Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

Contacto y envío de textos:
clubdeletras.uca@gmail.com


miércoles, 31 de enero de 2018

Cuando el viento da en la torre

Cuando el viento da en la torre
ese viento sin dueño
capaz de silbar sin labios
despertar a cada piedra.

¿Somos torres para el viento
 arena para el tiempo
 agua para la tierra?
¿O somos madera que el reloj hace pedacitos poco a poco?

¿Somos tierra para el abeto
 lápiz para el papel
 lechuza para la noche?
 ¿O trinquetes para las puertas de los sentimientos?

¿Somos anillos para cadenas
iglesias para los llantos
olvidados de la dulzura?
¿O vehículos del amor desnudo?

¿Somos dedos para amasar
ojos para incrustar
hierro si quererlo?
¿O somos nieve en el dolor ajeno?

¿Somos olor de perfume perdido
nauseas de las conciencias
águilas reales de lo sembrado?
¿O somos níquel del engaño?

¿Somos tempestad de la soberbia
cuevas de la tempestad
latidos del orgullo?
¿O somos nada absolutamente nada?
¿O solo lo somos para nosotros mismos?


Francisco Herrera. Invierno 

jueves, 25 de enero de 2018

El Palacio del Tiempo



Para el dia 15 de febrero hemos organizado un café literario en jerez en el Bar La Moderna en la calle larga, a las seis de la tarde nos acompañará la escritora May Ruiz Troncoso para compartir y debatir sus experiencias con el libro que ha publicado recientemente titulado El Palacio del Tiempo.

Mercedes Díaz Rodríquez

 
Reseña de la editorial: Vamos a introducirnos en el fantástico mundo de la relojería, mostrando una rápida visión del reloj a través de su historia: cómo surge, donde se desarrolla y qué importancia tiene en cada momento de la sociedad europea que lo ha creado, donde las modas van sucediéndose y los hombres demuestran un afán no solo científico sino también artístico por estas pequeñas máquinas de hacer horas que formarán parte integrante de su vida en muy poco espacio de tiempo y que darán lugar a un afán por coleccionarlo y exhibirlo en sus palacios. 

Después nos asomaremos a los principales museos de relojes del mundo para desembocar en la historia del Palacio del Tiempo, hasta llegar al museo actual, sus salas de exposición, hasta llegar al corazón del museo que son las piezas expuestas: el catálogo con la descripción minuciosa de cada una de ellas.


La colección, cronológicamente, abarca desde el siglo XVII al XIX, época más productiva y variada de la técnica relojera francesa e inglesa; incluye otras nacionalidades entre sus elementos, no por ello menos importantes: Austria, Suiza e Italia están dignamente representadas en esta colección, siendo precisamente un reloj chimenea italiano, la caja más antigua que posee el Museo. Y como olvidar los famosos relojes de bolsillo ginebrinos, o el reloj "de carroza" austriaco, bellamente trabajado; ellos solos son suficientes para acreditar las creaciones artísticas de sus propios países.

CONGRESO INTERNACIONAL "SI YO LES CONTARA... 20 AÑOS SIN FERNANDO QUIÑONES (1998-2018)"



Los grupos de investigación del PAIDI HUM139 y HUM330, en colaboración con el área de Literatura Española (Departamento de Filología) de la Universidad de Cádiz, convocan un congreso internacional con motivo del vigésimo aniversario de la muerte de FERNANDO QUIÑONES. Considerado como el escritor más emblemático de la capital gaditana en la segunda mitad del siglo XX y una de las firmas más singulares de la generación del medio siglo, este congreso pretende, más allá de reivindicar su figura y su significado en su tiempo, revisar críticamente sus aportaciones en los diferentes ámbitos literarios y culturales que cultivó a lo largo de su inquieta trayectoria intelectual: de la novela, el cuento, la poesía o el teatro a la flamencología, el periodismo o su faceta como agitador cultural.

Memorias de África


Ayer volví a ver a Redford levantar alegremente el vuelo y sobrevolar el paisaje. Lo imaginé libre, dibujando piruetas y soñando con volver algún día a aquella granja, al pie de las colinas de Ngong.

Un momento después, con sólo mirarla, me estremeció la ternura, la delicada comprensión con la que Meryl Strepp escudriñaba el cielo, despidiéndose de él con voz queda.


“No te preocupes, mensahib”, le dije emulando al criado somalí, en una lengua que probablemente no entendió. La culpa ha sido mía por no interpretar los augurios. Nunca debí llamar así a dos jilgueros.


