AQUELLA NOCHE
Francisco Herrera López
Quizás no
supo lo que hacía, era de noche, o quizás lo llevaba esperando, quería probar
si era realmente amor o la llanura del deseo.
No supo
decirse después a ella misma que la mantuvo atada, qué fuerza del destino
esperaba, por qué rehuyó acercar su boca a la otra boca que la buscaba para
amarla, por qué no humedeció sus labios y los mantuvo quietos, quizás no supo
amar.
Una mano suave,
sin apenas rozarla, una débil caricia por toda la cara no sustentaba el amor que
deprendía. Trató de sujetarla ella, con tan solo con una palabra. Pero aquella
noche no era la noche. Sin saber por qué no era la noche, para calmarse a sí
misma tantas veces, se lo dijo, pero la noche no le dejó conciliar el sueño,
tal vez esos labios tan cerca la asustaron ¿Era recorrer en la oscuridad sus
miedos o desatar una pasión escondida?
La noche no
tuvo piedad con ella, ni con él. La Luna se despidió solitaria, no quiso ser
cómplice de su decisión. Él esperaba dormir y no dormía, trató calmar su
respiración, pero era como un pequeño volcán donde la lava no aparecía. Ella tampoco dormía. el sueño no la encontró,
sabía que el día siguiente era un misterio como todos los días sin salvación, y
que las huellas del día anterior serian un fuego o una llama sin apagar o peor, una tragedia sin
sangre. Tal vez alguna vez se arrepintió, pero aquel deseo jamás volvió a encontrarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario