Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

Contacto y envío de textos:
clubdeletras.uca@gmail.com


sábado, 27 de abril de 2019

Club de Letras en San Fernando (16-5-19)



Queridos amigos, compañeros y compañeras del Club de Letras: antes que nada ¡Feliz 23 de Abril, Día Internacional del Libro! No hay mejor manera de conmemorar este día que renovando nuestra biblioteca y sobre todo, sacando tiempo de donde no lo hay y dedicando un buen rato durante este día para disfrutar de la lectura. 

Os citamos a un nuevo encuentro de nuestro Club en San Fernando, el jueves 16 de mayo, en el  Centro de Congresos "Cortes de la Real Isla de León" a las 18.30 de la tarde. Quedan aún casi tres semanas, tiempo suficiente para encontrar un hueco en nuestra agenda y reservarnos esa tarde. Nuestra compañera Adelaida Bordés organizará esta próxima reunión del Club donde tendremos una presentación sobre libros antiguos, nuestras propias intervenciones tomando como tema de referencia "El Libro" y la intervención final de nuestro director, el Profesor Hernández Guerrero. El cartel del acto ha sido diseñado por nuestro también compañero Ramón Luque.

Para los miembros del Club de Letras:

Al término del acto iríamos a La Mallorquina, la cafetería más antigua de la ciudad, para acabar el encuentro disfrutando de un tentempié.

Para todos aquellos que queráis participar con vuestros textos en este acto las condiciones -motivadas como siempre por la necesaria brevedad de las intervenciones- son:

- trabajos en prosa: extensión de entre 25 y 30 líneas
- poesía: entre 45 y 50 versos

En ambos casos escritos en letra Times New Roman de tamaño 14 puntos, que serán enviados previamente a Adelaida Bordés a la dirección adelaidabb@ono.com siendo la fecha tope de recepción el 12 de mayo.

Más adelante daremos algunos indicaciones sobre el desplazamiento en transporte público (bus o tren) o en coche privado, y en este caso, sugerencias sobre el posible aparcamiento. 

¡Un fuerte abrazo para todos y nos encontramos en La Isla!

Agustín Fernández Reyes
Coordinador de Actividades

jueves, 11 de abril de 2019

Villaluenga por un viajero




Villaluenga desde el sendero de la Sima de Villaluenga.

Villaluenga la delgada
la más niña de estos montes
desde la bahía hermana
venimos para admirarte.

Villaluenga aparece fugaz al paso del viajero, produciendo en él la impresión que solo a veces sacude la abstracción del que transita al volante sobre la sinuosa cinta de asfalto, que en este caso, quiere mostrar su respeto postrándose a los pies a su paso por el caserío.
                                                                           
Es el momento de elegir entre la mirada atenta o el comentario, y claro está, el veloz conductor elige la mirada para no perder detalle de los perfiles de la luenga villa, pegada a las faldas de la mole inmensa del Caíllo, pétrea paridora de vida, pues el agua guarda en su seno y la entrega dando lugar a incontables vivencias de moros, cristianos, bandoleros, escaseces incontables: vivencias; y por fin, de animosos andarines trotadores que buscan en ella el solaz, el refrigerio y el deleite que la naturaleza les ofrece. Bella Natura, que en Villaluenga, se place derramar su gracia dispersa desde las honduras insondables de la entraña de la montaña misma a los inmensos llanos, y desde ellos, trepando por las abruptas lomas, hasta encontrar el paradero donde vigila el águila, y el buitre exhibe con alada majestad su eterna danza, esa que en su girar y girar ascendente, nos recuerda el camino que un día esperamos encontrar allá, en ese lugar impreciso e ignoto del firmamento, donde reside al fin nuestra esperanza, mi Esperanza, ni más ni menos que el nombre de mi madre.


Volvemos la mirada para despedir a Villaluenga camino de los Llanos del Republicano

Y es que el viajero, impresionado por dejar atrás como en un suspiro la delgada blancura acurrucada, inmerso de nuevo en su apresurado rodar sobre la colosal estrechura de la manga, guarda para sí la promesa de volver, y de hacerse aún por breve tiempo, un paisano como los demás, al encontrar entre sus gentes ese afable conversar, tan serrano, tan antiguo, y tan atento como lo están las cresterías de Los Navazos, donde la montaña se hace poesía junto a los recovecos de las calles; donde la empinada cuesta guarda un secreto: la casa de un poeta, de nombre de Pérez Clotet, y es por ello, que las callejuelas inspiran a la montaña: poética, paciente y madre, desde su blancura limpia y lúcida, donde sus gentes saben cómo atender bien al visitante, lejos de todo exceso o artificio, en esa hospitalidad tan callada y verdadera que gusta mantener abiertas las puertas de las casas.


El estío nos brinda un fragante amanecer sobre las tejas del caserío

        

                Manuel Bellido Milla.

lunes, 8 de abril de 2019

Sentimientos y Raíces

SENTIMIENTOS


En las noches de mis días
mueve la brisa acerada
trémulas sombras que mecen
al compás de los acordes
del arpegio de mi alma.

Enajenan mi memoria
me enloquecen la razón
y viajan absorbidas
por deleites de pasión,
por los funestos rincones
que recorren las heridas
del ente de mi ser.

¿Qué puede ser… este algo
que estimula mis sentidos,
que resiste a mi tesón,
que no puedo dominar,
que me desata la mente
y seduce mi razón?

Estos genios que se enhebran
con los hilos de mis pensamientos
en las inmensas
agujas del viento
recorriendo vastos parajes
por estos mundos  siniestros.

Invaden los ínfimos
átomos del aire.

Penetran en arduos
caminos siderales
aflorando las ideas
que se esconden
en los agujeros negros
y precipitan
la noche de mis sueños.

¿Por qué los velos que cubren mis ojos
no me dejan ver
allá adónde mis musas viajan en tropel?

Os visto de gala.
Os tiño de luces.
Cuándo os necesito,
huís de mi alma
y me dejáis triste.


       Pepi Roldán



RAÍCES
A Emilio “in memoriam”



Aquí yace.

Dejemos que el sol ardiente
su nicho acaricie,
esperemos que sus amados pajarillos lo visiten,
aquellos que tanto alimentó en vida
y que lo añoran expectantes.

Sus raíces no estaban aquí,
en la distante ciudad de Ceuta nació
más el siempre vaticinó
que su vida acabaría aquí,
en Jerez de la Frontera.
Y así se cumplió por voluntad de Dios,
un poco lejos del mar que tanto anhelaba.

Aquí descansa su cuerpo,
su alma, gaviota inquieta,
revolotea sobre nosotros
acompañándonos en nuestro dolor,
infundiéndonos nuevas esperanzas.

Ahora ya sabemos que su raíces
no están en la tierra,
ni en el mar, ni en el aire.

Se encuentran donde tejen
sutilmente ilusiones
nuestros corazones rotos.




                 Rosa Marrufo García

Textos de miembros del Club de Letras en homenaje a Pedro Pérez Clotet. 15-2-2019



EPILOGO


Villaluenga del Rosario. Sierra de Cádiz. Tierra de peñas desnudas, de encinas, de calles empinadas, de tejados, de chimeneas humeantes, de noches frías y cielo cuajado de estrellas, de gente amable. Villaluenga sobrecoge, estremece. Cuando se visita por primera vez, el paisaje juega a emocionarnos, a sorprendernos. Es como verse acunado entre sus montes. Abrazado por una tierra escarpada que sin embargo da sensación de calidez.


Si esta estampa  provoca en el visitante un hondo sentimiento, cuánto más lo deben sentir los que han tenido el privilegio de ver aquí la luz primera, de haber nacido en este pueblo,  blanco, diminuto, como caído en la sierra al azar, sin raíces que lo amarren a la piedra, parece este pueblo un pueblo de papel, puesto en la bandeja de caliza como un leve juguetillo. Un pueblecito como esos de nacimiento navideño, colocados al desgaire sobre unas rocas de cartón o de corcho que el más endeble soplo arrastra por las fingidas rocosidades”, como le cantó el poeta  Pedro Pérez Clotet,  que con estas palabras tan emotivas lo definía en sus poemas.


Fue el azar el que puso en mi camino este libro que se suma al homenaje al poeta villaluenguense organizado por el Ayuntamiento de Villaluenga y la Fundación Pedro Pérez Clotet.  Un proyecto que se había ido demorando en el tiempo hasta que, por fin, se dieron las circunstancias para que el “Club de Letras” de la Universidad de Cádiz, al que pertenezco, y la persona encargada de hacer las gestiones en esa localidad serrana, Ana María Moscoso, se pusieran de acuerdo para no demorar por más tiempo esta cita con el poeta,  y se pusiera en marcha de nuevo todo lo relacionado con el evento. Tengo que aclarar que Ana María, que tiene su casa familiar precisamente en la calle Poeta Pérez Clotet, cosas del azar nuevamente,  y yo somos amigas desde hace una eternidad, y de nuevo los hados fueron causantes de que nos pusiéramos en contacto para visitar Villaluenga juntas y gestionar algunas de las actividades que ya quedaron fijadas para el día 15 de febrero de 2019;  y fue al ir a visitar con ella la casa del poeta donde se encuentra la Fundación que lleva su nombre, cuando al pasar por delante del Ayuntamiento, nos encontramos con Bernabé Barea -otra vez el azar-, hijo del artífice de este libro en el que se han recopilado muchos de los artículos que se escribieron sobre este poeta  -tan admirado en su tierra, y fuera de ella-, y fue de este modo tan natural como surgió la idea de que me hiciera cargo de corregirlo y maquetarlo.


Y tengo que agradecer la confianza de ponerlo en mis manos, lo que me ha servido para conocer más profundamente al poeta del paisaje y las emociones que desde ahora pasará a ser uno de mis referentes.


              Leonor Montañés Beltrán




HOMBRE CABAL


Rodeado de gente tan singular, de libros y de tertulias, uniste tu formación al caleidoscopio de sensaciones que pululaban a tu alrededor.
La sencillez que absorbiste de tu pueblo y este bagaje te dieron la sabiduría que luego derramaste.
Gracias por tu generosidad.
                                         
                Mª José González Cid


LAS MISIONES PEDAGÓGICAS


Varios oradores ya han hablado, y con mucha autoridad, de la trayectoria poética de Pedro Pérez-Clotet. Por eso me gustaría resaltar su labor en las Misiones Pedagógicas de la República. Estas ilusionantes Misiones trataban de acercar la cultura a las zonas más desfavorecidas del país, afectadas en aquella época por el analfabetismo generalizado, presentando libros, música, cine, reproducciones de cuadros famosos y actividades culturales para toda la población, pero en primer lugar para los niños.

Manuel Bartolomé Cossio, presidente de estas Misiones, las definió de esta manera:

"Somos una escuela ambulante que quiere ir de pueblo en pueblo. Pero una escuela donde no hay matrícula, no hay que aprender con lágrimas, donde no se pondrá a nadie de rodillas. Porque el gobierno de la República que nos envía, nos ha dicho que vengamos a las aldeas más pobres, a las más escondidas y abandonadas, y que vengamos a enseñaros algo que no sabéis por estar siempre tan solos y tan lejos de donde otros lo aprenden, y porque nadie hasta ahora ha venido a enseñároslo; pero que vengamos también, y lo primero, a divertiros".

Funcionaron desde el año 1931 hasta la Guerra Civil y fueron un proyecto no solo patrocinado por el Ministerio de Instrucción Pública, sino por muchas instituciones civiles y voluntarios particulares muy notables, como María Zambrano, Luis Cernuda, Carmen Conde, Pedro Salinas o Antonio Machado. Una de estas personas fue Pedro Pérez-Clotet, que junto con el malogrado maestro Antonio Gálvez (que da nombre al colegio de este pueblo) consiguió organizar una de estas Misiones en la Sierra de Cádiz, en octubre de 1933, llegando a Villaluenga del Rosario y Benaocaz y a sus escuelas rurales.

En la memoria de aquella misión se recogía que

“En la escuela de la Barrida (hoy derruida, en la zona de los Llanos del Republicano) citamos a las gentes, y curioso de verdad era el espectáculo de la llegada, como a una romería, por sendas de cabras, las familias enteras. Hasta los niños de pecho nos escucharon. El cine produjo delirante entusiasmo entre los muchachos; lo acogieron con gritos de selva. Trabajosas de verdad fueron las dos sesiones, por las distancias y por las dificultades, pero bien compensadas quedaron con el contento que nos dieron. La segunda sesión la hicimos en una casa particular, a la vez alcoba y cocina. Les llevamos juguetes a los niños y perdieron totalmente el miedo con que nos miraban la primera tarde”.

Este Patronato de Misiones Pedagógicas no contaba con una estructura sólida y asentada como el resto de las instituciones del Estado. Para llevar a cabo esta emocionante empresa fue necesario el empeño de las iniciativas locales. Recordemos en esta noble tarea a Pedro Pérez-Clotet, que no solo fue un gran poeta, sino también un gran hombre empeñado en el progreso de sus conciudadanos. 


       Agustín Fernández Reyes



Pedro Pérez Clotet y Villaluenga del Rosario



DISCURSO

“PEDRO PÉREZ-CLOTET Y VILLALUENGA DEL ROSARIO”

Por José Antonio Hernández Guerrero

Para hablar de Pedro Pérez-Clotet es inevitable que nos refiramos a Villaluenga del Rosario. Para referirnos a Villaluenga del Rosario no hay más remedio que hablar de Pedro Pérez-Clotet. Villaluenga es la tierra, el aire, la fuente y el germen de su obra literaria.

Recordemos que aquí nació Pedro Pérez-Clotet en 1902, el mismo año que Rafael Alberti y Luis Cernuda.

Sí, el pueblo de Villaluenga y su paisaje explican la vida y la poesía de Pedro Pérez-Clotet. Este rincón constituye la clave imprescindible para interpretar, para valorar y para disfrutar los mensajes que él nos transmite. El poeta lo declara de manera rotunda en su libro Bajo la voz amiga:

Blanco, tímido diminuto, como caído de la sierra por azar, sin raíces que lo amarren a la tierra, parece este lindo pueblo de papel -de un infantil `belén´ de todo el año-, abierto en la abrupta bandeja del paisaje”.

Y, en una de sus visitas literarias al poeta Francisco Montero Galvache, le manifiesta:

Trabajo mucho y descansadamente, sin prisas… […] Busco, en todo, la verdad, y de aquí, sin duda, el título de mi inmediata obra: Presencia fiel. Fidelidad a mi ambiente y a mis orientaciones de toda de toda mi vida. Mi paisaje, mis lecturas, mi línea de creación, en una palabra.

Y el poeta Gerardo Diego manifiesta:

Envidiamos la suerte de Pedro Pérez-Clotet. El poeta gaditano, tan noble, recoleto, hondo, en su Villaluenga del Rosario gaditana… viviendo entre sus labriegos y sus libros, conversando con los árboles y con las estrellas, produciendo sin prisa ni vanagloria, puliendo sus prosas marginales o poemáticas, depurando, quintaesenciando sus versos, empavonándolos de un oscuro eco de resplandor viril y esencial.

Sin duda alguna, como han reconocido todos los críticos, Pedro Pérez-Clotet es un poeta del paisaje, de este paisaje de Villaluenga del Rosario. En sus once libros de verso encontramos referencias paisajísticas y en algunos de ellos es el tema central como, por ejemplo, en Signo del Alba, A orillas del silencio y Presencia soñada.
Juan de Dios Ruiz Copete señala que la clave del tema paisajístico en su poesía hay que buscarla en “su contacto virgen y elemental con la naturaleza”.

