jueves, 11 de mayo de 2017

El bostezo universal


Da igual que me caiga mal, que sea un desconocido, y si me apuras, que la imagen provenga de un televisor. Si veo a una persona bostezar, bostezo.  

 Independientemente del color de la piel, del círculo sociocultural y el continente de residencia. Hay algo en el diseño del humano que está por encima de las diferencias entre los individuos. Y es la pertenencia a una manada.

Dicen que el hecho de que el bostezo sea contagioso permite que en un momento de relativa seguridad, todos los integrantes de un grupo se vayan transmitiendo la información “es momento de relajarnos, podemos hacerlo”.


Y a día de hoy, y a pesar de todo, aún sigue funcionando. Parece que, a veces, el sentimiento de “hermandad” se manifiesta a través del cuerpo. Quizá si prestáramos más atención a este tipo de expresiones, podríamos apreciar todo lo que compartimos en vez de agarrarnos a los matices que nos separan. 


   Esther Alberca Reina




1 comentario:

  1. Para las veces que he pensado que alguien bien se merecía un bostezo en público...
    Y es que la etiqueta, a veces, juega en favor del que no se la merece. Sólo a veces...

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