Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

Contacto y envío de textos:
clubdeletras.uca@gmail.com


miércoles, 22 de julio de 2020

Blog de vacaciones

Amigas, amigos. Tras unos meses tan diferentes en los que este blog ha tenido más actividad que de costumbre y llegado el ecuador del verano, hemos creído oportuno darle un descanso. Este blog del Club de Letras de la UCA retomará su actividad cuando se aproxime la apertura del nuevo curso.

 

Para los miembros del Club de Letras, las comunicaciones seguirán su cauce habitual a través del correo electrónico.

 

Esperamos de corazón que disfrutéis de lo que resta de verano y que las medidas de prevención no mermen vuestra felicidad.


Hasta muy pronto

Coordinadores del Blog:

Ramón Luque y Antonio Díaz

Hablilla. La mascarilla




https://andaluciainformacion.es/hablillas/911347/la-mascarilla/

Hablilla. La mascarilla


Artículo de opinión, por Adelaida Bordés Benítez

publicado el 19-7-2020 en andaluciainformacion.es



        
          En un principio, cuando la pandemia era un vocablo no verbalizado porque se escondía, el uso de la mascarilla se trató como una eventualidad que luego ascendió a complemento. Si hubo un intento o una tendencia a la frivolización fue por la incertidumbre y el miedo que se iban abriendo paso en la rutina. Los diseñadores empezaron a comercializar las suyas con etiqueta y logo, bien por ser lo novedoso o bien pensando en el futuro. La iniciativa no resultó lo esperado, porque pocos o nadie estuvieron dispuestos a pagar más de cien euros por un complemento que no deja de ser un trozo de tela con elásticos, sin garantía de protección. Aun así, se vieron tapando las caras de los asiduos, de los fijos en las revistas, hasta que un par de semanas más tarde las calles se vaciaron y las mascarillas se guardaron, mientras que las otras, las reglamentarias, las genuinas se agotaron.

          La nueva normalidad, que vivimos con la extrañeza de cualquier comienzo, no nos permite dejarlas a un lado y si la olvidamos nos veremos obligados a pagar una multa. Nos lo hemos ganado, se oye. Cierto y los irresponsables nos han regalado este trofeo a los cumplidores. No nos vamos a repetir, acataremos e iremos contando al revés, restando días a un fin muy lejano. Es así y para animar un poco el bajón, las mascarillas se alegran con banderas, escudos, se les estampan colores vivos o bocas pintadas y sonrientes, en fin, un muestrario para elegir. Las de diseño se han reinventado bajando los precios, saliendo de sus tiendas, esperando a ser elegidas en los expositores de los supermercados más conocidos y frecuentados por el consumidor, que las mira con asombro por no ubicarlas en su medio habitual. En el fondo es la oferta y la demanda, la venta y la compra, utilizando el momento como cebo o como recurso para aprovecharlo.

          La otra cara de esta moneda es bien distinta: una fotografía tomada en un poblado africano a un grupo de niños pequeños con mascarillas hechas de cartón y atadas con una guita. Al pie, una leyenda que dice más por lo que no cuenta. Unas letras que pellizcan retorciendo el alma, secando la boca. Una lección que nos hará pensar antes de quejarnos por el daño de la goma tras las orejas o por el cansancio al respirar el aire caliente. Un mensaje que nos hará callar antes de protestar por el endurecimiento de esta medida. Unas palabras que intentan esconder otra, reescalada, antes de que se verbalice con enjundia.


                           

viernes, 17 de julio de 2020

Flor de un día

Flor de un día.

Flor de un día 
pétalos delicados
sonrisa melancólica 
en el fondo una vida 
discurre agónicamente 
en paredes sin sol ni luna.

Así, llamó a la puerta sus ilusiones
marchitándolas  suavemente 
vanas  promesas 
refugiadas en la rutina
falsas esperanzas
vestidas de engaños.

Flor de un diario
faltas de ortografías 
angustiosa realidad
palabras repetidas
un alfabeto escaso
que el tiempo no cura.

