Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
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Antonio Díaz González
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miércoles, 10 de junio de 2015

Textos acto de clausura en Jimena (III)

Pellizco






       Ha muerto Manuel. Lo vi por primera vez en Junio del 77, en Cádiz en el Parque Genovés donde actuaba con su entonces mujer Lole, una de las voces más poderosas del momento y de siempre.

       Formaban un dúo. Había  más gente: Pablo Guerrero, entonces en la cima de la popularidad y un Carlos Cano que todavía solo era conocido por el circulo que seguía la música andaluza de entonces.

       Pude saludarlos entre bastidores. A él lo recuerdo barbado y no abultaba mucho era puro nervio. Ella era una muñeca de porcelana por su pelo, piel, tipo….. (nadie valora más a una mujer que otra)

       Su primer disco fue “Nuevo día” (1975) ; luego Manuel colaboró con Smash.

       Para mí, era la primera vez que Cádiz acogía dos grandes espectáculos: en el Falla el Ayuntamiento traía a Jarcha a 300 pesetas la entrada y en el Parque Genovés se celebraba la “Fiesta de la Libertad” , una macrofiesta  a 50 pesetas…… El tiempo acompañaba.
      
       Ahora cuando miro hacia atrás veo que algunos se purificaron, otros encontraron su espacio, otros se fueron…..

       Me ha impresionado la foto de su despedida: Lole y Alba de blanco, esta última cantándole a su padre. El resto de las personas, de negro.


María José González






Yo el mar y el cielo



Yo, el mar y el cielo.
 Allí enfrente, quieta y tranquila permanecía ella,
la novia, con desparramado traje de cola,
acariciándola suavemente,su amado y fiel compañero,
el joven camaleón,con traje azul celeste y corbata,
que cambia de color, a su antojo, extravagante,
deslumbrándome con sus variados tonos de colores,
anaranjados, grises, violetas y amarillos.
Abajo el movedizo dragón,
que deja arrastrar su pesado traje,
con numerosos volantes ondulados,
de lunares verdes plateados,
rematados en tumultuosa espuma cristalina,
dejándolos caer caprichosamente,
en un sobresaltado y estruendoso batacazo,
sobre el lecho color visón de su granulado tablao.

 Ella sentada en la banqueta,
de la terraza del bar,
leía con su mirada y pensamiento
a los más ilustres autores,
que pasan inadvertidos en la historia y en el tiempo.


 

  Pepi Romero Velázquez






La lengua inteligente







El zumbido de la máquina descolgó una gota que bajó sobre el acero empañado. Gota construida a base de alientos, de mi aliento… del tuyo. Descubriste divertida que éramos testigos cómplices del deslizar del zumo de alientos. Ruborosa, te enfrascaste en tus quehaceres con tu helado y las paredes del cucurucho, sin mirarme, pero consciente de mi atención. Una niña pidió a saltitos su helado de turrón con voz punzante y dando golpes ansiosos sobre el cristal del mostrador… y llamó tu atención, y la mía, y aprovechamos la ocasión para cruzar de nuevo nuestras miradas… y pasaron tres siglos. Te despertaste con una espesa y fría gota de chocolate recorriéndote las comisuras de los dedos. Benditas servilletas de papel satinado, no absorben, y fue tu lengua inteligente la que borró el marrón de tus manos… y el gris de mi jornada.



Antonio Díaz González


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