Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
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lunes, 12 de octubre de 2015

Manos abiertas, corazón tranquilo



Manos abiertas,
corazón tranquilo
espíritu inquieto
y el ánimo vivo.

Así comencé
mirando al destino
por el que mi andar
trazaba camino.

Caminante soy,
despacio prosigo
lo hago sin pausa
pues descanso y sigo.

La sombra de un árbol,
los ojos de un niño,
el sol de la tarde,
el agua de un río...
son los atributos
que trazan mi rumbo
bajo las estrellas
que en la noche miro.

Voy con mis pisadas
hacia mi destino
buscando la paz,
sin ansia; tranquilo.

Miro a la tristeza
la comprendo y sigo.
Veo a la amargura
a la que no sigo,
camino sereno
si el sol es muy vivo
y avivo mis pasos
si aparece el frío.

Si algún caminante
camina conmigo
le ofrezco mi ato
y a sus ojos miro

y al que me pregunta
por rumbo o destino
le presto mi brújula
y sin nada a cambio,
sereno prosigo.

En algún recodo
helado y sombrío
topé con la envidia
de algún conocido,
sin vacilaciones
la eché del camino.
Me alejé de ella
sin temor y en vilo.

Desde aquel momento
por más que camino
nunca lo hago solo
la paz, va conmigo.

En la encrucijada
del bosque perdido
la mentira estaba
atenta al camino.

Quedé junto a ella,
me dio por vencido
con sus artimañas

casi confundido.


La luz de sus ojos
opaca, sin brillo
alerta me puso
de su vil cuchillo.

Sin resentimientos
calmo y reflexivo
cuídome de ella
al ser mi enemigo.

En un arroyuelo
fresco y cristalino
me esperó la calma
con la que camino.

En una posada
de dorados brillos
estaba el engaño
muy bien protegido
a él, flanqueaban
el lujo lascivo
la ambición: su amante
la codicia, el vicio...

Salí de esa venta
retomé el camino
a pesar del viento
de la lluvia, el frío...

Partí muy despacio
serio, decidido
mas no estuve solo
alguien me dio abrigo.

¡Me encontré con ella!
que en silencio vino,
me tendió su mano
¡La amistad! Amigo.

Un día de verano
que estaba perdido
en una tormenta,
me encontré contigo.

Quizá fue el azar
que causal nos vino
a prestar ayuda,
quizá fue el destino.

Traías la mirada
tan clara.., sin timos
que en tus ojos negros
me quedé prendido.

Desde aquel momento
descubrí contigo
los muchos colores
que tiene el camino,

mas aquí me veo
andando me miro
sin prisa ni pausa.
lleno de esperanza
y feliz contigo.




Manuel Bellido Milla.






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