Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

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lunes, 28 de diciembre de 2015

Claves del bienestar humano. El descubrimiento de ese germen vital que late en el fondo de la existencia humana




9.- El descubrimiento de ese germen vital que late en el fondo de la existencia humana.
                                                 
¿Es posible el bienestar cuando carecemos, por ejemplo, de salud, de dinero, de vivienda o de trabajo? Nuestra respuesta, constatada en múltiples y diferentes experiencias propias y ajenas es positiva. Aunque es cierto que la carencia de cualquiera de estas necesidades y de estos derechos humanos puede desequilibrar toda la vida, arruinarla y hacerla desgraciada, también es verdad que, a veces, es posible compensar el malestar con el disfrute de otros beneficios. Esta posibilidad, sin embargo, no ha de eximir a los poderes públicos ni a los convecinos más “próximos” de la obligación de paliar solidariamente tales carencias y sufrimientos.

En una visita a los hospitales o a las residencias de ancianos, por ejemplo, podemos comprobar cómo algunos pacientes, incluso graves, están contentos, alegres y, en cierta medida, se sienten felices. ¿Porqué? Sus respuestas a nuestras son múltiples: porque tienen esperanza, porque están acompañados por la familia y por los amigos, porque confían en los profesionales de la medicina, porque están mejorando, porque algún hijo ha aprobado una asignatura o ha logrado un empleo o, simplemente, porque ha ganado el Cádiz.

Sin caer en ingenuos optimismos, hemos de buscar la fórmula eficaz para evitar que la desolación pesimista nos contagie y tiña toda nuestra existencia con los colores lúgubres de los lamentos pero, además, hemos de encontrar un acicate al que agarrarnos y una clave que nos ayude a interpretar los signos de esperanza que lucen en medio de, a veces, oscuro paisaje. Si las sombras y los nubarrones pueden servir para resaltar las luces y para aprovechar mejor los días soleados, la profundización en el dolor y en la miseria del mundo nos puede ayudar para que descubramos el germen vital que late en el fondo de la existencia humana. Si pretendemos evitar el desánimo, en el balance permanente de la crítica y, sobre todo, de la autocrítica, hemos de evaluar los otros datos positivos que compensan los malos tragos.


Apoyándonos, por ejemplo, en la convicción de la dignidad y de la libertad del ser humano, en nuestra capacidad para mejorar las situaciones y para aprender, sobre todo de los errores, podemos  alentar esperanzas y elaborar proyectos de progreso permanente de cada uno de nosotros y de la sociedad a la que pertenecemos.


José Antonio Hernández Guerrero

domingo, 27 de diciembre de 2015

Las claves del bienestar. Balance


                                     
En esta ocasión –queridos amigos- me propongo –os propongo- que, al menos una vez, nuestro balance de final de año se reduzca al recuento de los datos positivos, a los momentos efímeros pero saludables, en los que nos hemos sentido contentos. Me refiero a aquellos comportamientos que, sencillos y quizás espontáneos, nos han resultado gratificantes, saludables y nutritivos.

Podríamos recordar, por ejemplo, las sensaciones hondas que nos produjeron la contemplación, simplemente, de este cielo tan azul, de este mar tan cambiante y de este clima tan suave. Me refiero a esos hechos que, aunque ajenos a nuestra voluntad, favorecen nuestra sobre-vivencia  y nuestra con-vivencia.


Ya sé que suena a tópico excesivamente cursi, pero no tengo más remedio que re-vivir, sobre todo, aquellas circunstancias concretas en las que expresamos amor, cariño y amistad. Permitidme, por favor, que os repita que os quiero. Un beso.


  José Antonio Hernández Guerrero 

lunes, 21 de diciembre de 2015

Café de redacción en el Hotel Monasterio del Puerto de Santa María


En un ambiente cálido y distendido, nos hemos reunido hoy en la cafetería del Hotel Monasterio, los miembros del Club de Letras: Antonio Rozas, Juan Leiva, Pepa González, José Antonio Hernández y una servidora. Las conversaciones surgidas han sido variadas y espontáneas. Hemos empezado hablando de amigos y familiares ancianos o enfermos, planteando los pros y los contras de la atención de los mismos en el propio domicilio o en una institución adecuada; llegando a la conclusión de que -además de los cuidados pertinentes- las personas que están en esta situación necesitan, sobre todo, sentirse acompañadas y queridas. También hemos comentado casos concretos en los que personas aquejadas de una enfermedad importante son capaces de sentirse bien, de disfrutar de la vida en la medida de sus posibilidades y de contagiarnos su entusiasmo; una actitud realmente aleccionadora.

