Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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miércoles, 27 de noviembre de 2019

Puntos de partida: lo que soy y sé, la reescritura y la lectura




Puntos de partida: lo que soy y sé, la reescritura y la lectura

Podríamos considerarlo como un punto de partida. Comienza el curso y aparece como si fuera un inicio en el aprendizaje de las letras, si acaso como continuar en segundo de educación primaria con el afianzamiento de la lengua porque nuestros perfiles se han dibujado, en diferentes niveles, por la lectura y la escritura. Todos tenemos unos conocimientos previos que son otro punto de partida. Pero lo cierto es que aún teniendo bagaje en el conocimiento de las letras, el proceso para adquirir la competencia poética o narrativa es largo y personal si nos ponemos a ello con compromiso. Hay un pasado lector y escritor sin duda en cada uno de nosotros que como una alfombra en la entrada, sirve para limpiar los zapatos o cambiarlos por unas zapatillas cómodas según la familiaridad con la casa.

Así pues, se abre la puerta al curso 19/20 y debiendo acortar el texto y priorizar qué quiero decir y por dónde dirigiría mis pasos si fuera mi primera inmersión en el curso de letras, con personas ilusionadas y estimulantes, con medios que pueden soportar mis producciones literarias, plantearía la indisolubilidad de la lectura con el acto de escribir un poco mejor.

Hay dos escritores en nosotros. El que tiene la impronta de escribir lo llamativo y asombroso que sentimos o ideamos en un momento, y el otro escritor que relee y perfecciona lo ya escrito. Son dos habilidades que se unen para que el acto último de la devolución de lo escrito, sea pulido y abrillantado, mejorado.

El escritor poeta o narrativo, o ideativo, parte de la idea o/y de la emoción encontrado en el exterior (lectura de Maestros, hechos que observa –que ve o escucha o vive-) hacia un diálogo interior propio que le atormentan o le lleva a conclusiones que le empujan como una corriente motivacional a expresarse. Es el reto y la necesidad unidos. Es la fuente y fuerza de inspiración basada en la alerta del que desea aprehender algo potente para luego transmitirlo.  Ese destello intuitivo, se ha de reflejar por escrito en nuestro caso, se hace necesario retenerlo y fijarlo. No obstante, seguiría imperfecta la producción si no revisamos y reescribimos lo dicho por escrito. Aparece entonces el escritor crítico. Ese escritor que ha vampirizando los conocimientos, -conceptos, procedimientos y actitudes-, en otras fuentes literarias que lo van dotando de profesionalidad técnica, precisión en el lenguaje, y conocimiento literario en general. Es como si un escritor en esta segunda fase de la escritura se disociara de sí mismo, de aquel que escribió reteniendo la voz de un momento intenso, y se convirtiera en un lector objetivo y distanciado, un crítico literario de su propia obra.

Tanto en el escritor de la impronta intuitiva como el escritor crítico se diluye la lectura planificada como procedimiento para madurar la escritura.

No existirá el escritor crítico –y es adónde quiero llegar- si no nos hacemos buenos lectores.

En este sentido, el escritor en su doble vertiente, se beneficia de la lectura, no ya como entretenimiento, sino como lectura formativa, porque el autodidactismo lector se acomoda a las necesidades personalizadas del aprendiz. Una lectura se le puede desgranar en sus partes: estructura, acción, entorno y personajes; servir de modelo o contradecirla. Las posibilidades son amplias. Cada libro es en definitiva un maestro que nos confronta con nuestras concepciones literarias, estableciendo intersecciones, elementos comunes, disyunciones…favorecedoras siempre de nuestro desarrollo creativo como escritor o escritora.

¿Por dónde empezar? ¿Cuál es el punto de partida en este proceso de enseñanza aprendizaje de la literatura?  Sin duda, nos gustaría escribir como lo que leemos cuando disfrutamos de la lectura abalado por todos los que escriben y escribimos. Los maestros y maestras de nuestra escritura están en sus letras. Palabras, párrafos, enlaces, recursos…se encuentran en los libros.

Es por lo que resumo, que la acción en la lectura, es un punto de partida y de acompañamiento para toda la vida de un escritor o escritora, si se quiere engrandecer, mejorar, o ser más completos. De ahí que, haya que adquirir dos momentos metodológicos, uno de lectura rápida, de inmersión de disfrute entretenido y otra de inmersión formativa, pausada e intencionada, de cariz absorbente y desmenuzante, para aprehender con mente avizora, atenta y vigilante, imitativa o no, el legado generoso del trabajo de otros escritores.


          Josefina Núñez Montoya.

          Coordinadora del Club de Letras de las Reseñas bibliográficas.

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