Las olas, una tras otra
anónimas, suaves o violentas
o anodinas en su calma
encariñadas con la luna
sin más voz que sus sonidos.
Uno tras otro, hombres sin voz
sin más voz que sus silencios
sus angustias y nostalgias
llenan sus días y noches
con olvidos y pesimismos.
Otros
hombres sin voz
no llenan alforjas
de compromisos
ni ser protagonistas
quieren vivir sin más.
Hombres sin voz
a veces claman voz
voces oscuras, lejanas
voces que son gritos
y sus gritos no son escuchados.
Hombre sin voz
exclama desgarrado !!estoy aquí!!
a pesar de sus ignorados lamentos
hay un silencio por respuesta
y espera inútilmente el eco de las
olas.
Francisco
Herrera López
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