tiempo que le queda, es su aureola. La cuenta atrás de una vida en agraz, amenazante. Tiene la cara vestida de telarañas y sus ojos, tristes, secano de sentimientos. Parece Dolores una virgen tallada que recuerda tiempos mejores. Un guiñapo descolorido es el solitario adorno del altar que parece su casapuerta.

Y gira el mundo mientras la vida pasa, queda solo la soledad  aromando el ambiente. Se queda sola a orillas del mundo.

Y allí, junto a la imagen de aquella virgen pintada de negro, el pasado se enhebra y los escombros de aquella juventud mía de entonces se agarran, como enredaderas a cada rincón de esta memoria que juega a los dados, poniendo entre paréntesis esta madurez que ahora me corroe.

Pisar nuevamente las calles de este barrio es mirar dentro de mí mismo, repitiendo la vida en la vida mía. Reviviendo.

Lo que fue mi infancia deambula por los rincones aquellos que nada tienen que ver con estos. Son distintas las calles, las plazas, los patios, la gente, la vida…Hoy manejo el paso del tiempo con más cautela. Ni el barrio ni yo somos ya lo mismo. Todo está transfigurado por el tiempo. El mismo tiempo que ha recorrido sus calles, se ha colado en sus casas y ha maltratado a su gente.


El tiempo es testigo de aquella homilía de los buscavidas pregonando piñones a precio de saldo, de aquellos abrazos que entonces parecían un sueño y se han transformado en una decepción compartida, y también de aquellos besos. El tiempo, siempre el tiempo, que nunca se apaga. Que no cesa en su empeño.



               Enrique Rojas

Beso de fuego


 Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.





Dónde está en mí el placer
si queda el sexo sin beber.
Entre el ardor de todo eso
en la boca el beso es fuego,
y si el ardor está en el beso
dónde está en mi el placer,
el cariño, el amor y todo eso
si a ti te falta: en el beso el fuego.





                          Cristóbal Moreno Romero






Doña Jimena.


Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.

No conocía apenas nada de la vida – y menos aun de la obra- de María Teresa León. Discreta poeta, casada con Rafael Alberti, comprometida con la causa republicana, responsable de la pintoresca evacuación de los más valiosos cuadros del Museo del Prado hacia Valencia durante los bombardeos de Madrid. Poco –más bien nada- más.

Este nuevo encuentro del Club de Letras me ha permitido descubrir a esta mujer, para mí desconocida, y en concreto, una sorprendente obra suya: la biografía de Doña Jimena, esposa del Cid Campeador. El que una escritora comunista hubiera escrito sobre una figura tan secundaria como la mujer de un guerrero -además un icono para los franquistas- me dejo más que despistado.

En varias tardes dedicadas a la curiosidad cayeron algunos de mis prejuicios. Primero aprendí que el mítico Rodrigo Díaz de Vivar fue venerado en ambos bandos, en el Nacional como héroe intachable de la Reconquista y en el Republicano, ya vencido, como retrato del soldado que pagó su lealtad con el exilio. He descubierto con sorpresa que el propio Alberti escribió varios textos elogiosos sobre él. 

Y segundo, entendí que María Teresa León nos da una lección a todos los que aspiramos a escribir, al cambiar la perspectiva esperada y desviar el foco desde el luminoso Cid a la oscura Doña Jimena. Esta gran dama medieval tomó decisiones, fue inteligente y autónoma y por supuesto sufrió también el destierro, añoró su tierra y padeció una profunda melancolía.
Renunció a su brillante porvenir para asegurar -tras la figura del conocido caballero- que todo funcionara en la vida cotidiana, en la penumbra proyectada por la larga sombra del conocido protagonista. Un episodio clásico de la lucha feminista.

El relato de la vida de Jimena parece en realidad una autobiografía, la de María Teresa León, recorriendo medio mundo siempre un paso por detrás del poeta de El Puerto. Y por voluntad propia. 



                   Por Agustín Fernández Reyes




Tú me has hecho ver



                            Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción


Tú me has hecho ver

que el mundo es diferente

que las cosas, no son lo que parecen
que la vida no es eterna
y el amor todo lo puede.

Tú me has hecho ver

que las prisas no son buenas compañeras

que el estrés es interminable
que todo lo queremos para ayer
y, sin embargo, cuando llega la muerte
no mira a nadie.

Te lleva en su maleta

y no te pregunta

qué has hecho
ni que harás
ni si eres joven para morir
o viejo para acabar.

Tú me has hecho ver

que no puedo pedir a otra

lo que no soy capaz de hacer yo misma
que en el mundo hay unas reglas
y todos tenemos que cumplirlas
que las normas están para algo más
que para escribirlas.

Tú me has hecho ver

que el antes y el después es lo mismo

que todo es parecido
que la Humanidad ha cambiado poco
con el paso de los siglos.

Que sigue habiendo guerras

que el hambre siempre ha existido

que la salud es una regla
que si la cruzas, has perdido.

Tú me has hecho ver

que la vida es corta

que el mundo es una bola
que va y viene como las olas.

Tú me has hecho ver

tú me has hecho ver...

tantas cosas...


               Concha Collado Lobato.


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