Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
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lunes, 26 de noviembre de 2018

Breve y Profundo. Ramón Luque, entrevista con Antonio Díaz González


                                                                                                                    


Ramón Luque Sánchez





BREVE Y PROFUNDO
Entrevista con Antonio Díaz González

Justo antes de empezar el verano veía la luz un nuevo libro de Antonio Díaz González, se trata de La memoria en llamas, una publicación avalada por el Club de Letras de la UCA. La presentación provocó una gran expectación, sobre todo después del éxito de su novela Los años de la ballena. En todo este tiempo las críticas han sido excelentes. De todo ello nos hablará el autor en esta entrevista.

¿Por qué escribes?
R.- Porque queda en mí una especie de trauma infantil, una necesidad de explicarlo todo, de estar atento a lo que me rodea por si en algún momento tengo que dar explicaciones. Cosas de tímidos. Ahora, con el paso del tiempo, esa sensación ha terminado por ser sanadora en vez de disturbarme. Como afirma nuestro querido José Antonio Hernández: curan las palabras.

¿Qué queda en ti de Los años de la ballena, tu primera novela?
R.- Sobre todo el afecto y aceptación de quienes la han leído y disfrutado, pero también algo de seguridad. Creo que es bueno que el pudor frene nuestras ansias por mostrar una obra sin pulirla o sin la suficiente entidad literaria, pero ese pudor se puede volver contra uno si evita que otros la disfruten, si no nos permite mostrar nuestra creación. Los años de la ballena me ha proporcionado un valioso equilibrio en ese sentido.

¿Habrá una segunda parte?
R.- No, no habrá segunda parte de Los años de la ballena, aunque reconozco que tengo la impresión de que algunos de sus personajes me siguen contando cosas al oído. No sería extraño que aparecieran en otras historias. Sería un guiño afable a quienes se enamoraron de sus tribulaciones.



¿En qué genero encuadrarías La memoria en llamas?
R.- Al clasificarla para su publicación tuve que decidir. La califiqué como Libro de Relatos, o más concretamente Ciclo de Relatos por tener un hilo conductor entre cada uno de los textos. Pero fue más por facilitar las cosas a quien decidiera leerla que por convicción. En realidad es una miscelánea de géneros y extensiones que van desde el aforismo al relato o cuento.

¿De qué va este libro?
R.- Como decía, es una mezcla de textos, independientes unos de otros, pero con un hilo conductor: el fuego. En cada uno de ellos aparece algún tipo de llama, chispa, candela o incluso incendio, como es el caso del relato final. Para ello, al igual que las llamas, los textos van creciendo en extensión, con distintas formas e incluso con distintos colores, como lo haría un incendio real dependiendo de los combustibles que fuera comprometiendo.

¿De verdad piensas que la memoria arde?
R.- Me imagino las sinapsis de nuestro cerebro como un bullir de chispas. Un universo de minúsculas llamaradas que alimentan constantemente nuestro pensamiento y nuestros recuerdos. La memoria arde, nos alienta y nos calienta, sin duda.

¿Qué es lo más bonito que te han dicho de esta obra?
R.- He recibido varios comentarios muy emotivos, sobre todo los que tienen que ver con la empatía de los lectores hacia los textos y sus personajes. Pero también con su relectura. Un microrrelato suele ofrecernos un disfrute efímero y me emociona saber que hay quien ya ha releído este libro varias veces.  

¿Hay influencia de algún autor en particular tanto en su concepción como en los temas que abordas?
R.- Estimo que sí. Las lecturas con las que nos extasiamos dejan un poso en nuestra forma de ser y, por ende, en nuestra forma de escribir. Suelen influirme los escritos en los que trascienden las cosas cotidianas o los pequeños gestos, que son los ladrillos que componen el edificio de nuestra vida. A veces miramos hacia arriba buscando lo trascendente cuando en realidad está a nuestro lado pasando desapercibido. Me interesan los autores que consiguen mostrarnos esa trascendencia con aparente sencillez: Fernando Quiñones, Pepe Mateo, Luis Landero, Roberto Bolaño…

En la portada se ve la imagen de un señor que se quita gentilmente el sombrero mientras de los sesos salen rojizas llamaradas. Una imagen que sin duda hipnotiza. Háblanos de ella. 
R.- El autor de esa imagen es Carlos Laínez, escritor, autor teatral, actor, encuadernador, editor y pintor con un reconocidísimo prestigio en varios de esos campos. La estética de su obra y la finísima y surrealista ironía de sus trabajos me llevó a pensar en él como ilustrador de La memoria en llamas. Tras la lectura del libro aceptó el reto, algo que fue para mí un verdadero lujo, sobre todo al comprobar que había captado de forma magistral el mensaje de esta obra. Muestra a un señor saludando amablemente mientras arden sus neuronas. ¿Y quién nos dice que no veríamos eso mismo si pudiéramos captar el fuego en las memorias de quienes nos rodean? Esta portada, junto con el prólogo de David Verdugo Abad, son dos tesoros valiosos de este libro.

Sin pensarlo dos veces, di el nombre de un libro, un poema y un pensamiento que te  acompañen en la vida
R.- Te hago caso, querido Ramón, y mi mente acude instantáneamente a los Ensayos completos de Montaigne, al poema Aquí mi padre, de Pedro Sevilla y, por último, a una idea que también da título a un libro sobre la vida literaria de José Luis Sampedro: Escribir es vivir.

En pocas palabras, ¿qué es para ti el Club de Letras?
R.-  Estamos inmersos en tiempos de prisas, de torrentes de información deslavazada, de poco sosiego y menos reflexión. El Club de Letras de la Universidad de Cádiz es para mí un lugar de encuentro donde se ralentiza esa sensación de estar dando tumbos en un torrente. El Club de Letras nos aporta también el verdadero lujo de contar con la presencia, apoyo y amistad de un grupo de personas con el interés común por la literatura, con unas herramientas de publicación bastante interesantes, como son el blog, la revista Specvlum o incluso los libros de sus componentes, como es el caso de La memoria en llamas. Pero a esto hay que sumar la experiencia vital y profesional de nuestro director, José Antonio Hernández Guerrero. Su aportación, y espero que su modestia sepa disculparme, nos hace crecer intelectual y literariamente en un ambiente afable pero no por ello menos académico.




1 comentario:

zgdq7111@gmail.com dijo...

Magnífica exposición por parte de ambos, estimados Antonio y Ramón. Gracias por abrir la puerta de la memoria al ofrecernos con esta entrañable entrevista otra música para inflamar los sesos y el alma.
Se os quiere,

Maritxé

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