Cada
cual con su sueño
Después de soñar durante toda la noche,
me despertaron los sonidos de “gorgojeos” y “píos” de unos jilgueros que
construían su nido de amor en un hueco del toldo de mi terraza.
Pensé que, en ese devenir del hombre,
de la naturaleza que nos rodea, de su fauna y de su flora, de sus mares,
montañas, bosques y selvas; ese hombre y esa mujer deben ser felices y alcanzar
el bienestar con las flores del bien. Pero no siempre es así, hay seres atrabiliarios,
donde transitan por su cabeza cielos abrumadores, paisajes desolados, malos
amores por llevar una vida prostituida con vínculos no recomendables.
Seres atormentados en su niñez,
maltratados, con una rigidez desorbitada en su educación, pero que en la
madurez despuntan como grandes poetas y crean obras tan importantes y profundas
como el poeta francés Charles Baudelaire en la obra más importante de su
existencia: el poemario “Las flores del mal”.
Es el tiempo, el que coloca en los
lugares privilegiados y honrosos, a los autores ignorados y vilipendiados, por
la desconfianza en su persona y sus escritos y como consecuencia inmediata
también en sus obras literarias.
Así se cumplen sus sueños “post
mortem”.
Vicente Muñoz Jiménez
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