Flor de cicatrices ocultas.
Flor del llanto.
Flor del miedo.
Flor de lágrimas. 
Flor del soledad.
Flor del silencio.
Flor de muerte temprana.
Flor de un día,
sin funeral, ni cementerio.

Francisco Herrera López.

Hablilla. La foto

https://andaluciainformacion.es/hablillas/910113/la-foto/

Hablilla. La foto


Artículo de opinión, por Adelaida Bordés Benítez

publicado el 13-7-2020 en andaluciainformacion.es



Es una de las miles que se toman al cabo del día, una forma de pasar el tiempo atrapándolo para difundirlo y conseguir el mayor número de pulgares arriba, el premio a la inmediatez. Es un hecho, de las redes sociales alguna cae a las tertulias radiofónicas, a los periódicos, ganándose un lugar en la actualidad, aunque su tiempo no llegue al minuto. La del titular ha sido tan curiosa como peligrosa, así encabezaba el texto antes de mostrarla. A modo de introducción iba preparando el ánimo y los ojos, pues había que buscar un detalle, como el pasatiempo de un antiguo tebeo.

Si la rescatamos, el primer golpe de vista nos sitúa en un bar. Luego observamos dos niveles: en el primero, el barman llena una copa de lo que parece un grifo cervecero. En su actitud solícita y cordial nos espanta verle la mascarilla bajo la nariz, mientras manipula el artilugio sin guantes. Cierto, hay gente que la lleva de pulsera o enganchada en una oreja, gente que ignorando las normas besa y abraza a los otros. Y si esto es para echarse a temblar volvamos a la foto. Por recomendación del tuitero utilizamos el zoom para acercarnos al segundo nivel y descubrir el detalle: un cliente con la mascarilla en los ojos. Unos segundos y reaccionamos pensando en la ocurrencia, en la espontaneidad antes de colocarla en su sitio. Los comentarios incendiaron la Web y fueron escalofriantes, porque la mayoría eran emojis carcajeando.

Se trata de una foto con muchas lecturas y no precisamente chistosas, más aún en este momento, por donde pululan la duda y el desconcierto, momento de bulos y desinformación que desorienta y hace temer. También se aprecia una lectura de denuncia. Los ojos tapados, la mascarilla descolocada, ese antifaz simbolizan lo que realmente está ocurriendo, provocado por cuantos se niegan a cumplir las normas, aludiendo claramente al refrán. Se entiende la hartura, el esfuerzo enorme al encarar el día y un futuro breve, oscuro y a plazos.

Vivimos una situación más incierta cada vez y en lugar de extremar los cuidados, estos grupos se relajan tapándose los ojos. Así no pararemos el virus. Por duro que resulte, peor será perder la vida o ver cómo la pierden los nuestros.

Miremos la foto. Nos recuerda que la responsabilidad cuesta y ser responsable también. Pero merece la pena. Juntos podemos lograrlo. Estamos a tiempo. Ánimo.

jueves, 16 de julio de 2020

El comentario crítico literario

El comentario crítico literario

A los que me han preguntado cómo seguir elevando la calidad literaria de nuestros textos les respondo que el mejor -el inevitable- método es el de la lectura crítica de los escritos ajenos y el comentario autocrítico de nuestros propios trabajos. En otras palabras podemos decir que no tenemos más remedio que seguir leyendo y releyendo aplicando principios, criterios y pautas de análisis o, en otras palabras, efectuando ejercicios prácticos de comentarios de textos. En esta ocasión sólo os propongo algunas nociones elementales.

El comentario crítico literario es un instrumento didáctico que pretende facilitar la lectura en profundidad -interpretativa, placentera, valorativa y creativa- de los textos literarios de las diferentes épocas, géneros y estilos. Las claves fundamentales de cada comentario están implícitas en las entrañas del propio texto y en las características que definen a su autor, a cada género y a cada obra.

Las pautas de los comentarios deberán ayudar a descubrir el significado profundo literario -denotativo, connotativo, estético- de cada uno de las obras. Hemos de partir del supuesto de que la adquisición de la destreza crítica no se improvisa sino que exige la práctica habitual, escalonada, orientada y autocrítica.