   M. Carmen Orcero Domínguez



Arte y medicina



Qué impresión que te reciba al entrar en el hospital Puerta del Mar una eminencia de la talla del Dr. Ramón y Cajal. Y no es una sorpresa del todo agradable, ya que el más brillante de nuestros nóbeles se dedicaba a la investigación de la Anatomía Patológica, la ciencia de los forenses, esos médicos a los que uno, realmente, sí que no quiere ver de cerca. Pero el caso es que ahí estaba D. Santiago, pintado nada menos que por Joaquín Sorolla, junto al panel que muestra la ubicación de las distintas especialidades.

Y es que nuestra ya madura Residencia celebró sus 40 años acogiendo en su vestíbulo durante unos días la exposición “Arte y Medicina”. La muestra presentaba 53 cuadros muy populares, cada uno de ellos relacionado, de alguna manera, con una disciplina médica. Un interesante recorrido por los síntomas y enfermedades que padecen los modelos representados en cada pintura, que se presenta a los usuarios de la mano de obras y pintores universales, como La fragua de Vulcano de Diego Velázquez, Retrato de un médicode El Greco, Una investigación, del ya mencionado Sorolla, El albañil herido de Francisco de Goya, Cristo crucificado, de Murillo, Las tres Gracias de Rubens o la “Extracción de la piedra de la locura’ de El Bosco. Y bajo cada cuadro, una breve explicación definiendo síntomas, lesiones, personalidades o contexto histórico.


La exposición sin duda provocó la reflexión clínica a través del arte en los profesionales médicos, pero también nos conmovió a los visitantes y pacientes en los ratos de espera ante estas obras de los grandes maestros, reconociendo quizá en algún lienzo alguna dolencia compartida.


       Agustín Fernández Reyes, 18/01/2018

A mi padre



Me resulta difícil reflejar con solo palabras la memoria de una vida, y mucho más, pretender hacerlo con acierto, y es que, alcanzo a comprender que una vida es algo tan inmenso, que a mi modo de ver trasciende al lenguaje, al papel, y mucho más a los recursos literarios del que escribe. Por eso, papá, intentaré recorrer contigo, si acaso algunas de nuestras vivencias en el ánimo de permanecer fiel a tu memoria sin ser traicionado por los filtros velados de las emociones ─las de entonces y las de ahora─ y por eso que llamamos recuerdos.

Recuerdo el tren de hojalata pintada, aquel que se tambaleaba girando en círculos infinitos mientras decaía su marcha al compás de la cuerda, la misma que nos traicionó aquella tarde fría en la que se rompió el muelle espiral, dejándonos con los ojos abiertos y descorazonados ante la tozudez del convoy pues, desde entonces, se negó en “redondo” a circular por los frágiles hilos de metal, dispuestos sobre la mesa revestida con sayuela bordada para cubrir el brasero de picón perfumado, donde me entretenía repintando el blanco y negro de aquellas fotos parisinas de la revista El Perpetuo Socorro tan releída por mamá.

Eran inviernos feroces de brasero y pasamontañas a la vuelta de la escuela, caja de polvorones de Rute y botella de coñac jerezano sobre la mesa traídas por ti desde la casa de la abuela. Noches de Radio Córdoba con canciones dedicadas y, noches en las que entonces no alcanzaba a comprender vuestro tapado trajín, el más bello y romántico que, como en un vals, bailabais cada noche en la cocina junto al infernillo de petróleo entre montañas de patatas fritas, bacalao seco, chorizos curados, huevos sacados del corral y cautelas de soslayo: a ver si nos mira el niño, mientras en la salita, el que escribe fantaseaba al borde del aburrimiento con un tropel de “indios” de plástico de colores vivos que, a base de pesetas hurtadas a la compra, mamá lograba amontonarme un día sí y casi otro también.

¿Te acuerdas de la DKV? ¿Cómo no ibas a acordarte? La furgoneta verde y misteriosa que al volver de Cañetede las Torres después realizar el reparto de naranjas o de tomates, cómplice junto a ti, sabía cómo ahorrar gasolina emprendiendo las cuestas abajo sin motor antes de llegar a la gigantesca báscula y la vieja romana que presidian la puerta del almacén junto a la plaza de abastos, entre aquellas montañas de papeles y la enorme pila de guías telefónicas con el nombre de todas las provincias junto al negro y vetusto teléfono de pared.

