Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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lunes, 8 de abril de 2019

Textos de miembros del Club de Letras en homenaje a Pedro Pérez Clotet. 15-2-2019



EPILOGO


Villaluenga del Rosario. Sierra de Cádiz. Tierra de peñas desnudas, de encinas, de calles empinadas, de tejados, de chimeneas humeantes, de noches frías y cielo cuajado de estrellas, de gente amable. Villaluenga sobrecoge, estremece. Cuando se visita por primera vez, el paisaje juega a emocionarnos, a sorprendernos. Es como verse acunado entre sus montes. Abrazado por una tierra escarpada que sin embargo da sensación de calidez.


Si esta estampa  provoca en el visitante un hondo sentimiento, cuánto más lo deben sentir los que han tenido el privilegio de ver aquí la luz primera, de haber nacido en este pueblo,  blanco, diminuto, como caído en la sierra al azar, sin raíces que lo amarren a la piedra, parece este pueblo un pueblo de papel, puesto en la bandeja de caliza como un leve juguetillo. Un pueblecito como esos de nacimiento navideño, colocados al desgaire sobre unas rocas de cartón o de corcho que el más endeble soplo arrastra por las fingidas rocosidades”, como le cantó el poeta  Pedro Pérez Clotet,  que con estas palabras tan emotivas lo definía en sus poemas.


Fue el azar el que puso en mi camino este libro que se suma al homenaje al poeta villaluenguense organizado por el Ayuntamiento de Villaluenga y la Fundación Pedro Pérez Clotet.  Un proyecto que se había ido demorando en el tiempo hasta que, por fin, se dieron las circunstancias para que el “Club de Letras” de la Universidad de Cádiz, al que pertenezco, y la persona encargada de hacer las gestiones en esa localidad serrana, Ana María Moscoso, se pusieran de acuerdo para no demorar por más tiempo esta cita con el poeta,  y se pusiera en marcha de nuevo todo lo relacionado con el evento. Tengo que aclarar que Ana María, que tiene su casa familiar precisamente en la calle Poeta Pérez Clotet, cosas del azar nuevamente,  y yo somos amigas desde hace una eternidad, y de nuevo los hados fueron causantes de que nos pusiéramos en contacto para visitar Villaluenga juntas y gestionar algunas de las actividades que ya quedaron fijadas para el día 15 de febrero de 2019;  y fue al ir a visitar con ella la casa del poeta donde se encuentra la Fundación que lleva su nombre, cuando al pasar por delante del Ayuntamiento, nos encontramos con Bernabé Barea -otra vez el azar-, hijo del artífice de este libro en el que se han recopilado muchos de los artículos que se escribieron sobre este poeta  -tan admirado en su tierra, y fuera de ella-, y fue de este modo tan natural como surgió la idea de que me hiciera cargo de corregirlo y maquetarlo.


Y tengo que agradecer la confianza de ponerlo en mis manos, lo que me ha servido para conocer más profundamente al poeta del paisaje y las emociones que desde ahora pasará a ser uno de mis referentes.


              Leonor Montañés Beltrán




HOMBRE CABAL


Rodeado de gente tan singular, de libros y de tertulias, uniste tu formación al caleidoscopio de sensaciones que pululaban a tu alrededor.
La sencillez que absorbiste de tu pueblo y este bagaje te dieron la sabiduría que luego derramaste.
Gracias por tu generosidad.
                                         
                Mª José González Cid


LAS MISIONES PEDAGÓGICAS


Varios oradores ya han hablado, y con mucha autoridad, de la trayectoria poética de Pedro Pérez-Clotet. Por eso me gustaría resaltar su labor en las Misiones Pedagógicas de la República. Estas ilusionantes Misiones trataban de acercar la cultura a las zonas más desfavorecidas del país, afectadas en aquella época por el analfabetismo generalizado, presentando libros, música, cine, reproducciones de cuadros famosos y actividades culturales para toda la población, pero en primer lugar para los niños.

Manuel Bartolomé Cossio, presidente de estas Misiones, las definió de esta manera:

"Somos una escuela ambulante que quiere ir de pueblo en pueblo. Pero una escuela donde no hay matrícula, no hay que aprender con lágrimas, donde no se pondrá a nadie de rodillas. Porque el gobierno de la República que nos envía, nos ha dicho que vengamos a las aldeas más pobres, a las más escondidas y abandonadas, y que vengamos a enseñaros algo que no sabéis por estar siempre tan solos y tan lejos de donde otros lo aprenden, y porque nadie hasta ahora ha venido a enseñároslo; pero que vengamos también, y lo primero, a divertiros".

Funcionaron desde el año 1931 hasta la Guerra Civil y fueron un proyecto no solo patrocinado por el Ministerio de Instrucción Pública, sino por muchas instituciones civiles y voluntarios particulares muy notables, como María Zambrano, Luis Cernuda, Carmen Conde, Pedro Salinas o Antonio Machado. Una de estas personas fue Pedro Pérez-Clotet, que junto con el malogrado maestro Antonio Gálvez (que da nombre al colegio de este pueblo) consiguió organizar una de estas Misiones en la Sierra de Cádiz, en octubre de 1933, llegando a Villaluenga del Rosario y Benaocaz y a sus escuelas rurales.

En la memoria de aquella misión se recogía que

“En la escuela de la Barrida (hoy derruida, en la zona de los Llanos del Republicano) citamos a las gentes, y curioso de verdad era el espectáculo de la llegada, como a una romería, por sendas de cabras, las familias enteras. Hasta los niños de pecho nos escucharon. El cine produjo delirante entusiasmo entre los muchachos; lo acogieron con gritos de selva. Trabajosas de verdad fueron las dos sesiones, por las distancias y por las dificultades, pero bien compensadas quedaron con el contento que nos dieron. La segunda sesión la hicimos en una casa particular, a la vez alcoba y cocina. Les llevamos juguetes a los niños y perdieron totalmente el miedo con que nos miraban la primera tarde”.

Este Patronato de Misiones Pedagógicas no contaba con una estructura sólida y asentada como el resto de las instituciones del Estado. Para llevar a cabo esta emocionante empresa fue necesario el empeño de las iniciativas locales. Recordemos en esta noble tarea a Pedro Pérez-Clotet, que no solo fue un gran poeta, sino también un gran hombre empeñado en el progreso de sus conciudadanos. 


       Agustín Fernández Reyes



1 comentario:

francisco herrera lópez dijo...

Muy interesante, Agustín, recordar a tan noble y generosa tarea de quienes siendo intelectuales de cierto renombre, bajan a los más humildes pueblos, para llevar aquello que diente siglos se le negó.
Es bueno recordar que los que escribimos debemos ser humildes y generosos y llevar nuestros trabajos allí donde más se precise, sin distinción de lugar ni condición.
Enhorabuena, Agustín, por recordarnos que entonces había más sensiblidad que hoy.

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