Durante
este curso volveremos a desarrollar un taller narrativo de una hora de
duración, cuyo objetivo es romper los bloqueos literarios y recuperar la
capacidad de expresión literaria. La palabra “Infusión” contiene dos acepciones
esenciales: por una parte la inmersión en el mundo interior “in”, a su vez que
se comparte con el resto de los asistentes “fusión”, a través de la expresión
escrita. Por otro lado, la palabra infusión sugiere introducir en agua
hirviendo hojas secas para extraer sus principios activos, o sea, presentar
técnicas narrativas que estimulen la creatividad y el buen hacer del escribir.
Como es habitual, acompañaremos este taller con una infusión o similar, si se
desea.
Las sesiones se componen de una aportación
teórica con material y ejercicios prácticos, libres o dirigidos, y una lectura
voluntaria de las aportaciones de los asistentes.
El curso pasado nos
centramos en técnicas narrativas aplicables en la construcción de la historia
que se cuenta. En este trimestre nos dedicaremos al creador. Al protagonista que
cuenta la historia, - manos del verdadero creador o creadora que escribe la
historia-. (Seguimos las enseñanzas de Enrique Páez y de José Antonio Hernández[i]).
¿Qué imagen tenemos en
nuestras mentes de lo que es o debe ser un escritor? ¿Está influenciada por las
películas, o historias de escritores que vemos u oímos? ¿Cómo nos presentan a
los escritores o escritoras los medios de comunicación, las películas?
Eliminemos las
creencias negativas:
-¿Son la mayoría
hombres o están las mujeres escritoras invisibles? ¿Por qué? ¿Transmiten ideas
y percepciones del mundo desde la óptica del hombre, favorecido por los
privilegios del patriarcado?
-¿El escritor o
escritora debe estar atormentado, solitario, marginado como Kavafis, pobre o,
con una espléndida herencia como muchos “Románticos” ricos, alcoholizado
“Pessoa”…? Solo algunos, que magnifican y engloban a la totalidad versus García
Márquez, Eduardo Mendoza, Saramago, James Joice etc. Caracterizados por su
sistematicidad, estudio, documentación, etc.
-¿Es escritor el que
vive de la escritura o puede haber escritores que trabajen en otro oficio?
Habrá que subsistir. (Muchos han compaginado dos actividades, la escritura con
la actividad laboral, ejemplo Whitman. Chatoubrian)
-¿Es el escritor o
escritora el que se forma así mismo, sin aprendizajes heredados de la
filología, las ciencias sociales, la técnica? El autodidactismo es el que se
autodirige sobre un curriculum organizado con base formativa, técnica y
competencial, imprescindible para crear
un estilo propio e innovar en la escritura? Sobresalir en la narrativa es tan
difícil como sobresalir en la música pop. Se ha de tener base formativa y
permanente actualización de conocimientos, y procedimientos, recursos, etc.
(Juan Goytisolo)
El escritor es una
persona con sus puntos fuertes y débiles. Es normal. Se propone objetivos, se
forma, pero desarrolla la atención al entorno, a sí mismo y a las técnicas.
Observa con el fin de captar. Es sensible a ello. Pero se forma teniendo en
cuenta además el cómo transmitirlo. Madura las técnicas narrativas o poéticas,
vampiriza a los grandes maestros.
Recordemos que:
Son personas normales que
desarrollan la capacidad de observar y de sentir la inspiración,
Que se comprometen con un proyecto
personal narrativo que exige devolución a la sociedad,
Son apasionados con el proyecto que
cuentan historias reales o ficticias,
Ejercitan, se entrenan, en las
técnicas y destrezas del oficio: símiles, gramática, pragmática, léxicos,
semántica, sintaxis, etc. Adquiriendo la habilidad y destrezas propias del
oficio de escribir: la transformación y la expresión, subjetivas,
Ejercitan la inteligencia literaria
con pasión: leen, estudian, investigan, sienten pasión por las palabras y los
escritos de los grandes maestros y maestras, las novedades, etc.
Así pues, el proceso de
la escritura es un camino individual e inagotable que está vinculado al diálogo
íntimo e interno de la persona que lo hace, impulsado por las fuentes de
inspiración.
DETRÁS DE LA NUBE[ii]
El narrador o narradora
puede ser el protagonista recordemos “Cinco horas con Mario” de Miguel Delibes,
donde la protagonista se confunde con el escritor. También puede ser el
escritor un testigo de lo sucedido, más propenso a la investigación y
documentación, como las novelas de Conan
Doyle y, puede ser omnisciente, es decir más objetivo y más relacionado a la
tradición oral de contar cuentos. Es el narrador que está detrás de la nube,
-como titula Enrique Páez en su libro.
La narrativa
Omnisciente, se cuenta así misma. Es tan objetiva que no hay lugar a dudas. Él
sabe de los sentimientos, razones y actos de los personajes que actúan. Importa
muchos lo que sucede y el porqué. Lo sabe todo: lo sucedido en el pasado como
lo que vendrá en el futuro. El juego de usar el tiempo de los verbos hace al
texto dinámico y particular –como si fuera un puzzle en construcción-. El
narrador omnisciente, nos resume, nos resitúa con frecuencia con el propósito
de no perdernos, de favorecer la comprensión de la historia. Narra acciones y
muestra personajes. Son así. Y usa de las sensaciones, descripciones, causas y
necesidades de los personajes, de una forma visual y sensitiva.
Podemos hacer una
composición de algún hecho de nuestra vida, desde la nube. O analizar una
lectura desde la nube, a ver qué enseñanzas derivamos de ella.
[i]
Hernández, J.A. “Teoría y práctica del comentario literario” 1996. Servicio de
publicaciones de la Universidad de Cádiz.
[ii]
Páez, E. “Escribir. Manual de técnicas narrativas”. 2006. Editorial S.M.
Barcelona.
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