Es
el abrazo hecho carne,
finura
y elasticidad completa:
todo
cabe entre ellas,
todo
lo sublime, lo eterno.
Toda
gratuidad es posible
y
el partir el pan añejo,
el
de las calles a oscuras,
el
de ahora tan tierno.
Por
amor son dibujadas
-lindos
escritos de sueños-,
por
ternura se unen a otras
formando
un mismo misterio.
Manos
son placenteras
que
nos conducen al cielo
en
los instantes de vida,
en
los instantes de fuego.
Puños
son que cerrados
expresan
el descontento,
la
rabia, la indignación
y
el ingrato proceder
de
promesas de cemento.
Seguridad
con ellas cerca
que
secan lágrimas, reparten besos,
diversidad
en la cocina apañan
y
al paladar engalanan
con
sabrosos condimentos.
Portento
de creatividad
a
veces ríen y bailan,
otras
les lloran los huesos
por
limitadas hallarse
con
el peso de los tiempos,
hechos
al fin que conforman
la
pluralidad adquirida
al
abrirse, eterna dádiva,
al
azul de mis cimientos.
Maritxé
Abad i Bueno
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