Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

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sábado, 20 de febrero de 2021

La memoria encriptada

 






                  https://es.dreamstime.com/


Lo daba por hecho. Cuando vinieran, todos ganaríamos y la luz encendería los rincones de la verdad en cada esquina. Era el jardín de una estética nueva, una ilusión óptica de esperanzas. Mi candidez se hermanó con la buena voluntad y creí que el futuro sería nuestro derecho. Confié, confiábamos, todos confiábamos. Nadie sospechó de la verdad bajo los focos de neón. Fue cuando llegaron ellos y colocarse se hizo difícil y fácil a la vez. Las fábricas se abandonaron y la luz se transformó en psicodelia.

Los libros, secretamente, se llenaron de lugares comunes. La libertad la forraron con pan de oro y el futuro se hizo sinusoide. Subidas y bajadas al compás de alguien misterioso, extraño a nuestra casa, lejano a nuestra voz, inalcanzable a la rabia. Etéreo como el mercado.

Esperé a la fecha de ejercer mi derecho. Ella nos salvaría con su luz de izquierdas y derechas. Los eslóganes, adquiridos en retoricas de mercadillo, alimentaron injusticias y perjuicios. Por eso corrimos a abrazarla. Seguía allí, forrada de pan de oro, como un oráculo inalcanzable tras el escaparate. Nos consolaba verla sí, aunque su voz solo llegara a través de los micrófonos.

Científicas, industriales, poetas, literatos, doctoras, ingenieros, profesoras y obreros, escultoras, músicos, cantautores, funcionarias, navieros; todos fueron convocados a una terraza colosal, servida por manos repletas de bandejas. Las manos de nuestros hijos. Maravilloso espectáculo en la calle del Futuro perdido. Confundidos por la sinusoide, nadie se atrevió a desnudar el pasado y mirar al futuro sin temor. El forro de pan de oro se lo impediría al que lo intentara.

A todos, sí. Pero a cada uno, no.

Porque eso es imposible. Por más miedo infundido que tengan nuestras venas: miedo, miedo y miedo. No será más que miedo a dejar de mirar el escaparate.

 

           Manuel Bellido Milla

 

miércoles, 17 de febrero de 2021

Hablilla. Inimaginable


 

Artículo publicado en Andalucía Información


Aprovechando la posibilidad de viajar dando la mano al móvil, en uno de estos barzones podemos encontrar los lugares más raros imaginados. La casualidad los hace aparecer subrayados formando parte de una entrada, provocando la parada del ratón. Al cliquear, el cambio de color chivatea la conexión y la magia de los chips hace el resto.

Probablemente de esta forma hemos descubierto Whittier, un pueblo de Alaska donde sus doscientos y pico de habitantes viven en un solo edificio. Sin necesidad de salir a la calle tienen la escuela, la lavandería, el supermercado, un hotel y la comisaría. Dicho así, es una forma estupenda de esquivar los rigores del frío y de la nieve, tener todo a la mano a pocos escalones de distancia. Ventajas, sin duda, a las que sus habitantes habrán añadido el aprendizaje a vivir con el cielo y los árboles a través de las ventanas. El clima habrá ayudado a manejar la situación, a gestionarla, como se dice ahora, porque asumir estar rodeado de tierra helada durante nueve meses, requiere la capacidad de adaptación por razón de nacimiento o la voluntad en dosis masiva. También es probable que sientan extrañeza o incluso les pesen los doce grados de temperatura máxima en verano y lo vivan echando de menos el frío.

Imaginemos el planteamiento al contrario dejando a un lado la vivienda. Qué pensarían, qué comentarían si Internet y la casualidad los paseara por nuestra zona, viendo las olas rizándose, desmayándose sobre la arena abrillantándola. Qué comentarían del atuendo, cómo soportarían los treinta y tantos grados del mediodía. Así, ellos y nosotros, cada uno en su sitio, pasaríamos un buen rato encadenando posibilidades, hasta ese punto en que la mente empieza a rebuscar una semejanza. En el caso de ellos llegarían, quizás, al origen, dos edificios unidos y destinados a ser instalaciones del ejercito de los Estados Unidos allá por los años cincuenta. Nosotros, ante su forma de vida nos estremeceríamos, pero no de frío sino de terror. Los comentarios sobre estas semanas lluviosas corroboran lo anotado, unos días grises y todos con ansiedad por la falta de sol. Y en cuanto al edificio que el adosamiento ha convertido en bloque colosal, esta gracia del sur los definiría como casas de vecinos tan sofisticadas como para no tener cucarachas, con el vapor pertinaz del bacon and  chips en lugar de una berza y en vez de supermercado, el quincallero estaría sentado al fondo de la planta, con pelliza y babuchas, nunca zapatillas, esperando al vecino desaviado en busca de una bovina de hilo o una cabeza de ajos mientras abre la fiambrera a deshora diciéndose: “si quieres vender, ponte a comer”. Inimaginable. Menos aquí. Ánimo.

