Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

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domingo, 29 de mayo de 2022

Lunes. Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

Lunes


 

La noche se repite. El joven palpa las llaves en el bolsillo del interior de la cazadora. Fue un flash rápido: el olor a ron con ginebra y el humo llegaría al dormitorio de sus padres. Pero está incapacitado como para realizar otra tarea que no sea introducir la llave en la cerradura. Después de varios intentos se felicita como si hubiera abierto una caja fuerte. El padre al oírlo, se visualiza con las muelas apretadas, cogiendo a su hijo por el hombro, empujándolo por el pasillo. Tambaleos y monosílabos de borracho hasta sentarlo en una de las sillas del comedor; verterle whisky por la boca como si fuera un detergente líquido, pero sin suavizante. Fue la primera intención. Pensó que vomitaría como lo había visto en algunas películas. Vomitaría la insensatez. Su mujer, que nota que su marido se va a levantar, lo coge del brazo. Mañana hablas con él, le dice mientras le busca la mano debajo de los pliegues de la sábana. Están atentos a los ruidos que traspasan los tabiques, que imantan golpes metálicos del pasado de otro hijo.

 -Hay que cambiar de táctica, le replica el padre.

El joven sigue el pasillo. Se saca una manga de la cazadora. Pierde el equilibrio y desplaza la fotografía de su hermano de la pared. Cierra la puerta y siente la instantánea del aire seguro. El pantalón se resiste. Se ayuda con la alternancia de las piernas como cuando era pequeño, dejándolo arrugado en el suelo. La cama recibe su cuerpo de un golpe. Bocabajo. Durante unos minutos el joven siente la pesadez de los muslos, el esfuerzo al inhalar aire, el descanso del rostro ladeado y el hilillo de saliva que se desliza por la comisura de la boca hasta la anestesia general.

 

 

El martes anterior, la madre había ido a la cita tutorial con paso ligero y con el estómago contraído.

-Disculpe la tardanza  –se excusó la tutora mientras ponía una carpeta encima de la mesa. La abrió por el señalador fluorescente.

La clase vacía condensa el sudor ajetreado de los jóvenes. Se observa en la pizarra digital un esquema de palabras en mayúsculas: complejidad, intertextualidad, exageración… A la profesora le hace falta peinarse. Amablemente le habló de las posibilidades artísticas de su hijo y del sentido del humor que a veces asomaba. Esa última apreciación le asombró. Desde el accidente de su hermano, tiene hundido el pecho y contesta con monosílabos. Escapismo, es otra palabra que lee en la pizarra.

El lunes ordena la semana, se dijo la madre que se levantó activa. Quiere componer la ilusión de la normalización.  Su marido desayuna en el puerto con los compañeros de trabajo y les preguntará por sus hijos adolescentes. Pero sus comentarios no lo dejarán calmado. Sólo habrá escuchado otras historias de hijos e hijas que infringen los horarios, que no colaboran en las tareas de casa, que ruedan por la ciudad sin casco.  Su hijo ha pagado para tener un interrogante tatuado en la nuca y él no lo sabe, ni su madre tampoco.  A estas horas su madre prepara un bocadillo y el café para su hijo. Llegará tarde al trabajo, llegará tarde al instituto. Entra en la habitación, sube la persiana, y él responde con un grito exagerado tirándole el estuche de la férula. No puede ser que otro día faltes a clase, le reprende la madre que se siente blanda y acobardada. Cómo referirle además que la habitación apesta a tabaco y que su otro hijo vuelve implacable al territorio acotado por el escapismo y la hipérbole, y ella vuelve a doblarse por la cintura sin aliento, quebrada, otra vez quieta.



             Josefina Núñez Montoya

             24/04/2022

VIVIR SIN TUS BESOS. AMORES PROHIBIDOS. Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

VIVIR SIN TUS BESOS

 

Bésame un poco si quieres,

pero sólo eso, no me vayas a llenar de besos,

ya ves que mi alma no puede.

 

Bésame un poco si quieres,

porque sé que apareces en mis sueños

y no quiero volver a vivir

este amor que tanto duele.

