Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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miércoles, 1 de abril de 2020

Respirar un pasodoble en tiempos de alarma


Y un clarín que rompe el viento anunciando un toro negro que da miedo ver.
Manuel Alejandro y María Magdalena. Viva el Pasodoble.


Año 2020, un virus muy contagioso y mortal aparece en China y se expande por todo el mundo. Al principio, visto desde otros países, parece que no va a llegar, que no va a llegar con tanta intensidad o que, si llega, no nos va a tocar padecerlo. Pero llega. Miles de personas sanas y enfermas de todas las edades se ven afectadas. Se declara el estado de alerta. Justo los días previos, unos van a los supermercados para abastecerse, porque no se va a poder salir de casa. Otros no lo ven necesario. Son los menos.

La actividad laboral presencial se para en la mayoría de las empresas y se sustituye por la telemática. El personal continúa trabajando y estudiando lo mejor que sabe y puede. Internet comienza a bullir. Además, se empiezan a crear chistes sobre la hiperactividad que uno puede llegar a tener en casa. Muchas personas no paran de proponer qué hacer de forma virtual y hasta en directo como, por ejemplo, visitas a museos, clases de gimnasia o conciertos. También se nos dan recomendaciones para evitar contagiarnos del virus si salimos de casa. En definitiva, la mente, que es muy sabia, nos guía para no caer en el pánico y sobrevivir en esta situación de incertidumbre que el virus, los informativos y las decisiones políticas generan.

Curiosamente, este virus ataca el sistema pulmonar provocando una gran dificultad para respirar. La respiración es el primer acto al nacer, así como el último al morir. Entre uno y otro, nuestra forma de respirar es el espejo de nuestra forma de vivir. Quizás, el mensaje que la vida nos esté dando es la necesidad de parar para observar nuestra respiración y acompasarla.

Encontremos momentos para desconectarnos de internet y de nuestros pensamientos. Respiremos un pasodoble bailando con nuestra respiración a ritmo alegre. Ahora inhalo en ocho pasos: un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho. Me paro, y vuelvo a contar otros ocho para exhalar el miedo.

Recordando a Rocío Jurando cantando Viva el pasodoble, pensemos que ahora el toro negro es este maldito virus. Los toreros y los picadores son todos aquellos héroes que están luchando contra él prestando sus servicios a los demás. Cuando todo termine, siempre nos quedará en el recuerdo un pasodoble español que volverá a sonar mientras lo bailamos a las puertas de la Ciudad Prohibida de Pekín, en la Plaza de San Marcos de Venecia o en el Parque Genovés de Cádiz. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho. Me paro, y vuelvo a contar otros ocho, para soltar el miedo.



              Pilar Franco Naranjo

3 comentarios:

Myriam dijo...

Oleeee

Myriam dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Myriam dijo...

Ocho pasos que nos pueden sacar de esta locura. Ocho pasos para volar lejos. Ocho pasos para no olvidar lo que estamos aprendiendo.

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