La animada charla nos llevó a otro terreno bien distinto, el del arte flamenco, que nos hizo evocar nuestras experiencias personales: la peña Enrique el Mellizo de Cádiz, donde José Antonio tiene una larga trayectoria como un experto aficionado, El olé de la Curra que fue creado por un familiar de Pepa, la tradición de las peñas flamencas jerezanas y el estudio de la figura de la mujer a lo largo de la historia del flamenco. Para rematar la faena, Antonio se arrancó con una letrilla dejándonos tan sorprendidos como deleitados.

Cambiamos de tercio haciendo una reflexión sobre la importancia del respeto a través de la palabra, del cuidado de la misma para no ejercer la violencia verbal que es homicida y suicida, de la responsabilidad que tenemos todos de no banalizar el lenguaje oral y de la necesidad de que tomemos conciencia de todo ello. Hicimos alusión a algunos ejemplos, entre ellos al estilo de algunos programas televisivos y de la mayoría de los debates políticos, manifestando que estos referentes tienen una responsabilidad añadida al tratarse de entidades públicas.

Entre tantos temas variopintos, también hicimos un inciso literario, aunque ya sabéis que la literatura y la vida son indisociables. Antonio Rozas nos leyó el cuento Carpio el pasiego de su libro De Cantabria a Cádiz y Juan Leiva nos regaló su libro Lecturas e imágenes alcalaínas con dedicatoria incluida. José Antonio aprovechó para exponer la diferencia entre escribir nuestra vida como una crónica y escribir a través de nuestras experiencias vitales que son únicas.

Para acabar nuestro encuentro, dimos un paseo por las dependencias del hotel para contemplar su exquisita decoración, encontrándonos con una exposición de dibujos adorables que plasmaban una serie dedicada a gatos y perros que representaban a personajes famosos. José Antonio no pudo evitar registrarlos con su cámara.

Finalmente, nos despedimos con el deseo de que pasásemos unas entrañables fiestas navideñas. Deseo que, por supuesto, hacemos extensible a todos vosotros.


Luisa Niebla
18 de diciembre de 2015

El día de la reflexión



La mañana del día de las elecciones estaba cumpliendo con todo lo esperado: un sol joven y radiante se elevaba bajo un impecable cielo azul regalándonos una temperatura agradable a la que acompañaban el verdor de los setos vegetales recortados junto a las aceras y el sonoro gorjeo vitalista, proveniente de la enorme arboleda donde un sinfín de pájaros pugnaban por hacerse un lugar en el espectáculo de la calle, que además de su frescura, hoy también abrazaba un cierto anhelo de dominical esperanza brotada del sentimiento más íntimo llegado desde la ilusión democrática y la sensatez común entre los pocos transeúntes que a esa hora temprana caminaban tranquilos, pasaban veloces y esforzados enfundados en sus atuendos deportivos o desayunaban privadamente bajo los soportales de sus casas junto a sus hijos.

No se trataba del Edén. Era sencillamente el día elegido por el calendario electoral, ese día en el que junto el resurgimiento de las esperanzas ciudadanas, se acallaron las soflamas, arengas y lindezas vertidas con naturalidad desde las tribunas televisivas, donde figuraron como actores todos los pretendientes que hasta ayer nos castigaron por los flancos con sus habituales discursos cargados la mayor de las veces de banalidades, requiebros dialécticos o teatrales agresiones entre postulantes.

Discursos con los que distraer al personal con minucias y miserias y no dar así a los votantes la oportunidad de reflexionar sobre el estado del acerado al que llegaban las fragancias de los setos, el cuidado de los parques y arboledas desde el que trinaban los pájaros, la acallada contaminación urbana, el no siempre transparente destino de los impuestos o las obligaciones sociales del nuevo gobierno para con aquellos que con extrema dificultad, se bañan todo el año en la realidad de no llegar a fin de mes, y ya en España -Otra vez como antaño- situados frente a la ignominia de verse obligados a enviar a sus hijos mal nutridos o directamente sin desayunar a unos colegios cada vez más carentes de dotaciones y cada vez más tristes y más grises, ante la falta de esperanza de sus alumnos por alcanzar en el día de mañana, una oportunidad con la que poder vivir con dignidad, muy lejos de la cacareada recuperación económica perfectamente camuflada entre el batallón de los índices e indicadores de la injusticia, que amenaza con convertirse en endémica como antaño, capaz solo de repartir sus mieses entre los pocos elegidos entre los que no se encontraran la mayoría de españoles que pretendan ganarse la vida, -ilusos ellos- de forma honesta y digna solo con el solo esfuerzo de su trabajo.