Yo intento profundizar algo más y me pregunto:

¿qué función poética desempeña el paisaje en la obra de Pérez-Clotet?
¿Qué significado encierra este paisaje?
¿Qué valores simbólicos éticos, religiosos y estéticos le asigna?

Porque, como todos sabemos, a través de ese uso poético, el autor nos descubre su mundo interior: sus sentimientos y sus emociones, sus convicciones y sus actitudes profundas ante la vida.

En primer lugar, para Pedro Pérez.Clotet el paisaje es un motivo estético, un asunto literario. Fíjense cómo pinta la tierra, el río y el cielo de Villaluenga.

La tierra

En esta la tierra del campo apoya su existencia y encierra su tiempo: su ayer, su presente y su mañana:

Campo del ayer perdido
en fuga de adolescente
pesaroso del presente
y del mañana transido… [3]

Ese terreno, es “cristal florecido” [39] por la fuerza transformadora de la sensibilidad juvenil, pero, poco a poco, va perdiendo sus encantos por la visión desmitificadora del hombre adulto que contempla la acción erosiva del tiempo:

Ya no se ven los ojos
por tu arroyo de plata,
ni el sol finge en el monte
una ciudad dorada.

Ya eres sólo un pedazo
de esa tierra desnuda,
fea y árida,
donde el hombre deshoja,
rosa de yelo, el alma.

¿En dónde te escondiste
paisaje de la infancia”         
                        Trasluz: 18

En medio del campo sitúa Villaluenga, su “pobre aldea”, “piña de miel”, “alba barquita velera”.

Pero esa tierra es, sobre todo, la sierra, imponente espectáculo que el poeta contempla desde su hogar:

Lisa y vulgar abajo, en cales,
talla sus miembros en la altura,
fingiendo azul arquitectura
con plata y brillo de cristales [34]

Pero, es que, además, la sierra, ese escenario de la lucha que libran las luces y las sombras de cada amanecer, se transfigura en regata de bajeles [38] o en lucientes monedas de oro. [45]

Sobre el suelo, se distribuyen armónicamente escasos elementos: unas flores -las rosas- y varios árboles -pino, ciprés, chopo, álamo, sauce y encinas-. Incluso llora al árbol caído:

¡Oh, qué triste música,
viejo árbol en el suelo!

Antes, las tiernas aves
te colgaban su acento
más claro, sus más dulces
albas, y su voz de oro
te regalaba el cielo.

En cambio, ¡Oh pobre árbol!
en tu ramaje seco
sólo vibra ahora un coro
de pájaros de hierro,
que se pierde en el bosque
como un negro lamento.

¡Qué triste, sí, tu música,
viejo árbol en el suelo”                   

                        Trasluz: 65.

El río es creación y recreación del poeta porque...

… a pesar de que, en la realidad geográfica, el río sólo lleva agua en época de lluvias, Pedro Pérez-Clotet lo crea o lo recrea aprovechándose de la oscuridad de la noche: lo pinta como una corriente de aguas que discurren entre un cauce profundo formado por las montañas y sobre el que flota el pueblo:

Cauce hondo, río de sombra
entre márgenes de acero. [15]

El río es también un complemento decorativo que cumple la función de adornar la noche:

Junto al río
-collar de plata
de la noche-;
junto al río,
dormido en los pinares
lleno de estrellas
y soñando
-sueño azul-
con el beso frío
de los mares…[17]

Y es también un reclamo para llamar a la amada:

Arroyitos de plata
te dan mi corazón [41]

Pedro Pérez-Clotet pinta la fuerza sugeridora del río por medio de la imagen vigorosa de un caballo:
Corcel de cristal y plata
en oro de fina arena,
áureas chispas destellando
de pedernales de estrellas [24]

Y el río le sirve, incluso, de símbolo sintético en el que engloba los tres elementos fundamentales del paisaje: cielo, agua y tierra:

Agua y cielo son su carne,
su alimento las estrellas,
piedra del camino, freno,
nieve de la sierra, espuela  [24]

El río representa la libertad del brazo desnudo de la amada:

Sólo tu brazo, errante, desnudo, como un río
de nieve, libertado
del diamante y la seda
que ahogaba los caminos de tu cuerpo.