El siguiente esquema está concebido con una intención preferentemente didáctica; posee, por lo tanto, un carácter introductorio y, en consecuencia, un horizonte general. Hemos de insistir en que el punto de partida del complejo proceso de comentario de texto es su lectura detenida reiterada y atenta para descubrir los elementos característicos y los rasgos peculiares. En la explicación seguimos el siguiente esquema:

Los géneros literarios

Los géneros literarios[1] -modificándose y adaptándose a las necesidades de cada época- constituyen los grandes cauces temáticos y formales por los que han discurrido las creaciones literarias. Estas "formas básicas de presentación literaria" (Kurt Spang, 1993: 24) han servido, al menos, para agrupar de manera articulada la "selvática floración" de formas literarias.

Debemos advertir que, aunque no se deben usar como una escala jerárquica de valores estéticos, proporcionan al crítico un valioso instrumental descriptivo e interpretativo ya que, como afirma Miguel Ángel Garrido Gallardo, "parece que no debe caber duda acerca de que el estudio de los géneros literarios es una encrucijada privilegiada para otear los principales problemas de la teoría de la literatura atendiendo a la vez a la creación individual, al componente lingüístico y al factor social" (1988: 25), los tres factores fundamentales de la comunicación literaria. 

Seguiremos la próxima semana.


José Antonio Hernández Guerrero



[1]Véanse Tomás Albaladejo Mayordomo, 1992, Semántica de la narración: la ficción realista, Madrid, Taurus; Miguel Ángel Garrido Gallardo (ed.), 1988, Teoría de los géneros literarios, Madrid, Arco; Alfonso Martín Jiménez, 1993, Mundos de texto y géneros literarios, Universidade da Coruña; Kurt Spang, 1993, Géneros literarios, Madrid, Síntesis; VV.AA., 1986, Théorie des generes, Paris, Seuil.

miércoles, 15 de julio de 2020

La paradoja

La paradoja

Una amplia serie de los procedimientos retóricos y poéticos tienen como fundamentos los principios de la “oposición” o el de la “repetición”. Fijaos cómo los construimos relacionando objetos, episodios o palabras diferentes o reiterándolos con el fin de generar diferentes efectos acústicos o intensificando sus significados. 

En esta ocasión me refiero a las “figuras retóricas y poéticas construidas mediante diferentes tipos de oposiciones de palabras o de ideas diferentes. Con el uso de este recurso expresivo los textos filosóficos, retóricos y literarios pretenden, además de llamarnos la atención, sorprendernos y estimular nuestra la reflexión sobre la complejidad de la realidad, hacernos reflexionar con el fin de que indaguemos o imaginemos unos mundos posibles y, a veces, gratificantes.  Entre las principales figuras destaco

La Antítesis: el empleo de palabras de significados “opuestos”, denominadas “antónimos” -como, por ejemplo, amor/odio, blanco/negro, grande/pequeño, claro/oscuro- o de expresiones de sentidos contrarios como, por ejemplo, “Este avance es un pequeño paso para un hombre pero constituye un importante adelanto para la humanidad”. La antonimia, por lo tanto, es una variante de la figura retórica de la antítesis

La Paradoja consiste en la unión de dos ideas opuestas que resultan contradictorias: "al avaro, las riquezas lo hacen más pobre".

El Oxímoron produce contradicción e incoherencia entre dos palabras seguidas: hielo abrasador, silencio ensordecedor, clamoroso silencio, docta ignorancia, sociedad unipersonal.

Internet nos ofrece una amplia selección de ejemplos de sus diferentes usos en literatura, filosofía, religión y en el uso popular como, por ejemplo,

-      “Es tan corto el amor y tan largo el olvido”, Pablo Neruda
-      “Cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer”, Rubén Darío
-      “Solo sé que no sé nada”, Sócrates
-      “El corazón tiene razones que la razón no entiende”, Blaise Pascal
-      “Si anhelas la paz, prepárate para la guerra” Publio Flavio Vegecio
-      “El hombre occidental pierde la salud para ganar dinero y luego pierde el dinero para recuperar su salud”. Atribuido al Dalai Lama
-      “Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará”. Mateo 16, 25
-      “Los últimos serán primeros y los primeros, últimos”, Mateo 20, 16
-      “El que se haga pequeño como este niño, ése será el más grande en el Reino de los Cielos” Mateo 18, 4
-      “Eres como la Rosa de Alejandría, que se abre de noche y se cierra de día” (refrán popular).
-      Prohibido prohibir”. Revolución de la Sorbonne, Mayo 1968

