Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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martes, 28 de abril de 2020

La creatividad narrativa en el punto de mira



Reflexión a la lectura de “La escritura narrativa” del profesor J.A. Hernández Guerrero”

“Escribir no es más que un sueño guiado”
Jorge Luis Borges.


Narrar, hoy como ayer, es un cantar humano acerca de sus gestas, contado en el trasiego de las palabras por horizontes lingüísticos de mundos de ilusión.                                                             
Todo relato responde al instintivo retorno hacia lo ya vivido, al humano gesto de retener la vida dando más “vida” a la vida misma. Si bien Kant situó el origen de la creatividad humana en el instante en que, desde la distancia en la que nos posiciona la razón, tomamos consciencia de la exterioridad del mundo como contexto arraigante de nuestra realidad. Cuando la razón, en su deductiva lógica, es insuficiente (M. Zambrano), es nuestra mirada apaisada sobre las fisuras del mundo la que instaura en nuestro ser interno el impulso primero de ir al encuentro con la vida.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                
Todos hemos pronunciado alguna vez -o escuchado- la expresión coloquial “te voy a contar un cuento…”; mas si devolviésemos este “cuento” nominalizado a su verbalización original, hacia su menester de contar desde la voz narradora,  de “contarse” a los demás desde la voz poética, ubicándolo en la dimensión lineal del presente, reflexionaríamos que todo contar  da comienzo en el proceso de codificación de nuestra memoria por el cual retenemos nuestros recuerdos como posibilidad de dotar de tangibilidad  a nuestras emociones y sentimientos. 

Todo relato sitúa su origen, a priori, en ese primer momento consciente kantiano en el que la existencia, como mera experiencia de nuestra realidad, transciende a sí misma como vivencia interna. Tendríamos entonces que retornar hacia la imagen primera física del mundo, percibida por nuestra mirada, incondicional y transparente, en su contemplación aún no transitada por las palabras. Un mirar cara a cara con el mundo, cuyo reflejo, como lámina de un speculum, desde la toda apertura de su ángulo de luz, se refracta en la retina de nuestros ojos internos. Una mirada, especular y extensible, cuya potencia de voz se sitúa en el silencio contemplativo con la que da comienzo el registro de nuestra memoria; sin intención de obtener certezas, sin anquilosarse la razón en lo que solo es predecible.                                                                                                                                                                                                   
Es esta mirada original, en su potencial pureza desde el “entendimiento” precoz de nuestro inconsciente, la que actúa como nuestro consustancial instrumento de medida que nos da la variable frente al mundo desde nuestra escala humana.  Dicha mirada, a posteriori, posibilitará, desde la estimación de nuestros valores, el proyectarnos e inscribirnos sobre el eje horizontal narrativo a la vida como la voz intérprete, cuestionadora de su propia realidad (H. Guerrero, 2019). Así, resonará como voz que acentúa la búsqueda de la verdad de sí misma, de lo aún por conocer de sus circunstancias (O. y Gasset), como voz que desde su alteridad se coextiende más allá de la vida, hacia el infinito.  J. Ramón Jiménez desde su poemario Eternidades (1923), nos decía: “Yo no soy yo, soy este que va a mí lado sin yo verlo (…), el que pasea por donde no estoy, el que quedará en pie cuando yo muera”.

Una mirada iniciática que desde su dimensión literaria nos conduce a través de un movimiento rotativo sobre la panorámica del mundo por la que la narrativa alberga, en su amplitud de miras, la curiosidad por saber acerca del binomio ser-mundo enfocando desde el espíritu polisémico del ser humano a la vida como continente posible en el que habitar. La vida discurre por senderos, itinerarios de tramas que se bifurcan y por las que todo lo humano deja de cimentarse sobre el discurso unívoco desde la logística de la razón; sino que se emprende por senderos ambivalentes transitados entre lo real y lo imaginario (Borges). Con ello nos predispone a que todos ejerzamos de narradores, liberando ese impulso interno e instintivo de contar la vida desde una historia propia.  ¡Ficcionamos, luego existimos! sentenció Borges.

Narrar, contar o relatar es intrínseco al tejido humano, de su entrecruzamiento entre lo visual y lo verbal construimos y definimos nuestra identidad humana. Todo relato nace, pues, de un trasfondo épico y de un trasfondo filosófico que nos revela al ser humano como toda posibilidad, como respuesta a esa necesidad connatural de agregarnos a la vida.

 Leibniz justificaba nuestra tendencia creativa desde la consideración de la vida “como el mejor de los mundos posibles”.  Por su parte, Barron, define a la creatividad como una actitud hacia la vida y un modo del pensamiento; una actitud de superación que nos forja a elevarnos sobre arenas movedizas, desarraigantes, sobre las que observamos al mundo, absorto en sus giros, ajeno al dolor humano. 

En cierta ocasión le preguntaron a Torrente Ballester (1977) acerca de su insistencia en escribir novelas a sabiendas del dolor inherente a la vida humana. Su respuesta fue contundente: “a pesar de todo el desencanto de la humanidad, el hombre, a pesar de todo y contra toda razón, no pierde la esperanza sobre lo humano”.                                                                      
Tiene sentido concluir esta extensa opinión, densa en citas, afirmando coloquialmente que el corazón humano, antes de hablar por las palabras, lo hace por su mirada.