 

Bésame un poco si quieres,

más deja que siga mi camino

donde no esté contigo

donde no duela el olvido

y las noches sean leves.

 

Bésame un poco si quieres,

pero no irrumpas en mi vida

hoy, que has hecho un hueco en la tuya

y a la luz de la luna

te acercas como si nada

apoyando tu mejilla en mi almohada.

 

Bésame un poco si quieres,

más luego, déjame en la soledad de mi alcoba

con los recuerdos dormidos,

sin saber que te has ido,

pues vivir sin ti, amor, también se puede.



AMORES PROHIBIDOS

 

Se asemeja la distancia a la noche

en el profundo hueco del olvido                                                                 

injerto de sabia dulce

néctar de mandarino.

 

Nunca cuajó en mis venas

de robusto naranjo agrio y vacío

ahonda la pena ahoga el recuerdo

de aquellos días imprecisos.

 

Ahora que a destelladas arranco unos versos

de mi pluma de ave del paraíso

buscando el grano picoteo

en las baldosas de mis mármoles de estío.

 

En el recuerdo, tu cabellera al viento

mi dama de los suspiros

que a mis imberbes años deslumbrabas

los veranos descubriéndome a mí mismo.

 

Noches de luna plateadas

tras los cristales vacíos

de ventanas a las que nadie se asomaba

solo la verdad cruel de mis amores prohibidos.

 


         Ricardo Carpintero González

VIENTOS DE PAZ. Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

VIENTOS DE PAZ

 

Como en un hermoso sueño

SIETE aves vi volar.

De oro eran sus plumas

recortadas en el mar.

 

En su vuelo refulgente

la JUSTICIA vi pasar,

BONDAD se llamaba otra

y a su lado la VERDAD.

 

VITALIDAD me hizo un guiño,

un regalo INTELIGENCIA,

una dorada pluma

para pintar a INOCENCIA.

 

Todas iban volando

A una gran velocidad.

Arrastraban en el aire

PERDON y NECESIDAD.

 

Iban con prisa buscando

un árbol para anidar

donde se encuentra escondida

el ave llamada PAZ.

 

            Concepcion Conde Ortiz

¡MÍRALO COMO NAVEGA!, Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

 Dedicado a todos los que pasamos por días grises y abatidos, para que levantemos el ánimo.



¡MÍRALO COMO NAVEGA!

 

¿Por qué tu barco está anclado?

¿Qué pasa que no navega?

Es triste ver los veleros,

con sus arriadas velas.

 

Siempre navegando estaba,

hubiese la mar que hubiera.

Era valiente... atrevido...

¡Quítalo de la escollera!

 

Ningún viento le asustaba...

ni el levante, ni el poniente,

ni siquiera “calma chicha”.

A todos hacía frente.

 

Cuéntame  lo que le pasa...

¿Por qué esa apatía ahora?

No consienta que a su casco

se peguen tantas escorias.

 

Ponlo en la “marina seca”,

rasca su casco tan sucio.

quita esas algas y lapas...

¿No ves los escaramujos?

 

Remózalo y ponlo liso...

Pinta la cubierta toda,

sacas las velas al sol...

Tira ese lastre que sobra.

 

Las barandillas de proa,

frótalas y que reluzcan.

Los “grilletes” y los “güinches”

se oxidan si no se usan.

 

Desenreda esos “cabos”,

las “escotas” y las “drizas”.

Saca el timón a cubierta

y ábrele las “escotilla”.

 

Que respire y que se seque...

Deja que entre la brisa

para que quite humedades,

y que en su vida haya risas.

 

Vuelve a sacarlo a la mar,

ya verás como se alegra...

No le dejes ahí anclado...

Se puede morir de pena.

 

Ponle la “caña” al timón.

Mete el ancla en el “tambucho”

Iza la “mayor” y el “foque” ...

¡Vuélvele a marcar el rumbo!

 

Que otra vez puedan decir,

las gaviotas que vuelan...

¡ Qué precioso ese velero!

¡ MÍRALO COMO NAVEGA!