En mi opinión, la raíz de esta fuerza expresiva reside en esa contradicción existencial entre la vida y la muerte. La vida y la muerte forman una unidad indivisible e invaden todo el dominio humano: la muerte puede propiciar una nueva vida. En realidad significan dos partes complementarias de un proceso irreversible. El nacimiento y la muerte están simultáneamente presente en cada etapa de la existencia humana. El tiempo cumple una función aniquiladora porque reduce el capital potencial de la vida y acorta también el horizonte de la muerte: la vida posee un contenido mortal pero la muerte contiene un sentido positivo porque abre y estimula  la posibilidad de vidas más intensas.

Los amigos que tengan ganas de seguir profundizando en esto conceptos y conocer algunas de sus aplicaciones pueden entrar, leer, releer y comentar los siguientes trabajos:




          José Antonio Hernández Guerrero



Ovidio. Metamorfosis

Ovidio
Metamorfosis , I, 89-112

La edad de oro


Vino en primer lugar la Edad de Oro,
que, sin garante alguno,
por sí sola, sin leyes, 
procuraba lo justo y verdadero.

No existían castigos ni pavores,
ni grabadas en bronce
palabras de amenaza;
ni temían el rostro de sus jueces
las suplicantes turbas, pues estaban
tranquilas, sin garante.

Ningún pino, cortado
para explorar países extranjeros,
había descendido aún de los montes
a las límpidas aguas,
ni los mortales conocían playas
que no fueran las suyas.

Aún no estaban ceñidas las ciudades
por escarpados fosos,
y no existía el bronce, curvo o recto,
de trompas y trompetas,
ni cascos, ni puñales;
y, sin necesidad de gente armada,
podían cultivar sus dulces ocios,
sin inquietud, los pueblos.

Y hasta la misma tierra,
libre de cargas y jamás herida 
por rastrillos y arados,
lo regalaba todo por sí sola.

Contentos con los frutos producidos
sin exigencia alguna,
tomaban las primicias del madroño,
las fresas de los montes,
las frutas del cornejo
las moras de los ásperos zarzales
y las bellotas que al azar caían
del ancho árbol de Júpiter. 

Gozando de una eterna primavera,
los apacibles céfiros
con tibia brisa acariciaban flores
nacidas sin simiente.

Pero, además, la tierra producía,
sin labrar cereales;
y el campo, sin barbecho, emblanquecía
con espigas granadas. 

Ya los ríos de leche serpenteaban,
ya los ríos de néctar,
y rubias mieles iban goteando
de la verdosa encina.



Traducción de Esteban Torre

Hablilla. La del cocodrilo


HABLILLA 869



Hablilla. La del cocodrilo


Artículo de opinión, por Adelaida Bordés Benítez

publicado el 15-6-2020 en andaluciainformacion.es




         No podía faltar, porque ha descongestionado un poco la saturación informativa. Las circunstancias mandan, sin embargo el lector agradece el espacio a otras noticias que conforman la actualidad. Al revisar la memoria son las que aparecían con cierta relevancia en los primeros periódicos gratuitos, repartidos a pie de calle, en las paradas del transporte público, echando de menos al voceador. Hoy, su publicación en papel compatibiliza y capotea como puede la digitalización y en este campo sí tienen cabida estas curiosidades, dando al lector la posibilidad de elegir entre varias versiones.