                            A la sombra de mi vida: 91

El río es, además, ese sueño de un “mar lejano”, que despierta sentimientos de esperanza hacia un amor seguro. Él lo canta en el libro Como un sueño:

¡Oh mar hondo, lejano
-cierto amor-, que me llenas
con tu ardiente murmullo
de invisible esperanza!  [89]

¿Y el cielo?

Del cielo de Villaluenga Pérez-Clotet destaca siempre el valor lumínico del firmamento tanto de la mañana como del pleno día o de la tarde. Incluso, para pintar la noche, escoge la más luminosa de todo el año: la noche de San Juan.

¡San Juan –San Pedro-,
noche ancha, noche clara
De deseos!
Azul profundo, distante
lleno de estremecimientos.
Bengalas de olor de auroras
en los balcones del cielo.  [19]

Pero fíjense cómo el cielo es la aspiración suprema o, mejor, el resumen de la vida humana, por eso, para dibujarlo utiliza imágenes tomadas de los otros dos planos: de la tierra y del río. El cielo, en pleno día, le evoca un campo de abundante cosecha, cargado de “gavillas doradas”, le sugiere el discurrir de un ancho río, tanto durante el día “encendido”, como durante la noche “estrellada”.

Los elementos de su cielo son el sol, la luna, las estrellas y las nubes. El sol, que ocupa un lugar central, desempeña diferentes papeles según los distintos momentos del día: por la mañana, luchador; en el mediodía, lámpara; por la tarde, corcel; fuego y oro, en el ocaso.

La luna, además de decorar el ambiente “con su bálsamo suavísimo de rosa”, es guía orientadora en la “regata de las estrellas” y, a veces, explica simbólicamente otro elemento del paisaje:

Bajo el ciprés
-ataúd de la luna-  [17]

Las estrellas, antorchas nocturnas, suavizan en ocasiones, y en otras intensifican el dolor de la noche. Pueden, incluso, alcanzar tonos sangrientos:

Salpicaduras de sangre
se abren rojas en el cielo
las estrellas.  [20]

Con docilidad de rebaño o de “manada” se ocultan a la voz de la alborada y llegan a perecer ahogadas por la luz de la luna:

Mas se ahogó la estrella
de luna, en huida,
y quedó la alberca
más sola y cautiva,
con negra nostalgia
de la luz perdida.  [42]

Las nubes, finalmente, prestan al poeta la blancura y su forma ondulada para simbolizar sus aspiraciones profundas, sus deseos de superación, su altura de miras y, por lo tanto, búsqueda de unas metas trascendentes. (33)

Gracias a los libros escritos por Pedro Pérez-Clotet y a la revista Isla fundada y dirigida por él, Villaluenga del Rosario ocupa un espacio privilegiado en la Geografía poética hispanoamericana y un lugar importante en la Historia de la Literatura. Poetas tan importantes como Miguel Hernández, Carlos María de Vallejo, Vicente Aleixandre, Vicente Carrasco, Jorge Guillén, Max Aub, Juan Sierra, Gerardo Diego, Leopoldo Panero o Dámaso Alonso, no sólo unieron sus voces a la de su amigo Pedro, sino que expresaron en reiteradas ocasiones sus elogios a este rincón propicio para la meditación, para el deleite y para la creación artística y literaria. Por eso, queridos amigos, hablar de Pedro Peréz-Clotet es inevitablemente, referirnos a Villaluenga del Rosario.


Villaluenga del Rosario, 15 de febrero de 2019
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