Sin embargo, un sucedáneo del Edén sí que se encontraba no muy lejos de la ciudad. Tras haber concurrido esa misma mañana a las urnas, rodeado de una nube de cámaras y fotógrafos, uno de los machacones oradores de la campaña, desde su atalaya del Olimpo hablaba con su rival en tono reflexivo en la seguridad de su encumbrada y exquisita discreción.

-      Nada. De eso nada, que si tras las elecciones hablamos de esa forma a los votantes -Se refería a los ciudadanos- se nos despabilan y lo mismo en poco tiempo deciden pedirnos que discutamos sobre programas electorales libres de locuacidades y chácharas y nos exigen otros repletos de contenidos serios. ¿Se imagina una campaña así con el esfuerzo que requeriría todo eso?

Sin embargo hoy su clásico interlocutor de la otra cara de la moneda no actuaba como de costumbre, y además de guardar silencio y escuchar atentamente al súper político encumbrado de la soledad, esta vez tenía levantado el mentón sin dejar de abandonar su acostumbrada cara de póquer profesional. El otro seguía.

-      ¿No te das cuenta? ¿Cómo se te ocurre que hablemos de actuaciones concretas y específicas sobre las ciudades? Es una insensatez hablar de partidas presupuestarias cuantificadas donde se señale con transparencia el origen y el destino del dinero que hará posible cualquier ejecución en una fecha del calendario. ¡Qué horror! Al votante -Se refería al ciudadano- le puede sobrevenir la ocurrencia de actuar como soberano depositante de la confianza sobre sus gobernantes, incluso medirnos por el grado de coherencia de los dichos y los hechos como representados suyos. ¿No se da cuenta mi querido amigo del peligro al que nos enfrentamos si no evitamos como es debido tamaña osadía?

La mañana que a ambos lados de la ciudad discurría como había empezado, -Entre esperanzas y reflexiones- a este lado aconsejaba con tomar el refugio del sol y sombra otoñal bajo la Jacarandá que presidía al fondo la inmensa explanada tapizada con aquel impoluto césped perfectamente regado y mejor cortado. ¡Ah si de verdad dejara de llover, el magnífico negocio que podríamos hacer entonces con la privatización de nuestra abandonada red hidráulica! Reflexión que al amparo de los diminutos arcoíris surgidos a contraluz desde los lejanos aspersores, solo se atrevió a pasar por las cabezas de ambos interlocutores, esperanzados a la postre, con que la cíclica sequía climática, nos alcanzara finalmente y de una vez por todas, tal y como había ocurrido toda la vida. ¿Se deberá su tardanza al cambio climático ese de París?

-      A cambio, mi querido amigo, le voy a proponer a usted una alternativa. Lejos de hablar de impuestos ni de nada que pueda despabilar al personal, echaremos mano de nuevo de nuestros dos fieles aliados, ya sabe a que me refiero: la crispación y el miedo, que a lo sumo, erosionaran un poco a la marca España y como este país parece resistirlo todo, pues no pasará nada y al final nosotros mandando como es debido.

Un suspiro conjunto y una suave afirmación de asentimiento parecieron sellar una especie de acuerdo en relación con la marca referida. Y es que en el mundo del mercado, todo lo que se menea aparece en venta. Los negocios son los negocios y lo demás, bagatelas antiguas sin importancia.

-      Ya sabe. Lo de siempre: que si la extrema izquierda, que si eliminaran la propiedad privada, lo de la desconfianza de los mercados, que si nuestros socios europeos, y si hiciera falta, hasta que la ira del mismísimo Zeus se cernerá sobre nuestras cabezas aplastándonos con su catastrófico rayo.
-      ¿Zeus?
-      Lo ve mi querido amigo, al igual que usted, todos creerán que se trata de un condenado bolchevique enviado desde Venezuela financiado por el propio diablo. Funcionará, se lo digo yo.