Y aquellas primaveras: floridas, pletóricas, cálidas y colmadas de esperanza como el nombre de mamá, con sus tardes fragantes en las que acudíamos a la ineludible cita con la ermita de Alharilla días antes de la romería en las que, apoyado en tus brazos, imaginaba conducir a la Isabelita, la moto legendaria de grave roncar que nos acogía a los tres sobre su lomo de negro y plata, cabalgando como orgulloso corcel sobre la estela polvorienta del camino hasta la aldea.

Cuantas veces recordar aquel verano en el que mis ojos niños descubrieron el mar cogido de tu mano, quedando para siempre prendado, y prendido de su inmensidad como atisbo de nuestro inmediato futuro en su hospitalidad y generosidad allá por tierras tan gaditanas como incógnitas. Fue en el retorno de aquel viaje a la vuelta de Torrox cuando el viejo Nissan, un día llegado del Japón, rompiera sus frenos en la bajada y, un ángel, nos tendiera su mano en mitad de aquella curva sobre el arroyo de la cuesta de El Soldado en mitad de una difusa alborada, donde a tropel, acudieron a ti o brotaron de ti todo un ejército de templanzas, valentías, firmezas y aplomos que nos salvaron a la tripulación y al cargamento, como a los buenos barcos bien gobernados después de un duro temporal, en el que a término, alcanzamos el deseado puerto de Porcuna, sita y señora reinante receptora sobre el antiguo cerro.

Y llegó el día. Antes de él, partiste como explorador en avanzadilla hasta la bahía, y a tu estela, toda una expedición comandada por todas las esperanzas. Tu Esperanza, nuestra madre. No fue fácil tal como suele suceder en cualquier empresa que se aventura en tierra incógnita, más sin embargo, nos esperaba cálida y acogedora frente al mar, junto al océano rodeados de almas compañeras paridoras de escobenes y carlingas, quillas y palmejares, codastes, tamboretes, trancaniles, polines y buzardas… que, con la inmensa fuerza de su lenguaje nuevo, llenaron nuestro entendimiento y nuestros corazones, entre los cueles el tuyo supo hacerse un lugar ganado a pulso inmerso en el ambiente dicharachero y fabril característico de todo un pueblo: el tuyo, del que ya siempre formaste parte en empeño, en convicción y en derecho y, del que brotamos tus hijos dignos herederos de tu enseñanza renacida y mostrada día tras día con tus silencios y con tu ejemplo. No puede existir mayor coherencia en el mundo.

No fueron fáciles los días en que hubimos de combinar las exigencias del aprendizaje del duro oficio con las trigonometrías y las fracciones reducidas en la Escuela de Maestría Industrial llegada la tarde, tampoco para ti resultó fácil sortear aquel vendaval de planchas de acero para los dobles fondos junto al taller de bloques planos en mitad de mi adolescencia, quizá la etapa más intensa del temporal, ribeteado con aquellos almuerzos en el comedor colectivo sin más alternativa que la fiambrera, el infernillo sobre el suelo, y el sótano de la central veintiocho, nuestro refugio, al fin y al cabo nuestro refugio.

Tiempo de reencuentros por Navidad y vueltas a la pelea por lo cotidiano, siempre buscando el Sur en el que te reafirmabas a cada paso, sereno y seguro, orgulloso al vernos crecer a mi hermana y a mí mientras afrontabas la contienda más épica y gloriosa que puede encarar un hombre: la de vencerse a sí mismo y a sus circunstancias. De eso y de tu inagotable amor por tu Esperanza; nuestra madre, puedes quedar seguro de mi admiración allí donde estás: donde estés, pues, fui testigo de lo uno y de lo otro hasta la batalla final, esa que libraste a la hora de decirnos adiós y, donde demostraste sobradamente, la gallardía, la altura y la entera condición de un hombre que supo mirar a la vida con respeto y filosófico desdén, afrontando su hora con esa serenidad que suele hacer temblar a la mismísima parca.


Manuel Bellido Milla.

martes, 23 de enero de 2018

Breves y fugaces

Breves y fugaces

Encontré bajo mi lecho al demonio atrapado en una botella, en una botella color verdusco que tenía  forma obscena y grotesca. Con las manos atrás daba vueltas y vueltas y se lamentaba de su encierro. No sé quién lo condenó a vivir allí.
  “No entiendo cómo diablos vine a parar acá”.