­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­

           María Jesús Rodríguez Barberá

LA VIDA DIJO:, Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

Poco a poco voy perdiendo

la conciencia nítida

que existo

a la par de todo esto…

 

(Fernando Pessoa)

 

 

LA VIDA DIJO:

 

Oí decir que la temperatura de mi país sería rojo en la imagen de la tele fundida en rojo mi perrita me pidió bajar a la calle lo noté en el rojo de sus ojos también la correa de cuero rojo me perseguía en mi avenida todos los semáforos teñidos de rojo hordas de coches como yo embelesados temiendo huyendo del rojo como cada una de las hormigas que montaban guardia ilimitadamente pidiendo clemencia en rojo al ejército…

posiblemente negro

(Cádiz, en este mayo de 2022)

Ikastun

 

Eugenio Barriola

 

 

CARTA YERMA A UN ROSAL. Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

CARTA YERMA A UN ROSAL

 

 

Su piano se apagó en un silencio de estrellas. Su ausencia te mira en cada pensamiento. Y el olvido: imposible. Unos rayos de agosto se perdieron en las sombras del patio y los rosales. Rosales de sabor amargo en la tarde muerta, rosales que se ahogan en un cara al sol de sangre como sus bodas. Rosales de ternura, de evocaciones en Central Park. Rosales de ideas, de muerte, rosales comunes de un lugar maldito, rosales malditos de un lugar común; rosales de peso y castigo por vivir su recuerdo. Rosales infinitos entre rojos y azules. Rosales imposibles, rosales como herencias. Los rosales de Caín. Estúpidos rosales como el eco de una voz hueca que huye entre rebotes.

 

Nadie impedirá el llanto de una madre, el miedo de una hermana, la impotencia de un padre. Los tuyos. Títere de cachiporra, de la tragedia sin título, que naciera en la comedia de un teatro para salvar a la mentira de sí misma. Y el público, coral adepto a una frustración de amor y muerte, como el maleficio de la mariposa. Vivirás para acordarte y sentir su perdón en cada estrella, vivirás la amargura de tu impotencia y rendirás cuentas al amanecer de agosto que él no vivió. Porque Rosales eres tú, cautivo y desarmado en su recuerdo, tu único consuelo entre locuras y esperas.

 

Soñaremos un día de sol sin melodías a coro, sin saetas al pecho, sin yugos de esclavos, sin pistolas al cinto. Sin amarguras. Sin hoces ni martillos para despeñar la esperanza por el tajo de Ronda, sin fuegos de plomo en la vega de Granada. Sin cunetas: los lugares comunes de todos los bandos. Sin ausencias de miedo, sin la piel yerma de Bernarda y su casa. Así pasen cinco y cinco mil años de teatro imposible. Esperaremos confiados la llegada del alba.

 

             Manuel Bellido Milla

 

sábado, 28 de mayo de 2022

LA DESPEDIDA. Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

LA DESPEDIDA

 

La alta funcionaria se sentó unos minutos en su despacho, ante su mesa de trabajo. Se tomó un pequeño descanso en la recogida de sus objetos personales: fotos, cartas privadas, algún libro dedicado… en realidad pocas cosas para tantos años de servicio. Pasó la vista brevemente por la decoración de las paredes, echó un vistazo a las estanterías y finalmente revisó de nuevo los cajones. Lo dejaba todo en orden.

Miró la pantalla de su móvil, en silencio desde hacía varias horas. Veintitantas llamadas pérdidas y decenas de mensajes sin leer. No recordaba desde cuándo no le daba un descanso como ése a sus comunicaciones.

Llamaron a la puerta cerrada, sacándola de sus reflexiones. No contestó. Una nueva llamada e inmediatamente después, y sin esperar respuesta, se asomó su secretaria.

-         10 minutos, señora.

-         Gracias Teresa.

 

10 minutos para despedirse de todo. Ya habrá tiempo para la melancolía. Ése era el sentimiento aplazado: melancolía. Ni siquiera sorpresa, porque en este puesto ya sabes lo que hay, por muy bueno que seas- Y tenía bien claro cómo eran ellos, cómo se comportaban, cómo hoy te adulaban y mañana no te devolvían el saludo, y cómo te criticaban a tus espaldas y qué cosas –verdades y mentiras- decían de tí. Lo sabía perfectamente, porque ese era su trabajo: saberlo todo.