Adelaida Bordés Benítez



sábado, 13 de febrero de 2021

Volveré de nuevo

 




“VOLVERÉ DE NUEVO”

 

https://milafernandezdelapuente.com/

SINOPSIS


La ordenada vida de Paula en Londres se derrumba y decide viajar a Liverpool buscando el consuelo de su madre.

 

Alicia es una gaditana excéntrica que huyó a Inglaterra por motivos desconocidos y que se gana la vida con una empresa de tours guiados sobre los Beatles. Al ver a su hija tan hundida, decide que la solución a todos sus problemas es mandarla a Cádiz, donde ha heredado una casa del siglo XIX.

 

Paula descubre una ciudad alegre y luminosa, una familia que no sabía que existía, un amor de verano y el misterioso diario de un antepasado.

 

Con la música de los Beatles de fondo, madre e hija emprenden una aventura que las llevará a conocer la historia familiar y su pasado reciente.

 

Una novela donde el amor, la alegría de vivir y Cádiz, forman un puzzle mágico rodeado de misterios.

 

Get back to where you once belonged!

 

BIOGRAFíA

 

Mila Fernández de la Puente (1964), gaditana enamorada de Inglaterra y de los Beatles. Publica su primera novela en la que todas sus pasiones sirven como hilo conductor de una historia familiar de ida y vuelta. 


               Mila Fernández de la Puente


La vida es egoísta

 

Qué altos corredores transitarán al niño

hasta el inmenso sueño de las habitaciones.

Mi soledad los lleva, por el mundo,

entre la libertad y la incertidumbre,

La vida es egoísta con esperanza, sin acabamiento,

buscando el corazón de los caminos

Josela Maturana (La soledad y el mundo)

                                                                                                                   

 

       Doña Ana María toda su vida fue comadrona.

Desde muy pequeña, recuerdo que iba a mi casa cada vez que mi madre esperaba un nuevo hijo. Era  una señora robusta, no muy alta, de fuertes manos y de ojos grandes y castaños que, a mí, se me antojaban tristes y, a veces, ausentes como si recordase algo que le hacía daño. Sobre todo, cuando traía un hermoso ser a este mundo –como decía ella-. Recuerdo que me la encontraba muchas veces cuando iba para el colegio Vivía en mi misma calle, justo arriba y en la misma acera. Tenía un patio lleno de flores  en la entrada y algunos árboles frutales, y al pasar por allí, si estaba abierta la puerta, siempre me asomaba. Había algo que me atraía de ella aunque no sabía el qué. Quizás   era por su trabajo lleno de humanidad. La había escuchado decir que cada niño que cogía entre sus brazos, era como un ángel o como una luz que le daba esperanza y consuelo a sus desdichas. De joven  decidió ser comadrona porque decía que a sí nunca estaría sola; ya que tendría siempre el milagro de la vida entre sus manos. Y en los treinta y cinco años que ejerció su profesión, cientos de niños vieron la luz gracias a ella.

 

       Mi madre la apreciaba mucho, decía que era una buena mujer y muy trabajadora.

Y yo, sin saber por qué, a mi corta edad, me inquietaba, al verla continuamente vestida de negro y envuelta en su tristeza. Siempre imaginé que era una mujer soltera. Aunque  comprendí su estado el día que mi madre me desveló todos mis interrogantes: Doña Ana María se había casado muy joven y tuvo dos hijos preciosos: Ana María y Fernando. Llenaron de dicha  al matrimonio que vio culminada su felicidad. Pero la vida, tan egoísta, se los arrebató, de un manotazo, en un terrible accidente cuando tenían doce y quince años. Y no conforme, se llevó a los tres meses a su marido.

