30.- Pensamiento único
Uno
de los peores errores en los que podemos caer los mortales es concentrar la
visión tan intensamente en una sola verdad que su claridad nos deslumbre y nos
impida ver todas las demás. A veces, aunque nos parezca exagerado, la
especialización científica puede conducir al analfabetismo y, lo que es peor,
la claridad de una sola idea nos puede arrastrar al fanatismo.
La
convicción supersticiosa de que, en los asuntos humanos, existe una sola
solución para los problemas y la ingenua ilusión de que las realidades sólo
poseen un único sentido nos llevan al empobrecimiento personal y constituyen
una amenaza grave para el diálogo, para la colaboración y, en consecuencia,
para el crecimiento personal y para el progreso social.
Por
mucho que los vistamos a la moda de diseño y por muy lujosamente que los
maquillemos, muchos valores centrales de nuestra época moderna, como por
ejemplo el "progreso", el "individualismo", el "productivismo"
o el "consumismo" son constitutivamente ambiguos. La generalización
de una cultura audiovisual uniformizada, teledirigida y acrítica conduce a una
irritante superficialidad y a una vacía frivolidad en el planteamiento y en la
búsqueda de soluciones adecuadas para los problemas más graves.
Si
queremos evitar el peligro de convertirnos en hombre-máquinas, en unidades de
gasto, en clientes, en productores, en tecnócratas infantilizados con los
brazos llenos de juguetes -si pretendemos evitar la deshumanización de los
seres humanos y de su mundo humano-, hemos de realizar un esfuerzo por
construir, vivificar y conservar los nexos -precarios y frágiles- que deben
conectarnos con el resto de los seres vivos y con las cosas inanimadas; hemos
de enriquecer la calidad de nuestra curiosidad, hemos de ampliar el horizonte
de nuestra atención y hemos de estrechar los lazos de nuestras relaciones
humanas; hemos de templar la pasión y hundirnos en esa realidad cotidiana,
desconocida y fascinante de la contemplación desinteresada del paisaje, del
trabajo riguroso, del paseo relajante, de la conversación familiar y amiga, de
los vínculos de solidaridad fraternal.
José Antonio Hernández Guerrero
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