 

Movió el ratón para activar de nuevo el ordenador. Se encendió la cámara de infrarrojos y ella miró fijamente a la lente, que con un destello escaneó su iris. Sólo entonces la máquina abrió una ventana para escribir una clave y le mostró su escritorio, confiada. Miró su reloj y a continuación eligió cuidadosamente una serie de archivos.

 

Salió por fin al pasillo con su maletín y le pidió a Teresa que recogiera la caja de cartón con sus cosas y un par de carpetas con papeles sin importancia que le traían buenos recuerdos y pasarían la revisión de seguridad sin problemas.

 

En el breve recorrido hasta el ascensor estrechó algunas manos y recibió palabras de despedida, algunas cariñosas y otras ya distantes porque aquí nunca se sabe quién está mirando.

 

Llegó hasta el control, dejó en depósito su móvil -que fue cuidadosamente introducido en una bolsa- y aguantó en silencio el paso por el escáner, la humillación del registro concienzudo de sus enseres y finalmente el educado cacheo del policía militar, que previamente se disculpó con vergüenza.

 

Era una profesional, y a pesar de eso, casi se le escapa una sonrisa maliciosa al despedirse del agente con un “no se preocupe, cumple Ud. con su obligación” y notarse bajo la lengua la microtarjeta cargada de datos.

 

 

     Agustín Fernández Reyes

 

LA BESTIA. Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

LA BESTIA

 

 

¿De cuál de las lecturas de aquel niño inocente,

 

escapaste esta noche a perturbar mi sueño?

 

¿En qué pasaje extraño del libro más oscuro

 

esperó agazapado este tigre de sombras

 

que a mi alma se asoma y la noche convoca?



Si pudiera mirarle sin perder el sentido


y al clamor de mil voces desafiarle en un duelo,


me armaría de valor y haría frente a la bestia.


Dominaría el instante que las dudas escombran,

 

y que moja mis manos y me seca la boca.

 

 

Huelo ese aliento infesto que susurra al oído

 

del dictador absurdo. Un murmullo de espectros

 

que esconden los harapos de la astrosa señora,

 

que el juicio de los siglos condenó a las tinieblas

 

y a vagar por la tierra hasta el final del mundo.

 

 

Veo como caen los templos de cúpulas doradas

 

y arden los hospitales con un dolor de muertos,

 

bibliotecas, hospicios y la casa paterna. Orden, trama, equilibrio,

 

todo desaparece en una espesa niebla


de un confuso aquelarre que no tiene principio

 

 

¿Cómo puede un hermano golpear a un hermano?

 

¿Cómo puede ese infame, sin perder la razón,

 

mancillar la memoria de la tierra materna?

 

 

¡Baila, insensato, baila!

 

¡Baila al son de la música que te marca la bestia!

 

¡Conocerás con tu danza el infierno en la tierra!

 

 

Va de nuevo la muerte en su caballería,

 

hollando los caminos de la vieja Europa, derramando los odres

 

y segando los campos en la rubia eslavia.

 

Atestando de niños insendos vagones y vaciando almas,

 

y quebrando cuerpos y calando yugos.

 

 

Pido todas las vísperas, a los dioses más justos,

 

a aquellos que velaron las armas de los héroes,

 

que sean luz en la noche y esperanza en el alba,

 

amparo en el anciano que no empuña la espada,


y sostén en el brazo que levanta el escudo.

 

 

          Juan Manuel Díaz González

MANUELA LA DEL LUNAR. Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

Alfonso Pavón lee un texto de Adelaida Bordés:

 

MANUELA LA DEL LUNAR

 

Faustina se fue a la plaza de abastos. Aquel día tocaba expurgo en la covacha, cuya tarea correspondía a la señorita Elvira. En la cocina, un tabique la separaba del cuarto de las tinajas donde guardaban el agua y la ceniza para lavar. Al otro lado, tras una puerta grande cerrada con un candado, se escondía el misterio cuya única conexión con el exterior era una abertura de forma de rombo ribeteada por una moldura con volutas en los vértices.