Pero de pronto, una nube gigantesca nos envolvió con un manto de esperanza, y él se echó a dormir el sueño de la infamia,  por un  millón de millones... y yo, de inmediato, me puse a escribir signos y símbolos sobre la botella.
La botella continúa plácida bajo mi lecho.
*
 Mi juicio final no durará un día, ni ocurrirá cuando yo muera. Mi juicio final es un tribunal en sesión permanente en el cual yo soy el reo, el Fiscal, el señor Juez, el Honorable Jurado y el cruel verdugo.

Mi juicio final se celebra en este instante y en silencio. El Juicio final soy yo.
*
Hambruna
Del pecho le brotaron matas de maíz. Eran para alimentar al gentío. Del mismo modo, le brotó la tierra para esparcir en el mar.
 Pero los hombres alardearon de ser gigantes y las plantitas se devastaron, se pudrieron cuando apenas nacían. Los agricultores se sintieron traicionados por aquel pecho que ahora germinaba plantas marchitas. En seguida vinieron las lágrimas, las hambrunas y las tristezas. Y comenzó la revuelta.
*
La verdad y la razón viven y existen en disputa eterna, la una diciendo que tiene la verdad y la otra diciendo que tiene la razón.


*
En el país de los diminutos, los ciudadanos guiados por su rey se fueron a la guerra. Consideraban que por ser dueños de la verdad eran libres, libres para esclavizar a otros.
También consideraban que la comodidad era sinónimo de felicidad.

Pregonaban a los cuatro vientos que la ritualidad era espiritualidad.
Además del poder y la riqueza que ostentaban pretendían rebalsar sus arcas a costa del hurto de bienes.
Del mismo modo imponían a los pueblos que invadían, la creencia en un dios embustero y falible, así como lo eran ellos.
*
Puedo ser traicionado,  ser entregado al enemigo, pero mi naturaleza nunca podrá ser traicionada.
De la ternura, al menos una fibra…

*

Si alguna vez se le ocurre poner los pies sobre la tierra, no olvide quitarse los zapatos.
*
El problema de vivir en paz con dios y con el diablo, es que tarde o temprano, cualquiera de los dos, romperá las reglas del pacto.

      Edgardo Benítez

Vamos, Prohibido y Somos

VAMOS

Todo guardo de ti:
aprieto entre mis corvas
todos tus pensamientos,
los equilibro en mis pies,
desnudos pies sin acentos...

Todo guardo de ti
y nada que me detenga
en mi entereza consecuente
después de tu paso
por mi apasionada hacienda.

Todo guardo de ti:
el aprendizaje sublime
de lo posible en lo imposible,
de lo real y soñado...

Nada sobra, nada falta.
La gratuidad y sus decimales
caminan sin perderse...

Reconociéndonos entre versos,
vamos.

   ©Maritxé Abad i Bueno



PROHIBIDO

"Prohibido prohibir
lo que amasa el corazón:
¡quiero gritarlo y puedo
en todas mis dimensiones
porque,
no se puede callar el clamor
por la distancia!"




SOMOS

Conocemos la salinidad
de nuestras gélidas aberturas
que en oberturas transformaban
cada pétalo de miel derramado
en el pentagrama descarnado
de tantos sueños…

Sabemos de la luz que inundó
el frágil fanal de la mirada
a través de la rutina silenciada
de lascivas intenciones.

Aprendemos de la conciencia,
a veces del negarse por amor,
del respeto de los tiempos,
de horarios sin sentido…

Y vivimos con ello, no para ello
en cada verso ilícito
que todo transforma al ser leído
en los intersticios afónicos
que saben a olvido.

Nuestras pequeñas fisuras
sonríen, no obstante,
con complacencia:
vertical brecha que conduce
a la vida, somos. 


   ©Maritxé Abad i Bueno

Vivir para querer


Querer reír. Reír viviendo en paz.
Querer vivir, querer amar, y amar.
Hacer que tu querer no sea tomar
Brindarse a los demás… ¿Serías capaz?

Emocionarse como niños al jugar
Despreciar el paso de la ambición.
Ser valiente y hacer caso al corazón
Y comprender, que perder miedo… es, ganar.

Mostrar la sonrisa sin pedir
No olvidando ser amable si has de dar.
Procurando la justicia al influir.

Ejercer el respeto en libertad

Siendo amnate apasionado hasta el final.

Que sentir así, es querer, es amar y es vivir.