         El caso es que el Pisuerga, río asociado a la circunstancia favorable para realizar algo, ha sido noticia porque fue visto un cocodrilo cruzándolo de una orilla a otra. Resultó desconcertante pero no increíble, pues hay gente con mascotas que ponen en peligro no sólo su vida, sino la de sus vecinos. Hace unos días uno de estos fue mordido por una de las serpientes que tenía en su casa. Murió horas después. Si no le hubiera dado tiempo a ir al médico, se habría dado en el barrio la misma situación de hace al menos cuarenta años en la pescadería de nuestra plaza de abastos, cuando echaron agua en lugar de hielo a una caja de anguilas. El miedo llevó a la exageración, ya que aseguraron verlas meterse en la fuente de la Plaza de Rey. Pero volviendo al reptil y a las excentricidades, es inevitable pensar en la película La bestia bajo el asfalto, en el niño que tiró la cría de cocodrilo al retrete y acabó en los desagües, alimentándose de basura mientras crecía hasta sentir la llamada de la naturaleza, despertando su instinto depredador. En un principio se pensó en algo parecido. Luego se habló de un animal de grandes dimensiones. Revisadas las huellas y los restos de un pez, una nutria ocupó el lugar del cocodrilo.

         Si pasan los días y el asunto no se mueve, la duda y el sentido del humor se aliarán paliando el miedo a la reaparición, hasta que otra noticia curiosa lo extravíe. De momento tenemos la elección del lugar para pasearse, el afluente del Duero, el río de Machado, el que corre terso y mudo, mansamente, el que fue contemplado por el poeta en todas las estaciones, reflejando en él su propia melancolía al cruzar las sierras y las nieves o el páramo sombrío. 

         De momento, no hemos vuelto a saber del reptil. Su avistamiento ha recordado el paso del Pisuerga por Simancas, alejándolo de la manida referencia habitual.
         Ánimo y a por otra semana.
                           

                            Adelaida Bordés Benítez, 15 de junio de 2020

martes, 14 de julio de 2020

EL ARTISTA NO MUERE




(Elegía a mi querido profesor de pintura y gran amigo, Ángel)

¡EL ARTISTA NO MUERE! 

Vivir en el corazón de 
los que dejamos atrás no es morir. 
(T. Campbell)


—Dicen que he muerto... ¡Falso!
¿Acaso no me oís cuando la Isla llora? 
¿En la brisa que mueve las sapinas?
¿Cuándo bailan las olas en la playa?
Mi espíritu infantil, adolescente, adulto,
revive entre las calles de mi pueblo.
¡No he muerto... no!  Decidle,
que dejen de tañer ya las campanas...
Quiero oír su repique, que suene jubiloso
porque alegre renazco en cada aurora
y me pierdo al fundirme en el ocaso.
Las gaviotas que vuelan
      cerca de mi ventana,
cantan a mis pinceles con graznidos
y exaltan los colores
que acicalan paredes de mil casas.
Ofrecí a mis alumnos, gran parte de mi arte
y a mis grandes amigos, mi familia los hice.
Las gaviotas, el mar, las salinas, mi Isla,
pregonan que mis lienzos serán siempre inmortales…
                  ¡Escuchadlos! ¿No oís?
                 Os dicen… que no he muerto.
__________

—Dices que no te has ido; que estás en las gaviotas...
Que en las calles y el mar, tu aliento siempre existe,
que sigue aquí tu musa, que escondiste en la sal,
mientras tú vas pintando, celestiales senderos.
Tu alegría y tu arte a todos ofreciste...
Tus amigos sabemos de tu amor verdadero.
Y tu pueblo no olvida a sinceros vecinos
tal como fuiste tú hasta este día triste.
Sentimos tu presencia honesta y verdadera.

Angel Torres Aléu, el pintor de la Isla,
tu pueblo ahora te llora...
Orgullosa se siente, tu tierra salinera.
_______________

—No me iré de esta tierra...
Estaré con el aire
que salta por el este
cuando el sol lo provoca.
Se hará mi alma llanto
al lado del que sufre
porque le hiere el hambre.
Gozaré con vosotros
cuando alegres cantéis,
y en las anochecidas
seré ángel que vela
el sueño merecido.
   Nunca digáis que he muerto...
                        Que el artista no muere.
                         ¡Sus lienzos son eternos!
________________________________________

M.ª Jesús Rodríguez Barberá
         (Alumna de Torres Aléu)

