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…Y es que ha llegado el
momento de poner las cosas en su sitio.
A partir de ahora, la
Sanidad y la Educación elevaran su rango y dejaran de ser derechos para ser un negocio.
¿Qué es eso de sanidad y educación gratuitas? cuando todas las personas
decentes ¡vamos, las que son de bien! saben que la vida resulta soporífera y
sosa si no la dedicamos a hacer negocios. Además, las cosas en su sitio: los
negocios solo pueden ser cosa de los Cleptones que son los que saben y
entienden de eso, y lo demás, puro materialismo bolchevique, que la miel no
está hecha para la boca del asno por mucho que se empeñen en leer a Hegel, a
Kant, a Erich Fromm, y a todos esos locos que se atreven (por pura maldad) a hacer
pensar a la gente. Ya ven ustedes: hacer pensar a la gente. ¡No podrá haber
mayor despropósito!
Y es que todo no iba a
ser así de idílico, pues como siempre, tenían que aparecer los que se mostraran
en desacuerdo con nuestro esplendido y maravilloso sistema de convivencia
cleptómana. Estos inconformes son los incorruptibles, gentuza de mala vida que
solo saben fornicar y mostrar su ingratitud ante nuestros maravillosos dirigentes
cleptócratas; tan ricos ellos, que no les hace falta ni estar bien educados. Y
aún más, en secreto les diré que se sospecha que entre estos incorruptibles se
ocultan unos individuos aún más extremistas y despreciables que han conseguido conspirar
y constituir una organización terrorista llamada Honestia. ¡Qué horror! ¡Solo
el nombre, produce repelús!
Todo el mundo sabe que
los honestos, que así gustan llamarse estos desvergonzados, son unos jayanes que
no se dejan sobornar por nada del mundo, tan fanáticos ellos, que creen a pesar
de los pesares nada más ni menos que en la libertad ¡que atrocidad!, ¿a dónde vamos
a ir a parar? Y no queda ahí, pues los terroristas de Honestia creen en la
descabellada e insoportable idea de la independencia de los jueces. ¿Se podrá
concebir mayor barbaridad?, ¿para qué querrán jueces independientes estos
depravados? ¡Lo que hay que ver!
Y lo que yo les diga, los
honestos son individuos de lo más peligroso, pues en ocasiones han logrado infiltrarse
en las instituciones de Cleptonia. Aunque, afortunadamente siempre han sido
descubiertos en el momento de negarse a aceptar las sobornos que con tanto
primor les ofrecían nuestros cleptócratas. Fíjense ustedes que al ser
interrogados por su abominable actitud, los muy paganos se atrevieron a
calificar de ilegales los sobornos, y para dejar constancia de su desfachatez,
se atrevieron a tildar de corruptos a sus benefactores. ¡Un escándalo! Como si
ser corrupto fuese algo criticable, punible, o inmoral. ¡Qué se habrán creído
estos!
Así las cosas queridos
ciudadanos, debemos estar alerta y como buenos Cleptones denunciar a todo aquel
que se atreva poner en peligro nuestra bendita cleptocrácia, amenazada como
está por los honestos, esos extremistas fanáticos que pretenden vivir en paz y
de forma digna solo con el fruto de su trabajo, ¡qué risa! como si las personas
de bien no supiéramos de sobra que eso es tremendamente aburrido y carente de
glamur. ¡Una utopía, vamos!
Manuel
Bellido Milla.