Porque querer a veces duele como la vida y porque el dolor vencido nos llena de paz y nos hace más sabios.



                Manuel Bellido Milla

No podemos fiarnos de los “suspicaces desconfiados”


                                               
        

El progresivo distanciamiento que se está produciendo entre los partidos políticos españoles más importantes tiene su origen en la pérdida de confianza mutua y constituye, en mi opinión, un hecho grave que puede arrastrar consecuencias imprevisibles para el conjunto del país. Pienso que es urgente que, sin necesidad de abdicar de las convicciones propias, se regenere cuanto antes ese clima de confianza que es imprescindible para restablecer el diálogo y para restaurar la colaboración que constituyen la esencia de la convivencia y de la democracia. Unos y otros han de considerarse interlocutores dignos de respeto y de credibilidad, y, en sus relaciones, han de partir del supuesto explícito de que todos, aunque por caminos diversos e incluso equivocados, persiguen las mismas metas como, por ejemplo, el cese de la violencia y de la corrupción, el establecimiento de la paz plena y de la igualdad de derechos, y la protección de la libertad, de la justicia y de la convivencia solidaria.

Es ineludible, sobre todo, que unos y otros concedan a los adversarios la misma presunción de lealtad que exigen para ellos: sin esta premisa es imposible, ineficaz y contraproducente todo trato humano. El punto de apoyo de todas las relaciones humanas es la confianza; sin ella son imposibles la vida familiar, la cooperación ciudadana, el funcionamiento de las asociaciones culturales o religiosas, las transacciones económicas, las relaciones sociales, los acuerdos políticos, la amistad e, incluso, la paz individual.

Hemos de tener en cuenta que la confianza, esa seguridad subjetiva de que no nos engañan las personas con las que convivimos, aunque a veces se equivoquen, tiene su fundamento último, no en la indefectibilidad moral absoluta, sino en la honradez que consiste, sobre todo, en la voluntad de no engañar con las palabras o con los comportamientos, y en el reconocimiento sereno de los fallos y de los errores, si estos se producen. Para generar confianza no es necesario que seamos perfectos, pero sí que seamos honestos y que nuestras intenciones no sean perversas. Sólo podemos fiarnos de los que tienen palabra y de los que cumplen las promesas, sólo nos sentimos tranquilos ante los que confiamos que no nos harán daño y ante los que, en situaciones de peligro, nos protegerán.


Pero, a veces, la desconfianza puede tener su origen en un síndrome de inseguridad personal, en esa sensación incontrolada de que los demás se van a aprovechar de nosotros. Estos suspicaces desconfiados, que siempre están pendientes de las malas intenciones de los demás, malinterpretan, incluso, los piropos y los halagos. Es posible que, en gran medida, la falta de confianza en los otros revele también una enfermiza desconfianza en sí mismos. Estos desconfiados no están de acuerdo con Miguel de Cervantes quien piensa que la única manera de soportar y de sobrellevar esta vida es confiando en las personas, aunque, a veces, nos fallen. Propongo que, sin caer en la bobalicona e ingenua credibilidad y en contra del dicho popular, afirmemos “piensa bien y acertarás”.


 José Antonio Hernández Guerrero

2º Homenaje a Gloria Fuertes, 17-11-2018 (Recordatorio textos)

La proyección del emotivo video sobre la poeta realizado por Antonio Díaz sirvió de transición entre el acto de apertura del nuevo curso del Club y el homenaje a Gloria Fuertes en el centenario de su nacimiento en 1917. Retomamos con esta lectura de textos el acto del pasado mes de Mayo en la Biblioteca central de la UCA.



Se leyeron poemas y textos, por parte de sus autores Ramón Luque, Manuel Bellido, Adelaida Bordés, Laura Puerto, Mercedes Gil, Paqui Sánchez, Leonor Montañés, Maritxé Abad, Carmen Rodríguez, Antonio Díaz, Josefina Núñez, Luisa Niebla, Mª José González y Agustín Fernández, dejándonos el buen sabor de boca de la escritura y lectura en recuerdo de esta gran mujer que fue, es y será Gloria Fuertes.



EL RUM RUM DEL CHICO ABSENTISTA

Por Josefina Núñez Montoya


¡Qué pasillos la carcoma, va tejiendo la tragona,
qué malísima persona, voracísima carcoma!

Gloria Fuertes

Por el camino que va a la escuela, el muchacho anda por el borde de la acera,
sin darse cuenta hace música, música del revés.