 

El cubículo era un cúmulo de polvo y tiestos que no se ordenaba desde que murió su padre, hacía… mejor no recordarlo. La llama de la lamparilla parecía temblar de espanto ante tanto desorden. La luz resbalaba por los balancines de la mecedora de la tía Joaquina, se enganchaba a las telarañas  que unían las patas de las sillas del antiguo comedor. Aquello parecía un circo en miniatura, el asiento era la pista central, las hormigas muertas los titiriteros, en un rincón una araña, maestro de pista que entretenía al respetable mientras los luises, encarnados en otros insectos, preparaban el atrezzo para la llegada de los caricatos.

 

Al fondo había algunos cuadros y adornando el rincón estaba la jaula de Catalina, una cotorra que vivió repitiendo casi todo cuanto oía. Se la regalaron a su padre poco después de nacer ella. Solían ponerla junto a la puerta del patinillo y la muy ladina se encaramaba con el único deseo de alcanzar los nidos de las golondrinas que como cucuruchos rellenaban los rincones de los tejadillos en los patinillos de alrededor.

 

Ellas abrían el pico y agitaban las alas para espantarla, como si fuera un gato. Luego empezaban a trinar con desespero mientras Catalina, loca perdida, daba volteretas emitiendo gritos de alarma. Por entonces, Elvirita apenas hablaba, solo alcanzaba a reír y a aplaudir aquel improvisado recital de sonidos pero la tía Joaquina se enervaba y perdía los estribos llamando «bicho» al pajarito de la niña, al que amenazaba seriamente con abrirle la jaula tras atiborrarla de perejil.

 

DESPERTAR A LA VIDA (RENACER). Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

DESPERTAR A LA VIDA (RENACER)

 

 

Una atmósfera incandescente

recorre el patio de butacas.

El ambiente se ruboriza

como tierno debutante.

Suena el timbre.

Aviso de que empieza la función.

El teatro tras dilatado sueño se despereza.

 

Entre sombras que cobija el aforo

la incertidumbre se acomoda en las butacas,

el anfiteatro y la platea aún sestean.

Entre tenues aplausos se abre la escena

acogiendo a un elenco de corazón herido

aunque de esperanza dilatada.

 

Arrancan de su pecho el puñal del silencio.

 

La fantasía sigilosa revolotea

como mariposa entre bambalinas,

ansiosa por atrapar las almas

quitarse la pesada vestimenta del miedo

y conquistar cada rincón del proscenio.

 

Vuelve la vida.

 

                       Ignacio Santos

CELEBRANDO. Homenaje a Adelaida Bordés, Centro de Congresos de San Fernando, 12-5-2022

 

Celebrando el día Internacional de las Letras, no puedo menos que pensar en un “alma blanca de corazón esponjoso”.

 

Entre hablillas, minutines, cigüeñas o fideos, recreas sueños, experiencias, recuerdos o habladurías, defines a la mujer, defiendes tu tierra y aclaras las ideas de los confusos; reclamas derechos perdidos o denuncias ofensas y como no, descubres el alma de los artistas.

 

Compañera, años de aprendizaje nos unen y acorta todavía más la escasa distancia entre nuestros pueblos. Con cada relato, novela, artículo o poema, consigues más y más la admiración de todos. Pero hablo de mí, tu nobleza me ablanda, tu modestia me enseña, tu escritura me inspira. Querida amiga, eres y siempre serás un gran referente en el arte de escribir con realidad e imaginación, una mezcla bastante explosiva y difícil de comulgar.

 

            Carmen Franco Sánchez

 

POEMA: “En lo oscuro”

 

Regálame un instante sin orillas,

la eternidad de un beso en un segundo.

Regálame ese rato detenido,

en el brazo que mi piel aprieta.

Regálame palabras en mis labios,

que no rocen el aire que respiro.

Regálame un susurro, la mirada

que enturbia la alocada cercanía.

Regálame un poquito de tu vida.

Detenla aquí, conmigo, en lo oscuro.

Regálame la duda como entonces.

Regálame creerme que me quieres.

 

Adelaida Bordés Benitez

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