 

       Desde entonces  comprendí… tantas cosas. Doña Ana María vivió en constante pulso con la vida, y cada niño que traía al mundo era como un trocito de su felicidad perdida, y lo único que le daba el empuje y el coraje para vencer la soledad, y seguir luchando por la existencia.


                  Mª Del Carmen Rodríguez López 

                  San Fernando

 

Josela Maturana Mendoza

Imagen: 


 

      María José Maturana Mendoza, conocida cariñosamente por Josela, nace en Melilla en el seno de una familia acomodada en 1959, donde vive toda su infancia y juventud en un ambiente cálido, en el que se relaciona con personas de tres culturas diferentes: cristiana, judía y musulmana (hecho que impacta y nutre la sensibilidad de la poeta, y que posteriormente refleja en toda su obra). Estudia Magisterio en su tierra natal, (en dicha etapa consigue el premio de poesía “Flor de Tintero”) y el primer año de Filosofía y Letras; pero su familia se traslada a San Fernando (su residencia actual) y sigue sus estudios en la Facultad de Cádiz donde termina su licenciatura. Está casada con José Antonio, conocido por todos como Toñi. Tienen dos hijos, Guillermo y Fernando. Actualmente trabaja en el CEPER “María Zambrano” de la misma ciudad, donde ejerce de profesora desde hace muchos años, e imparte, entre otros cursos, Acceso a la Universidad para mayores de 25 años desde el 97. Y ha sido concejala del PSOE en el Ayuntamiento de dicha ciudad.

 

      Su obra está compuesta por la lírica, trabajando preferentemente el verso blanco y el libre; sin embargo, también ha tratado el ensayo y, en 1997, sale a la luz su primer libro de prosa El rapto de las sabinas”, que denuncia el analfabetismo en la mujer- según la autora- un dolor íntimo y social, patrocinado por el Instituto Andaluz de la Mujer.

 

De su obra poética destaca “La vida inédita”Premio Feria del libro de San Fernando  (1997), un monólogo a dos voces entre la poeta y el editor, o sea, entre la realidad y el deseo; “Oficio del regreso”, premio Carmen Conde (1999), por Ediciones Torremozas (Madrid); “No podrá suceder”, premio Bahía (2005),  publicado por la Fundación Municipal de Cultura José Luis Cano del Ayuntamiento de Algeciras, yLa soledad y el mundo”, que fue Finalista del Premio Internacional de Poesía (2000), editado en la colección Rusadir (Ed. Visor).

 

Pero también han visto la luz los libros: “Principio de la desolación” (2007), publicado por EH en su colección poética “Hojas de Bohemia”; “Lugares de orfandad” (2008), editado en la colección de poesía de la Diputación de Cádiz y el pliego poético Mar de cloro en la “Siete Mares” de la misma Diputación; “Para entrar en la nieve” (2010) que ha sido lanzado por QUORUM EDITORES, y prologado por Caballero Bonald; y el último “La luz guardada” (2013), publicado por Ediciones CVA.

 

       Y está incluida en varias antologías, entre ellas: “Voces nuevas” y “Poetisas españolas (Torremozas), “Mujeres de carne y versos”(La Esfera), “Ellas son la Tierra” (Diputación de Cádiz), “El placer de la escritura”(Universidad de Cádiz) etc.

 

      En la poesía de Josela es fundamental la memoria y el tiempo. En ella está latente la añoranza del pasado: el recuerdo de su infancia, de su tierra natal y de sus vivencias en general, son los pilares que –en mi humilde opinión- sostienen  la gramática solidaria de su musa. “En la casa del padre,/ donde la amplitud de conocer/ se asoma a las ventanas del pasado,/ y en claros mediodía y en noches de verano/ entorna las persianas a un corazón entero/ como una fruta busca, pedido ya el otoño,/ los bordes de sí misma para cerrar su calma,/ y no volver al tiempo de una boca afligida…” Su obra no ha sido escrita precisamente para entenderla, o ser recitada de memoria. Es una lírica intimista, o poesía denominada “hacia adentro”. La poeta invita al lector a que se asome a sus versos, a que se adentre en sus poemas; aunque no le da la llave para que entre en su totalidad. Sólo le sugiere, le hace sentir; pero el lector se pierde en un complejo laberinto metafórico buscando destellos de luz, para encontrar la salida.