Rum, rum, rum

Con sus pasos perezosos, por donde le sigo cauteloso,
el rum rum rum va y se asoma como un búho socarrón.
La robona le dicen algunos, pérdida de oportunidades otros.
Es un novillo suelto que se ha perdido entre rastrojos.
¡Qué saltitos más pequeños! ¡Qué descompás más acompasado!
¿Quien lo sacará del compás?

Rum, rum, rum.

Hace días el muy pillo, se ha metido en su cabeza y al cruzar la carretera,
suena que te suena, vuelve a trajinar al revés.

Si lo vieras. Es algo regordete y lleva cargada su mochila de Batman, de palabras muertas y mortadelas. Camino a la escuela, juega por la acera punta-tacón con sus pies. Ayer tuvo suerte –según él- porque se fue a casa de un vecino a jugar a la play, sin adultos y sin reglas, como si fuera fiesta, como si no lo cogieran en falta. Se le echa de menos. Pero hoy, lo hizo otra vez.

TU CARA

Por María José González Cid


Sonríes, aceptas, transmites serenidad, sigues abierta a todo y a todos, no has perdido la curiosidad.

Creo que eres de las pocas personas de "cierta edad " que no tienen edad, que no vienes de vuelta, que sigues enfrentando cada día lo que pueda llegar, aceptándolo sea bueno o aciago.

Con tu toque de humor, te ríes con todo tu cuerpo. A todo le sacas punta, pero a la vez nunca juzgas.

 Alientas al  que tímido se te acerca, porque en el fondo tú, también lo eres.

Gracias por todo lo que nos das, todavía. 



SOLA
Por Luisa Niebla López

No me asustan la soledad y el silencio,
son los lugares preferidos de Dios
para manifestarse.

Gloria Fuertes
Sola
mí, me, conmigo,
cuánta paz en el adentro
en este espacio amplio e íntimo.

El sonido es silencio.
Envuelve el aire,
ondula entre las aguas
que suspiran en su propio remanso.
Ese aire, que sólo va conmigo y me alimenta.

Aquí, bajo la sombra de los tilos,
pasea mi alma libre
aquí, entre el cielo y la tierra,
habito sin andamiajes
sostenida por lo que siento
disponible para la vida,
la rosa de los vientos.


ROMERO Y ALHUCEMA

Por Antonio Díaz González

Aunque no nos muriéramos al morirnos,
le va bien a ese trance la palabra: Muerte.

Muerte es que no nos miren los que amamos,
muerte es quedarse solo, mudo y quieto
y no poder gritar que sigues vivo.

Gloria Fuertes

Desfilad, no os guardéis entre paredes. Formad en procesiones con vírgenes y santos. Sacrificad corderos, gansos, toros, y bañaros en su sangre mezclada con vino y risas. Corred, saltad, reíd. Que vuestros pies despeguen del suelo brincando atávicos y ancestrales. Saltad sobre hogueras de leña de olivos y limoneros. Quemad romero y alhucema. Que vuestras risas resuenen y sobrevuelen valles, ríos y montes. Saltad en trances animistas o susurrad kiries entre oropeles y cera derretida. Festejad en la Chacona, invocad a la vida, sellad cloacas y husillos. Reíd, saltad, celebrad, no os canséis, como si mezquitas y catedrales fueran para siempre, como si no viviéramos en la prórroga que nos conceden las cenizas.

Conmemorad, levantad vuestras copas, como si nuestros muertos no nos estuvieran reclamando, desesperadamente.



EN LA QUIETUD DE LA NOCHE

Por Leonor Montañés Beltrán

Digamos a la luna que no salga, 
que se paren las mareas.
Al búho y a la lechuza pidámosles que se duerman.
Hagamos callar a los perros.
Los gatos enamorados,
no crucen las azoteas.

Que la noche quede quieta.

Callen los grillos cansinos,
y no brillen las luciérnagas.
Sueñe la lagartija con el sol de primavera,
y, que los topos se queden 
en las oscuras toperas.
Las arañas que no tejan.

Que la noche quede quieta.

Que no amen los amantes, 
que no rían las parejas.
Que no se cuenten secretos,
ni cuentos ni historias viejas.
Que no se besen los enamorados 
a la tenue luz de las velas.

Que la noche quede quieta.

Que al alba, el gallo no cante.
Que el frío viento nocturno
se olvide de las veletas.
Que paren su curso los ríos.
Que los insomnes se duerman.
Que dejen de manar las fuentes.