BREVE Y PROFUNDO: María Jesús Rodríguez Barberá



BREVE Y PROFUNDO: María Jesús Rodríguez Barberá

Por Ramón Luque Sánchez

A veces, nos encontramos con escritores de una vocación tardía. Despiertan a la Literatura en la madurez, después de una vida dedicada a otros menesteres, y lo hacen aportando originalidad y calidad. Tienen prisa por publicar, probablemente porque tienen mucho que decir. Este es el caso de Mª Jesús Rodríguez Barberá, a quien va dedicada esta entrevista. Ella pertenece al Club de Letras, al Ateneo de Cádiz y a la Tertulia Río Arillo.
Mª Jesús, irrumpes en la Literatura con “Despedida a la llanera”, una novela en la que combinas ficción y realidad, creas así una historia novelada en la que, además, introduces el mundillo de internet, hoy muy normal, pero en el momento en el que es publicada, 2004, no lo era tanto. ¿Qué te empuja a escribir a una edad en la que la gente piensa ya en la jubilación?
R.- Antes, jamás había escrito un verso, a pesar de tener memorizado muchos. Me gustaba la poesía desde pequeña. Puedo decir que lo que me empujó a escribir fue “la poesía del mundo virtual”. También coincidió con que pasaba el día solo en casa. Así fue como, sin dejar el “plumero” (pese a que estudié Enfermería, he sido esencialmente ama de casa), me fascinó la “pluma”, a pesar de mis años.

 P- Toda obra publicada guarda dentro de sí una historia personal que muchas veces atrapa al autor, ¿cuál es la historia de “Despedida a la llanera”?
R.- Es la búsqueda a través en Internet de mi hermano, que hacía 20 años se había marchado a Venezuela, obligado por un asunto doloroso. Lo que narro son hechos reales, pero muy novelados. En ella destaca la amistad en las redes, que en aquello tiempos estaba muy desprestigiada. También, como en toda novela, aunque sea realista, no falta amor, frustración, desesperanza, muerte, fraternidad, desprendimiento, alegría, angustia…

P -Imagino que antes de dedicarte a escribir fuiste una gran lectora, de lo contrario no se comprende tanta calidad literaria, ¿cómo fue tu relación con el mundo de los libros antes de ponerte a escribir?
R.- Esencialmente, la lectura. He leído según el momento personal por el que pasaba. En mi época de estudiante recuerdo “La Regenta”, “El Quijote”, “La Celestina” “Ana Karenina”, Guerra y paz…  Durante otra época, los libros de espiritualidad de diversas religiones, sobre todo del Jesuita hindú, Antony de Melo, destacando de este autor, “El Canto del Pájaro” También las biografías de grandes personajes me cautivaron. En cualquier caso, la lista sería interminable.

P - Determinante en tu obra, ha sido Safo de Lesbos, a ella le dedicas tu discurso de ingreso en el Ateneo de Cádiz, y su nombre da título a tu primer poemario: “La décima musa. Safo de Lesbos”, premiado en 2005 el prestigioso Certamen Internacional de Poesía Ana de Valle, de Avilés. ¿Qué te ha aportado su figura para dedicarle tantas páginas?
R.- Me impresionó que esa primera poeta del mundo occidental, contemporánea del profeta Isaías (VI a. C.), escribiera esos sentidos y emocionantes versos líricos, como si los hubiese escrito cualquier poeta romántico de ahora, cuando su referente era la poesía épica. Primero leí sus estrofas sáficas. Me encantaba descubrir y resucitar tipos de poemas y estrofas casi olvidadas. Entre ellas me llamó la atención la sáfica por su acentuación más complicada y por su musicalidad, lo cual supuso un reto para mí. Inevitablemente, quise saber más sobre su autora, a la que principalmente se la conoce por sus tendencias lésbicas. Me pareció injusto que tan magnífica poeta, a la que Platón llamó “La décima musa”, no tuviese un reconocimiento lírico como se merecía. Su condición sexual en aquella época era irrelevante, ya que cualquier amor estaba permitido tanto en hombres como en mujeres.
Fueron siglos después cuando condenaron sus libros a la hoguera por considerarlos inmorales, con lo que nos queda muy poco de su obra.

