Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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martes, 14 de julio de 2020

La expresividad fónica

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LA EXPRESIVIDAD FÓNICA

Por José Antonio Hernández Guerrero


En nuestras conversaciones anteriores sobre el lenguaje literario -queridas amigas, queridos amigos- nos hemos referido al papel decisivo que desempeñan los destinatarios -los posibles lectores- en el proceso de elaboración de los textos. Hemos hablado sobre el valor de los referentes –de los asuntos, de los temas- de las composiciones. También hemos proporcionado algunas ideas sobre los diferentes significados de las palabras empleadas en nuestros escritos. En esta ocasión me refiero a la relevancia de los “significantes”, a la función de los sonidos.

En la lengua funcional -coloquial, administrativa, jurídica…- el material fónico -los sonidos- carece o posee escaso valor porque todos los elementos lingüísticos están al servicio de la eficacia comunicativa. Seleccionamos las palabras atendiendo a sus significados y no a sus características sonoras.

En la lengua literaria, por el contrario los sonidos adquieren singular relevancia. Una vocal, una consonante, una variación tonal, etc. pueden estar dotados de calidad expresiva. Dámaso Alonso, por ejemplo, defiende que “en poesía hay siempre una vinculación motivada entre el significante y significado”.

¿Dónde está -nos preguntamos nosotros- la clave del valor expresivo de los sonidos? Podemos contestar diciendo que depende de su fuerza sugeridora y connotativa. El sonido -agudo o grave- despierta en los lectores reacciones sensoriales múltiples y respuestas sentimentales diferentes.

Reacciones sensoriales: la capacidad sinestésica de la fantasía humana hace que un determinado sonido provoque no sólo sensaciones auditivas sino también visuales, táctiles, olfativas, etc.

Respuestas sentimentales: Los sonidos -igual que los otros estímulos sensoriales- están asociados a determinados estados de ánimo. El ritmo poético pone en acto esta capacidad sugeridora de emociones experimentadas anteriormente.

El ritmo poético

De todos los elementos y recursos literarios pertenecientes al nivel de acústico, el más importante es el ritmo.

El ritmo es un fenómeno cósmico, físico, biológico y psíquico que alcanza una dimensión cultural a través de un dilatado proceso. Adquirimos conciencia de la importancia del ritmo exterior y del interior a partir de las diferentes experiencias que vivimos.

Esta inmersión en el ritmo hace que experimentemos sensaciones placenteras o dolorosas, y que lo utilicemos como medio de creación de belleza.

La expresividad del ritmo de los sonidos podemos lograrlo aplicando dos fórmulas: la repetición y el contrate.

Reciben diferentes denominaciones dependiendo de las unidades a las que nos refiramos: fonemas, sílabas, lexías o grupos de lexías, etc.

El ritmo cumple, además, otras funciones poemáticas como, por ejemplo, poner al lector en actitud de escuchar un lenguaje imaginario y paralizar la facultad racional propia de la vida práctica.

Tras esta breve reflexión teórica podemos releer y hacer ejercicios prácticos con las elementales nociones contenidas en el capítulo uno del cuaderno titulado Vivir las palabras.

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