Que la noche quede quieta.

Que todo quede en silencio.
Que no vuelen los suspiros.
Que los monstruos del armario
no asusten a los chiquillos.
Que no haya vida en la noche.
Que la noche quede quieta.

 ¡En la quietud de la noche hay una vida secreta.



ROMANCE A GLORIA FUERTE

Por María del Carmen Rodríguez López

Rudos tiempos tú viviste.
Ojos de inocente niña.
Mujer de paz y tormento,
alma aferrada a la vida.
Nunca daño alguno hiciste.
Con los niños hacías miga.
El cielo te dio las letras.
Ángeles te protegían.
Gestaste sola tu obra.
Libre fueron tus medidas.
Optaste por vivir tu mundo,
Reinaba en ti la energía…

Ingenua y siempre rebelde
aceptaron tu poesía,
flor que perdura en el tiempo.
Un alegato a la vida.

Es Gloria Fuerte tu nombre,
razón de ser, no es mentira.
Tú luchaste por tus sueños:
estaba en ti la poesía.


MAGA DE SUEÑOS

Por Laura Puerto Martínez

Viviste desde pequeña
en un Madrid destruido
pero tu mente volaba
más allá del infinito
con fantasías, con juegos,
con plumas y cucuruchos,
elefantes, pollitos y ratoncitos.

Fantástica en tus ilusiones
para enseñar a los niños
el amor por tus canciones,
cuentos, versos y acertijos.

Poeta de niños eres y mayores…
de todos quienes te hemos leído:
y en el tierno corazón
tu amor queda prendido.

Fuiste valiente, fuerte, peculiar,
maga de sueños
que quedarán con nosotros
para la eternidad.


REALIDADES DEL CORAZÓN

Por Maritxé Abad i Bueno

Reclamar derechos que andaban torcidos
fue tu preferencia: igualdad
más allá del sexo y sus secretos,
más allá del solo pan y mucho circo,
salarios dignos tras la posguerra…

Ser mujer y sus consecuencias
en un mundo de ovejas pastoreadas.

Visualizar horizontes contando globos
de textura ilimitada
no cuadraba en la noción
de la cultura patriarcal
de la que fuiste objeto…

Reina Maga, Paloma Mensajera
volaste con todo
en tu lecho de alegrías
y sombras lúcidas.

Nacida a los pocos días,
habitan desde entonces tus versos
la magia del corazón,
siembra de alhelíes.



POEMA SOBRE LA PAZ

Por Francisca Sánchez Rico


Si yo pudiera, fabricaría armas de chocolate
que disparen globos con los que
los niños jugasen en paz.

Sus ojos grandes reflejarían
la alegría de una tregua definitiva,
¡por fin!, que diluirá con el tiempo
los duros recuerdos.

En las manos de los llamados soldados,
las pistolas se derretirían,
llegando las chocolatinas
a las bocas hambrientas de dulzura de tanta gente.

Cambiaría sus uniformes:
Los vestiría de payasos,
con zapatones con los que tropiecen y caigan,
provocando las risas blancas de los temerosos críos.

En lugar de cascos duros, palabras suaves.
En lugar de chalecos antibalas, chalecos antibolas,
que abran pelotas de pintura,
salpicando y dando color
a las vidas grises y negras.

En lugar de tanques, cargamentos de
deliciosos panes recién hechos.

Si todos lo imaginamos, al menos en unos momentos
habremos creado un mundo mejor.
Sigamos creyendo que es posible hacerlo.



PAZ

Por Mercedes del Pilar Gil Sánchez

Un día busqué tres letras
para nombrar a la PAZ.

Hoy busqué en mi diccionario,
palabras tan importantes…
Y en él pude encontrar:

Empatía, Simpatía,
Amor, y Afinidad…

Apoyo, Respaldo,
Ayuda, y… Solidaridad.

Adhesión, Unión
Concordia, y Sinceridad…

Confianza, Salud,
Salvar, y Libertad.

Afecto, Apego
Ternura, y como no,
Amistad.

Éstas son buenas palabras
para hablar y practicar.

Para entender a los hombres...
Para amar, y respetar.



GLORIA FUERTES

Por Adelaida Bordés Benítez

Un euro la estrofa, rezaba el cartel del poeta de guardia, que sentado en el suelo esperaba la voluntad del paseante. Su imagen me llevó al poemario de Gloria Fuertes, de triste portada y deslumbrante interior.