P - Gran parte de tu obra poética está escrita en estrofa sáfica, ¿no está demasiado antiguo el escribir utilizando este tipo de versos y estrofas?
R.- En absoluto. Tampoco la consideró así el jurado que me premió y publicó el poemario, “LA DÉCIMA MUSA”, escrito en estrofas sáficas.

P - Dentro de tu producción literaria, hay una obra que a mí me gusta especialmente, hablo de “Lágrimas escondidas”, una historia novelada por encargo, en la que das voz a una mujer que no sabe escribirla ni darle forma. ¿Cómo fue la experiencia de meterte en la piel de otra mujer para contar tanto dolor?
R.- Buena pregunta… Si te digo la verdad es lo que más trabajo me ha costado escribir, sobre todo porque al ser un encargo, no escribía de mis sentimientos y vivencias, sino que era la vida de una persona extraña. A veces me estremecía de que hubiese personas tan malvadas. Yo misma me asombro al leerla ahora, de cómo pude plasmar tanta crueldad y dolor, y a la vez que mantuviera el interés en todo momento.

P - A lo largo de los años, los premios, reconocimientos y publicaciones se suceden. ¿Qué sientes si echas la vista hacia atrás?
R.- Satisfacción… Mucha satisfacción porque he visto recompensado los esfuerzo y estudios poéticos de esos primeros años. Cuando leo mi obra, veo la diferencia (no lirica ni temática), de aquellos primeros poemas y los de ahora, sobre todo en calidad métrica y estilística.

P - Al tiempo que escribes, empiezas a pintar. Fruto de estas dos vocaciones es tu libro “A Pluma de gaviota”. ¿Qué representa esta publicación en el conjunto de tu obra?
R.- Efectivamente, nueve años después de escribir, tras asistir a una exposición del profesor Ángel Torres Aleux, quise empezar una nueva aventura con los pinceles. Un día coincidí con el que luego fue mi querido profe y decidí acudir a sus clases. Mi deuda con él es enorme. En mi último poemario publicado “A Pluma de gaviota”, preparé un “doblete”: una exposición al óleo y la presentación del libro. Cada poema iba precedido por una foto de mis pinturas, con lo que uní mis dos hobbies favoritos que se complementan. Como decía Leonardo Da Vinci: “La pintura es poesía muda; la poesía, pintura ciega”.

P - Si tuvieras que salvar algo de tu obra literaria, ¿con qué te quedarías?
R.- Sin dudarlo, la novela “Despedida a la llanera”. Con ella pude, de alguna forma, hacerle saber a mis paisanos la verdad de todo lo ocurrido con mi hermano, y así, informar bien al mal informados o malintencionado, que también los había. Solamente podía hacerlo con mi pluma. Fue un acto de justicia. Se lo debía.

P - A estas alturas de tu vida, ¿de qué autores te muestras deudora?
R.- De todos, clásicos y modernos, pero a ninguno en especial porque mi principal fuente de inspiración han sido los grandes maestros de un foro de internet que me iniciaron en “La auténtica poesía”. También estoy en deuda con Juan Mena y Manuel Pérez Casaux, grandes poetas de la Tertulia Río Arillo.
P - Sin pensarlo dos veces, di el nombre de un libro, un poema y un pensamiento que te acompañen en la vida.
R.- ¿Un libro?: “JUA RAMÓN Y YO” del escritor y poeta, Antonio Bocanegra.
¿Un poema?: “POEMA DEL RENUNCIAMIENTO” de José Ángel Buesa. No es el poema que considero más bueno, pero es de los que me sé de memoria antes de intentar ser poeta.
¿Un pensamiento?: “No importa los años de la vida… importa la vida de esos años”

P - ¿Qué te aporta el Club de Letras como escritora?
R.- Últimamente, por causas de salud, no he asistido mucho, pero no he dejado de estar en contacto y de publicar en Speculum.  El Club de letras me aporta: Ilusión, amistad, fuente de sabiduría, autoestima, y la esperanza de que nunca es tarde para nada… porque según palabras de Don José Antonio, “lo que merece ser hecho, merece ser mal hecho”.







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