8 DE MARZO “POR TI MUJER”
El
feminismo mal definido por la mayoría de la gente, consiste en la
lucha de las mujeres – actualmente también hombres- por la
igualdad entre nosotras y ellos. La errada interpretación del
feminismo hace creer a los detractores que lo que nos interesa es
destacar o conseguir derechos que anulen a los hombres, cuando la
realidad es que queremos ser consideradas personas igualitarias a
ellos, tanto en derechos como en deberes, y uno de esos pasos es el
empoderamiento de las mujeres como personas con entidad propia y como
trabajadoras tanto fuera como dentro del hogar.
La
fundadora del feminismo fue Simone de Bauvoir (escritora y filósofa).
La primera mujer trabajadora, Clara Zetkin, nacida en Alemania y de
origen judío en 1857, destacó como una gran luchadora por los
derechos de la mujer, entre ellos el derecho al voto. Ejerció como
política, profesora y activista. Entre mujeres feministas y
emprendedoras, encontramos a: Marie Curie, Virginia Woolf, la
española Clara Campoamor, Amelia Earhart, Rosa Parks, Rosalind
Franklin y muchas más...
Existen
derechos adquiridos y que se están vulnerando como, el derecho a una
vida sin violencia machista, sin violencia doméstica, la no
discriminación laboral o el derecho a ser libres.
En
México, la ciudad de Juárez está considerada como ejemplo de los
lugares donde existen más casos de femicidio arbitrario –lo mismo
en caso de mujeres adultas que en adolescentes y que en niñas-,
donde también se vulnera el derecho a la garantía y protección
policial y judicial a causa de la corrupción y que las deja
indefensas y sin opción de ayuda por las propias autoridades.
Las
religiones también tienen su base de poder sobre la mujer y que en
facciones extremistas como el Islam, que aunque proclama la no
violencia y la igualdad entre sexos indica claramente la superioridad
del hombre. Este resquicio es aprovechado por unos muchos que exaltan
la falta de dignidad y de respeto – ya no sólo como mujer, sino
como ser humano- , la violencia física, la psicológica, la
prohibición al trabajo, la negación como educadora de los hijos
varones –que heredarán por ese motivo el mismo pensamiento
violento y machista del padre- y la obligación de enseñar a sus
hijas la sumisión a los varones. En resumen la anulación total como
personas.
Pero
no hace falta irse tan lejos para encontrar países y religiones
donde dentro de sus núcleos familiares exista la violencia machista.
Podemos partir de nuestro propio país, España, con la desigualdad
laboral, la desigualdad social y la violencia de género. Tan sólo
el 67% de las mujeres en edad de trabajar tienen empleo, pero la
desigualdad en especial la de género, comienza en casa. La igualdad
no se conseguirá sino a través de la educación.
Existen
posibles soluciones como, eliminar la brecha salarial, la educación
basada en valores, impulsar a mujeres y niñas para que estudien
campos dominados por los hombres y el reparto de responsabilidades.
Para luchar contra la violencia de género y la violencia machista,
debemos escuchar y creer a las supervivientes, enseñar a la próxima
generación y aprender de ella; exigir respuestas y servicios
adecuados para su propósito, comprender que es el consentimiento,
conocer los indicios del maltrato, demostrar oposición a la cultura
de la violación, conocer los datos y pedir información y sobre todo
denunciar, si somos testigos o protagonistas.
Quiero
dedicar un espacio, entre estas líneas, especialmente a la trata de
personas, y por ser el día que es, especialmente a la trata de
mujeres y niñas, sobre todo menores. La trata es una forma de
esclavitud y de violencia de género que vulnera los derechos humanos
y que consiste en la explotación de menores con su compra y venta
para fines sexuales. Andalucía ha creado un Plan Integral contra
ello y un protocolo de protección que consiste en una Guía de
Recursos para la atención de las víctimas, Guía para la
comunicación, Guía de Intervención, cuidados para la salud y Marco
Legal.
Durante
todo el año podemos ver y escuchar campañas contra la violencia de
género, eso nos hace reflexionar sobre cómo debemos actuar para
prevenirla. Un día como el 8 de Marzo, Día Internacional de la
Mujer, también hay que pensar y mucho en los derechos de esas
mujeres y niñas
secuestradas,
drogadas, violadas, maltratadas, torturadas y asesinadas brutalmente
por mafias organizadas que con la excusa de procurar un trabajo
remunerado que ayude a sus familias, son traídas de otros países,
sobre todo del Este y Sudamérica, engañadas y obligadas a pagar una
deuda que nunca tiene fin. Niñas y mujeres de 9 a 18 años son
sometidas en una cárcel de la que podrían salir a buscar ayuda si
el terror aplicado por sus carceleros no las paralizara. Amenazan con
matar a sus familias, bien en España o en sus países de origen, y
con la presión psicológica de que si escapan o tan siquiera lo
intentan, ellas también podrían morir. Por eso un puñetazo o una
bofetada
que
les puede llegar a romper el tímpano –como mínimo- antes de
llegar a pensarlo.
Ese
puede ser el recibimiento de una niña virgen, asustada, manipulada y
que si rompe a llorar, solo con ver la mirada de su agresor, puede
orinarse encima de miedo.
Este
crimen tiene el objetivo de crear redes de esclavas sexuales y
venderlas a prostíbulos donde borrachos, psicópatas, maníacos,
pedófilos o drogadictos tienen acceso libre a ellas y poder
utilizarlas con violencia y a su antojo. En estos prostíbulos tienen
cabida hombres de cualquier ámbito social, político o religioso,
cualquiera que pueda pagar por su capricho sin importar el estado en
que quede la mercancía, ya la sustituyen por otra. Y pobre de
aquella que no consiga satisfacer al cliente de turno en todas sus
peticiones, las represalias pueden ser mortales. Esto conlleva
también la venta de drogas en las mismas casas y que los mismos
usuarios consumen y proporcionan pingües beneficios a los
responsables de la red.
La
autoestima de estas mujeres se ve degradada hasta tal punto en que
dejan de existir como los seres humanos que eran cuando llegaron para
convertirse en despojos humanos física y psicológicamente.
Normalmente, de ello se encarga una “madame” que cubierta
por un matón de dos por dos, y autorizada por el encargado de la
casa, puede decidir entre la vida y la muerte de cualquiera de ellas
por el sencillo hecho de que se le cruce por el camino.
Cuando
visibilicemos a mujeres maltratadas física o psicológicamente, y
entre las que podemos estar cualquiera de nosotras, hagámoslo
también por aquellas que no pueden escapar y elegir su forma de
vida, por las niñas que se hacen mujeres y víctimas en cuestión de
días que también son arrastradas, apaleadas y cualquier ignominia
que se le pueda ocurrir al psicópata encargado de su encierro hasta
que dejan de ser útiles, se las mata, se entierran y nadie vuelve a
saber de ellas.
Carmen
Franco