Dicen los estudiosos que ella tenía gracia no por ser graciosa sino porque fue tocada por ella. A la mente vuelven sus poemas infantiles, sin embargo ella era mucho más. Sus versos reflejan la amargura de La posguerra, con un toque de humor a veces, donde la ternura y la ironía se funden con la melancolía logrando embellecer lo cotidiano, como los versos dedicados al labrador, que era más de tierra que de pueblo, que cuando pasaba la espalda le olía a campo y cuando llovía se esponjaba siendo casi de barro, o el lamento de la cumbre que, inmóvil, recordaba al río, enferma de volcanes, alocada esperaba su regreso besando su cuerpo de montaña. Lo mismo ocurre al definir el aburrimiento de la soledad, sin que nadie sonara, quemara, helara o llamara. El mismo que debió sentir el otro poeta de guardia, el que vendía a un euro la estrofa, con las notas de Corcovado robadas a una voz anónima y escondida, también de guardia.

A Gloria le habría encantado.



AUTOBIOGRAFÍA

Por Ramón Luque Sánchez

Yo me llamo don Ramón,
un nombre grande y sonoro
como puede ser león,
una entrañable canción
o el más bonito de todos: la ilusión.

Nací un 23 de abril,
día en el que se iniciaron las obras de El Escorial de Madrid
y también es cuando se celebra el Día del Libro,
por eso y solo por eso
desde pequeño quería ser un egregio poeta
y un insigne escritor de novelas.
Y aquí estoy en el tajo, rimando versos
y fotografiando sentimientos.

Mi padre se me murió casi sin darme cuenta,
tenía yo cinco años y ninguna clarividencia.
Mi madre nos sacó adelante
-así se decía antes-
a mi hermana y a mí
y a la abuela Paca,
más buena que el pan
y que un bocadito de nata,
y más suave que el abrazo de un peluche de algodón
o el lametón de una vaca.

Me he enamorado muchas veces,
hasta que encontré el amor de mi vida.
¡Tatatachán… ella es Ernestina!

He levantado una casa
y he tenido dos hijas,
ellas son el espejo en el que me miro
y también son mi fe y mi alegría.

Me dedico a enseñar,
aunque casi siempre son mis alumnos los que me enseñan a mí,
por ejemplo, a cantar un buen rap
a conectarme a internet,
o a olvidar y crecer.

En estos días pienso en que pronto me jubilaré
entonces seré, si Dios quiere,
un tranquilo abuelito
que esperará deseoso
la visita del nieto Leonardo
que nació hace poco.



EN SERIO

Por Agustín Fernández Reyes

El gran escritor y siempre polémico Javier Marías opinaba hace unas semanas en su columna dominical en El País que el movimiento feminista comete el error de ensalzar la obra de cualquier escritora, independientemente de su calidad literaria, partiendo de la idea de que las mujeres han sido históricamente ninguneadas por el patriarcado y por ello ahora resulta imprescindible reconocer su trabajo para sacarlas del anonimato.
Como ejemplo citaba el caso de la poeta que hoy nos reúne, diciendo:

“Hoy, con ocasión de su centenario, sufrimos una campaña orquestada según la cual Gloria Fuertes era una grandísima poeta a la que debemos tomar muy en serio. Quizá yo sea el equivocado, pero francamente, me resulta imposible suscribir tal mandato”.

Cada uno puede opinar al respecto y calificar el artículo de Marías como muy lúcido o quizá como soberana estupidez por no reconocer el legado de una persona que acercó una poesía sin métrica ni ritmo a tantos niños y –algo más importante- les animó a leer.

Pero yo estoy seguro de que a Gloria le hubiera encantado eso de que no se la tomaran muy en serio.

“¡Ja!” – hubiera dicho, con su voz grave y guasona- “¿Tomarme a mí en serio? Vaya tontería”


GLORIA BENDITA HASTA LA MUERTE

Por Manuel Bellido Milla

Gloria sin más que naciera un día
Gloria y ternura, fiel a tu marca
Gloria que en fin, hasta el cielo abarca
Gloria, que es pura filosofía.

Gloria sencilla de hondos mensajes
Gloria infinita de la hermosura
Gloria sin ti: es, la negrura.
Gloria al querer, gloria que amases.

Gloria a los cuentos que nos contases
Gloria al sentir, gloria viviente
Gloria rendida ante tus fuertes
Gloria Bendita hasta la muerte.


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