Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
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miércoles, 21 de marzo de 2018

Almas en la bruma



Algún planeta rondó aquella playa.
Dos estelas se cruzan entre la blancura de la espuma
sueños, esperanzas y juventud se abrazan
y en la arena, cómplice perfecta, surge el amor sensitivo.

La noche comienza su andadura vestida de rocío
el fuego en la arena, chispeante calor que brota de la tierra.
La ilusión llega del océano entre bromas y cálidas miradas.
El ancla del amor no quiere garrear penetrando en las dos almas
y el fondeo: se consuma.

Ganas de soñar y conquistar los siete mares.
Zozobra al comprobar la espesa bruma que se acerca,
ganas de luchar al presentir las tempestades venideras.

Arbolamos el navío de plena confianza,
pertrechamos desafío contra los elementos
El ancla: irresistible y preparada, el buque: con todo su aparejo.

Zarpamos repletas de ilusión nuestras bodegas
tomando marcaciones a los cabos, sondando las arenas
¡Malditas corrientes traicioneras!
Éramos los dueños de un océano, de ilusiones compartidas

Los arrecifes, las cartas confundidas y el empañado catalejo...
¡Confusión sobre cubierta!. Las olas de través: el griterío.
¿Dónde está la fortaleza? Firme y delicada ¿Dónde está la comprensión?
Donde están protesto a gritos, mas la estrella polar, titila y enmudece.

Un meteoro a ráfagas de errores se aproxima a barlovento.
Mas rumbo y jarcia parecen imbatibles.
Decisiones que se imponen: inapelables
Error más que infinito en buque no castrense
Desamor, debilidad, confusión y pena quedan embarcados
¡Como lastre traicionero!

Una goleta aparejada de amargura se avista por la popa
Sigue nuestra estela. El tiempo pasa amargo apenas endulzado.
Muchas noches de silencios, preludios borrascosos,
encalmadas repentinas levantes racheados

Saltan cual chasquido latigazo los obenques y las burdas
Sueltas las escotas, gavias y mayores son rifadas
La caña no obedece, el buque se atraviesa
Los bandazos se suceden: es la desconfianza.

Herramientas calafates han dañado tu belleza,
miedos pavorosos han podrido las bularcamas
Vientos ajenos e impertérritos: imposibles al capeo
y recuerdos... bodegas atestadas de millones de recuerdos.
Velas rotas, cabos sueltos, tracas levantadas,
la bitácora arrancada y a rueda del timón: encasquillada.

Y al fin…
La goleta nos dio caza. Negra y afilada: bien aparejada,
abarloada en el través, pude conocer el nombre que en su amura luce
“La Intransigencia”
Tripulada por agrios marineros que la llaman por su mote: “La Falta de Respeto
Velero imperturbable y poderoso, pirata desalmado e incansable.

Fue una caza larga y pesarosa, con todas la velas desplegadas
pues a pesar de embarcar agua, navegamos en rápido velero.
Mucho tiempo.

Confundir debilidades con ternura. Falsa percepción nunca asimilada
No ver al otro en la cubierta, maldita y envolvente neblina cegadora.
Cansancio infinito acumulado repleto de tedios y de hastío
El único tesoro que “La Intransigencia” se llevó en sus bodegas.

Más no hubo nada salvo las monedas: el dinero.
Bastardo rezón, ancla de fortuna.
Pobre velero que zarparas lleno de ilusiones
Más de veinte años navegando y en bastardo rezón mides tu destino.
¿Donde naufragaron la ternura y el amor que nació en aquella playa?
Y al final, la mar en calma. Concluyó la singladura.
El silencio, inmerso en la sentina inundó los agotados palmejares
lentamente, con sigilo; buscando su camino hacia los baos
saliendo a borbotones silenciosos por las rotas claraboyas
ganando los obenques y motones
Es la hora de partir, inundado hasta las pantorrillas en mi puesto de cubierta.
Solo. A nado. Escuchando el crujir del mastelero que se hunde
En la noche.

Mirando a las estrellas, brazada tras brazada
persiguiendo la derrota de una playa
en la que vencer al desafuero y la tristeza
En la que vivir una esperanza.
Llegué a tierra y me puse a construir una goleta
pues el viejo marinero es al mar, como el amor lo es a la vida.



Inflexible y errada capitana
confusa en errados amoríos
observa bien que en otra playa
arrumbar podrás con tu navío

No maldigas la mala travesía
embarcamos llenos de esperanza
hoy tu estiba está en las realidades
tangibles, que no son de mi añoranza

Busca capturar olas y espumas
dar ternuras bajo el sol o las estrellas
recibir miradas en silencio
complicidad y calor mutuo, mas solo eso

Quizá un día en otro espacio, de tantos como hay (son infinitos) la realidad y la etérea espuma converjan en otra playa, en otra arena de personas nuevas cargadas de ternura. Solo quizá un quizá etéreo difuso e impreciso. Como el viento.


        Manuel Bellido Milla

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