 

“Fingir que las estatuas nos vigilan/ en los días violetas de la escarcha/y cruzar la evidencia del mundo en otros ojos/mitigando el pasado que ha sido soledad,/ entrar como un crucero en un puerto invernal/ en las horas vibrantes de los últimos faros,”…

 

La autora nos cuenta unas historias- en palabras de Caballero Bonald -“que no gustan de mostrar del todo sus significados y mantienen una gustosa tendencia al secreto”.

 

Josela entrelaza, con gran maestría, los hilos de la experiencia vivida con los hilos de la experiencia del lenguaje, creando así, una poesía muy personal que la define.

 

    Como poeta siente gran atracción por Cernuda, V Aleixandre, Lorca, Machado, José Hierro y Benedetti entre otros. En especial, admira profundamente la personalidad filosófica de María Zambrano, así como su trayectoria vital. Estos autores conforman un amplio abanico de hermosas influencias que han dejado su impronta en toda su obra.

 

     He tenido la suerte de que la vida me haya puesto en su camino, y puedo decir que es una persona con una gran sensibilidad, inquieta, trabajadora, luchadora y muy humana, que se preocupa por la situación de la mujer y de la sociedad en general, y lucha por la igualdad y la justicia. En definitiva, Josela es una mujer que deja huella.


       Critica Literaria  sobre la obra de Josela Maturana

       Por   Mª del Carmen Rodríguez López  

       San Fernando (Cádiz)

miércoles, 10 de febrero de 2021

Hablilla. Aniversario.

 


Artículo publicado en Andalucía Información: 

https://andaluciainformacion.es/hablillas/949617/aniversario/

Si los santos tienen novena también los aniversarios deberían de gozar de una especie de dispensa, de un alargamiento de plazo razonable. Es lo que ocurre con el centenario de Gustavo Adolfo Bécquer, fallecido un veintidós de diciembre hace ciento cincuenta años. Ciertamente ha sido recordado y como el año comienza invitando a seguir con la lectura por las circunstancias conocidas, es de obligado cumplimiento que la hablilla dedique sus renglones al poeta romántico más realista y apartado de la grandilocuencia de sus contemporáneos.

De todos conocidas son sus Rimas y Leyendas, emocionantes por la recreación de los espacios agrestes, lo onírico y la melancolía que descubrimos al leerlas, sobresaliendo ese espíritu trágico andaluz logrado a través de la siempre difícil simplicidad, aunque su nombre permanezca ligado a la elegancia del arpa, el vuelo de las golondrinas o a las pupilas azules. Sin embargo el poeta logra alejarse de estas estampas con sus dibujos, aunque el reconocido en esta disciplina fuera su hermano. Siendo parte de una familia de artistas y viviendo este ambiente, probablemente el lápiz quedara alejado a ratos de los versos, la métrica y la musicalidad, si bien el ritmo subyace dando movimiento a las figuras.

Uno de los más conocidos es el partido de tenis entre esqueletos utilizando un cráneo como pelota. Un clic sobre el ratón nos lo despliega junto a otros de su autoría, en cambio resulta divertido ser espectador de este encuentro siniestro y tan parecido a la danza macabra de Saint-Saëns, poema sinfónico de imposible influencia por haber sido escrito cuatro años después de la muerte del poeta. Sobre un campo de tierra se encuentra a medio levantar un esqueleto decapitado. El cráneo vuela al ser impulsado por un artilugio plano empuñado por otro mientras el segundo jugador espera al fondo de la escena iniciando el punto de fuga.

La risa eterna de las calaveras a la vez provoca la del espectador, entendiéndola como la del poeta sobre la propia muerte, aseguran los críticos. Junto con la vida, ambas constituyen un tema recurrente en el que sobresale el dominio de la técnica al reflejar su mundo interior de una forma distinta y muy superior a la escritura, aseguró el propio Bécquer. Asimismo, en estos dibujos apreciamos el lado más romántico del artista, por lo impactante y lo exagerado, características que encontramos al comienzo de la novela de Bram Stocker, fundamentando el trastorno en el comportamiento del Conde Drácula. Hoy lo llamaríamos Gótico Moderno. 

El frío, la lluvia y las normas aconsejan quedarse en casa de nuevo. Retomemos a Bécquer esta semana. Su poesía es elegante, su prosa sencilla y sus dibujos divertidos. Empecemos con él. Ánimo.


          Adelaida Bordés Benítez





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