Lo valioso que nos enseña la lectura como disciplina es aprender a cuestionar  la verdad banal contenida en los convencionalismos que nos son trasmitidos, como los que conciernen al origen de la creatividad literaria, desviando el fin que en sí misma contiene  nuestra capacidad de ficcionar, justificando el hacer literario en las oscuridades de patologías, en el sentir traumático de un “yo”  herido e hipertrofiado situándolo en  ese punto de  confrontación  o especie de choque por el que muchos aspiran desde su suprarrealidad revestirse de genialidad. Sin embargo, más allá del genio, la narrativa surge de nuestro ingenio, de “la mezcolanza entre lo sublime y lo grotesco” en palabras de Cervantes.

En definitiva, como refleja la sabia conclusión de T. Ballester, es necesario ser siempre consciente de que “todo lo que pasa por una novela, pasa antes por la vida”.



Bibliografía, artículos y notas sobre las fuentes consultadas:                                                                                              
Sobre la retórica de la imagen artística:
Maillard, Chantal. (1992). Introducción. La creación por la metáfora en Zambrano, María. La razón poética. Barcelona: Ed Antropos.   
                      
Sobre la conciencia como sujeto activo:
Coble Sarro, David. (2012). Lo a priori trascendental en Kant (una investigación lógico-conceptual), Factotum, 9, pp. 44-122. Recuperado de http://www.revistafactotum.com/revista/f_9/articulos/Factotum_9_5_David_Coble.pdf 

Sobre el concepto de circunstancia como “esa realidad muda en derredor (… )” en relación con la filosofía descartesiana de O. Gasset “ yo soy yo y mis circunstancias “ en Pérez-Borbujo, Fernando. (2010). Tres miradas sobre el Quijote. Unamuno-Ortega-Zambrano. Barcelona: Herder.

Sobre el concepto de alteridad como modo alternativo de leer la realidad:
Vázquez Rocca, Adolfo. (2005). Baudrillard: alteridad, seducción y simulacro. Observaciones filosóficas, 1. Recuperado de https://www.observacionesfilosoficas.net/alteridad.html                                                                                                                                  
El mismo concepto en Juan Ramón Jiménez en su poemario Eternidades, (1923), Ed. Taurus. 1982.
Borges, Jorge Luis. (1996). El otro el mismo.  Buenos aires: Ed. EMECÉ.

Sobre el concepto de verdad literaria, tan válida como la realidad tangible del mundo en Jorge Luis Borges:
Cavallari, H. Mario. (2001-2002). Jorge Luis Borges y la estética del simulacro. Corner, 5. Recuperado de http://www.cornermag.net/corner05/page02.htm#anchor76741  

Desde esta misma poética Borges reivindica  la valoración del aspecto lúdico de la ficción , el ‘yo’ ficcionado se concibe como un punto de confluencia de sus ficciones , revirtiendo el sentido descartesiano de la razón : “pienso , luego soy” en su expresión “ ¡Ficcionamos , luego existimos!”.      
                                                                                                                            

Sobre la concepción de los mundos ficcionales como mundos posibles en la teoría  de Leibniz:
Aguado Rebollo, Javier. (2009). ¿ Por qué según Leibniz vivimos en el mejor de los mundos posibles? Thématos Revista de filosofía , 42.pp. 19-37. Recuperado de https://revistascientificas.us.es/index.php/themata/article/view/547                                                               
Sobre la definición de Barron (1955 ) sobre la creatividad como un modo de vida, un medio de salud mental y una fuente debelleza y recogimiento en el artículo

García García, Francisco. (2010). Definición de creatividad (V) – Barron. 37,4. Blog de creatividad. Recuperado de http://treintaysieteconcuatro.blogspot.com/2010/04/definicion-de-creatividad-v-barron.html                                                    

Sobre la referencia del ingenio narrativo según Cervantes y su postura escéptica acerca de la genialidad:
“(…) ni de quien se sirve de la retórica (... ) ni tiene para qué predicar a ninguno, mezclando lo humano con lo divino , que es un género de mezcla (tejido de hilos de colores )  de quien no se ha de vestir ningún cristiano”.

Real Academia Española. (2004). Prólogo a Cervantes, Miguel. Don Quijote de la Mancha. IV centenario. Madrid: Santillana Ediciones Generales.

La misma opinión en  Torrente Ballester en su discurso de toma de posesión en la Real Academia (1977) Recuperado en: https://www.ersilias.com/discurso-de-gonzalo-torrente-ballester-al-recibir-el-premio-cervantes-de-1985/                                                                                                                                            
Así como el escritor gallego adopta para sí la definición de Cervantes sobre la realidad creada en la ficción: “la realidad no es otra cosa que una mezcla entre lo serio y lo ridículo, lo feo y lo bello, lo verdadero y lo falso, lo sublime y lo grotesco. (…) lo importante es lo que este aconteciendo entre el lector y el autor” (1986).                 


                             Aurora Romero

1 comentario:

Francisco Herrera dijo...

Lección de humanismo e historia. Gracias José Antonio.

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