Después; llegó el aperitivo y el paseo familiar entre los setos de la alomada explanada con vistas a la sierra junto al repaso acostumbrado de los temas de siempre sobre los que ambos poco tenían que decir, a saber: el modelo de estructura económica del país para resistir mejor las crisis venideras, el programa de inversiones públicas, el impulso a la investigación, el desarrollo de un sistema energético autóctono que nos independice de la especulación ajena, la reindustrialización del país, el pacto nacional de la educación en el que se empeñan algunos ilusos, la racionalización de horarios laborales y la competitividad de las empresas, la formación de los futuros profesionales, el apoyo económico a las familias hundidas tras la crisis, la soberanía y la independencia política y en fin, todas esas cosas de las que hablan dos amigos durante el aperitivo en la confianza que quedarán a buen resguardo de la discreción y en la tranquilidad que solo quedarán en palabras, pues sobre ellas, los hechos, ya llegarán a su debido tiempo cuando otros hagan ese esfuerzo por nosotros. Que ya se sabe, siempre nos quedará el consuelo clásico de decir: ¡Que inventen ellos!


Manuel Bellido Milla.



domingo, 6 de diciembre de 2015

El arte de amar la vida



A Ovidio

Te gustaba, oh, poeta, beberte la vida a grandes sorbos
como si cada momento de placer fuera el postrero,
como si la vida claudicara tras el goce extremo
de los sentidos, como si la catarsis y el orgasmo
devinieran en un socavón profundo del latido y
del aliento y todo el oro se hiciera polvo entre
tus manos impotentes.

Anhelabas gozar con la carne y con el alma
cada brizna de tiempo detenido, cada soplo de aire
en el velamen inmenso del espíritu inquieto,
cada instante culminante de amor, de sexo o
de excelsa literatura leída con deleite
para atemperar el pulso vertiginoso de los nervios.

Y cada bocanada de vida era hecha palabra y verso,
estrofa y poema en el fértil pergamino de tu exigencia.
Y así te erigiste en el cronista certero de las metamorfosis
de hombres, héroes y dioses que sólo a ti confiaban
sus disfraces, apariencias, mentiras e imposturas.
Sólo tú fuiste el testigo de sus correrías y sus devaneos,
de sus excesos y de sus hecatombes.

Tú, poeta del amor y del delirio,
biógrafo privilegiado de dioses y de musas,
supiste reír cuando todo el cielo era ancho y extenso
y supiste llorar cuando el cielo se te cayó de golpe
sobre los hombros, haciéndose pedazos.


Juan Emilio Ríos Vera

sábado, 5 de diciembre de 2015

Claves del bienestar humano. El riesgo de dejarnos llevar por un consumismo entontecedor



   
8.- El riesgo de dejarnos llevar por un consumismo entontecedor
                            
Aunque es cierto que, para estar bien y para sentirnos mejor, es necesario que tengamos cubiertas algunas necesidades materiales personales como la comida saludable, la bebida sana, unos vestidos limpios, una vivienda digna, un empleo estable, el acceso a la salud y a la educación, también es verdad que, estos bienes imprescindibles no son suficientes para lograr el bienestar humano. Hemos de tener en cuenta también el bienestar familiar, el bienestar laboral, el bienestar social y el bienestar espiritual, esos estados satisfactorios que logramos mediante el contacto interpersonal y a través del establecimiento de relaciones humanas gratificantes gracias a uso de los lenguajes, de los intercambios de bienes y, en resumen, mediante la convivencia en paz y la colaboración productiva.

Pese a que el bienestar es, en su mayor parte, subjetivo, los factores externos son también determinantes y pueden facilitar o impedir las satisfacciones personales. A veces el ambiente que se crea mediante las cordiales relaciones de los miembros de una familia modesta o la atmósfera de la comunicación que se genera en una ciudad con renta per capita relativamente baja, favorece un sentimiento de bienestar más intenso que el de las poblaciones consideradas ricas. La socióloga María Ángeles Durán subraya que las encuestas realizadas en distintos países de la Unión Europea muestran cómo el sentimiento de bienestar en los países con mayor renta per cápita –como Alemania- no es mayor que el de los menor riqueza –como España-.

Pero hemos de tener en cuenta que ese bienestar social a veces es entendido como un consumismo “entontecedor” que, potenciado por la permanente influencia de los medios de comunicación social, nos conduce a la pasividad, al conformismo y a la aceptación de que las apariencias valen más que la realidad, de que tener importa más que ser, que los  valores morales carecen de sentido y que, anulando nuestra capacidad crítica, aceptemos, por ejemplo, que la desigualdad y la acumulación de recursos en escasas manos son los motores indispensables del crecimiento.


  José Antonio Hernández Guerrero



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