Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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jueves, 21 de marzo de 2019

BREVE Y PROFUNDO: Entrevista con ADELAIDA BORDÉS BENÍTEZ



BREVE Y PROFUNDO
Entrevista con: ADELAIDA BORDÉS BENÍTEZ


Pasaron  las navidades, dejándonos a muchos un regusto a pregón, a palabras y recuerdos que emocionaron a todos aquellos que nos dimos cita en la Capilla de la Compañía de María. Era Adelaida Bordés, que, invitada por la Asociación Histórica Cultural 24 de Septiembre de 1810 de San Fernando (Cádiz), recreaba su Navidad más entrañable. Al final resultó que esa Navidad, la suya, era la de todos.

¿Qué debe de tener un pregón para llegar y emocionar a los oyentes?
R.- Un pregón es una exaltación y, en este caso más que en ningún otro, se echan mano a los recuerdos. La Navidad se presta a ello, por la ternura que despierta. Es frecuente que en las reuniones familiares de esta época, el recorrido empiece hacia atrás, desde el año anterior hasta que el abuelo acapara la atención mientras encadena sus trastadas de juventud con su vida de casado, su primer hijo, sus nietos. El pregón se nutre de estos detalles con los que el pregonero tiene que emocionar.
En tu caso, antes de la escritura fue la lectura, ¿qué magia atesora la Literatura para ser capaz de atrapar a una niña de muy corta edad?
R.- La lectura es el alimento de la imaginación. En mí fueron los cuentos que me contaron y que luego leí, para luego conocer a Enyd Blyton que alternaba con los tebeos y un montón de títulos que andan todavía por casa. Los del colegio eran más concretos, Martín Vigil, el padre Coloma, el Quijote para niños, imposible recordarlos todos, pero vuelven de vez en cuando, sí. Yo leía y escribía porque no sabía dibujar, como mis hermanos. Creo que esa fue la razón, el comienzo de una aventura que no ha terminado.
Lectura y escritura, un tándem que a ti te ha hecho viajar por el mundo, alojándote en los mejores hoteles. ¿De verdad se viaja tanto cuando leemos y escribimos?
R.- Y sin abandonar el abrazo del sillón. Es un rato en el que estás viviendo una vida paralela que se interrumpe para continuar más tarde. Es como un desdoblamiento, lo más parecido a una bilocación, sólo que en ese otro mundo eres tan invisible para los personajes como invisible es la historia para quien te ve con ella entre las manos, que sólo tiene tu referencia física, el lugar que ocupas, le silencio roto de forma suave por el paso de las hojas.
¿Por qué escribes?
R.- Porque me permite vivir intensamente, sin límite de tiempo, porque puedo ser quien quiera o lo que quiera. Lo hago desde pequeña, cuando en los cuentos que leía había un personaje al que yo creía merecedor de su propia historia. Se la escribía y ponía la hoja sobre la página donde aparecía.
Tu primera novela fue La última lágrima. Su lectura te deja con el corazón metido en el puño Los temas más duros, como la pederastia y la prostitución, están presentes en sus páginas. ¿Qué pretendiste al escribir una obra tan intensa y bella?
R.- Nació como un relato pero vi que pedía más, por eso seguí trabajando. Me entusiasmé con la documentación, la trama se fue enriqueciendo hasta que tomó forma de novela. Fue un paso muy importante, porque me permitió vivir con los personajes mientras duró el trabajo y sufrir cuando el punto final indicó que ya no eran míos aunque sigan conmigo.
Tu segunda novela fue Fideos con caballa, el nombre de un plato muy gaditano. ¿Qué representó para ti esta obra?
R.- Un sueño hecho realidad. Desde que empecé a escribir, quería hacer una novela sobre La Isla. De hecho había bastantes libros  de autores locales muy documentados sobre el tema, por lo que el planteamiento lo tenía difícil. Tras darle muchas vueltas creí que lo mejor sería que no hubiera protagonistas, antagonistas ni secundarios, que los personajes tuvieran las misma importancia. Así nació Fideos con caballa.
¿Qué queda en San Fernando de la sociedad del XIX que tú retratas?
R.- Queda el sentido del humor en forma de retranca, la cultura de la calle, el día a día, el olor de los churros calientes y el café del 44 que parece correr cuestecilla arriba, pegándose al paladar, dejando un sabor a frito dulce inigualable. Quedan la observación, el comentario y la conclusión bajo los árboles de la Plaza del Rey, el olor a marisma al anochecer y a naranjas en Navidad.
¿Cuáles son los autores de los que te muestras deudora?
R.- Son tantos que la lista no podría acabarla. Valle-Inclán, Pío Baroja, Juan Ramón Jiménez, Gabriel Miró, Miguel de Unamuno, Ana Mª Matute, Carmen Laforet, Leopoldo Alas Clarín, Carmen Martín Gaite, Viginia Woolf, Clarice Lispector, Eudora Welty y muchos más, a los que siempre vuelvo.
¿Cuál es la fórmula mágica para escribir una buena novela?
R.- La lectura, profundizar, comentar, anotar, releer, un proceso que no acaba. Cuando nos decidimos a escribir, la observación y la documentación tejen la urdimbre en que se cimentará la historia. Tras las correcciones viene la autocrítica y más correcciones. El escritor ha terminado, sabe cómo está hecho su trabajo. El lector es quien dice si su obra es buena o no.
Naranja y botella es una biografía del pintor local Ángel Torres Aleu. ¿Qué debe tener un artista para ser merecedor de de que se escriba y publique su biografía?
R.- Era la ilusión de Ángel Torres. Fue un intercambio entrañable: él hizo la portada de Fideos con caballa y yo trabajé en su biografía. Fue un tandem muy entrañable. Las conversaciones se iban emparejando con la documentación, la selección de sus obras, en fin un trabajo muy interesante en el que aprendí mucho.
Llevas diecisiete años escribiendo semanalmente un artículo de opinión en el periódico San Fernando Información. ¿Qué peligros encierra exponer de forma pública y notoria nuestros propios pensamientos y opiniones?
R.- Ninguno si se hace desde el respeto. El fin de un artículo es general opinión y no siempre va a ser a favor, porque hay tantas como lectores. Lo importante es no olvidarlos, que tres minutos de su tiempo se los está regalando a tu texto aunque sea para concluir en que no le gusta, y esto merece todo el respeto.
Sin pensarlo dos veces, di el nombre de un libro, un poema y un pensamiento que te  acompañen en la vida
R.- Es difícil pero haré un esfuerzo: Sonata de estío, de Valle-Inclán; El viaje definitivo, de Juan Ramón Jiménez; Hay tres cosas que no se pueden ocultar: el humo, el amor y un hombre subido en un camello, un proverbio árabe y anónimo, aunque hay una muy parecida de Buda.

Ramón Luque Sánchez



1 comentario:

Marisú dijo...

Una gran escritora, entrevistada por un gran poeta...¡Perfecta ¡Un abrazo a los dos! Marisú

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