Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

Contacto y envío de textos:
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domingo, 29 de enero de 2017

Aforismos sobre la mentira

Alguien dijo con humor, que la mentira era el deporte nacional ¿mentía?

Quienes viven en la mentira, es porque no han hallado la belleza de la verdad.

La mentira es el equivalente en matemáticas a 2 x 2 = 5.

Mentir una vez, dicen, no es pecado, lo es el perseverar hasta creer que es verdad.

Un hombre dijo una vez “miento, luego existo”

La mentira, es la vana esperanza de un deseo frustrado o una necesidad.

La liberación de un mentiroso, es cuando intuye que ha sido perfecta su mentira.

Andar a cuesta con una mentira, conlleva el miedo a ser descubierta.

El mentiroso es un indolente creativo.

La mentira en el amor, suele descubrirse siempre con el tiempo.

Casi siempre la mentira lleva un interés inmediato, que tarde o temprano se descubre.

El mentiroso compulsivo, es como un caminante sin brújula, siempre cree estar en un camino verdadero, aunque sepa que está perdido.

El decálogo de las mentiras, comienza por un error que sale bien, y se continua.


Lo que ayer se presumía que era verdad, es porque un mentiroso vistió de fiesta la mentira.


     Francisco Herrera López

lunes, 23 de enero de 2017

Esperanza


                                                                                                                        
Todos conocemos a personas que se caracterizan por recordar preferentemente los hechos malos del pasado, por destacar los aspectos negativos del presente y por advertir los peligros del futuro. Son aquellos individuos dolientes y afligidos para quienes “todo tiempo pasado fue peor”, si no fuera porque el presente les parece todavía más horrible que el pasado y porque están convencidos de que caminamos veloz e irremisiblemente hacia el caos fatal y hacia la catástrofe más aniquiladora.

Cuando comentamos con ellos cualquier suceso, estos conciudadanos inconsolables nos recuerdan, sobre todo, las calamidades desoladoras, los rostros cínicos, las miradas crueles y las perversas acciones: la memoria, la razón y la imaginación constituyen para ellos unas temibles luces que alumbran a un mundo que es para ellos un sórdido museo de penalidades, un infierno de padecimientos y  un antro de vergonzosas perversidades.

En mi opinión, hemos de defendernos de estos “aguafiestas” para evitar que nos estropeen la función y nos amarguen la existencia. Sin caer en ingenuos optimismos,  hemos de buscar la fórmula eficaz para evitar que esta desolación pesimista nos contagie y tiña toda nuestra existencia con los colores lúgubres de sus lamentos pero, además, hemos de encontrar un acicate en el que agarrarnos y una clave que nos ayude a interpretar los signos de esperanza que lucen en medio de ese oscuro paisaje. Si las sombras y los nubarrones pueden servir para resaltar las luces y para aprovechar mejor los días soleados, la profundización en el dolor y en la miseria del mundo nos puede ayudar para que descubramos el germen vital que late en el fondo de la existencia humana. Si pretendemos evitar el desánimo, en el balance permanente de la crítica y, sobre todo, de la autocrítica, hemos de evaluar los otros datos positivos que compensan los malos tragos. Apoyándonos, por ejemplo, en la convicción de la dignidad y de la libertad del ser humano, en nuestra capacidad para mejorar las situaciones y para aprender, sobre todo de los errores, podemos  alentar esperanzas y elaborar proyectos de progreso permanente de cada uno de nosotros y de la sociedad a la que pertenecemos.

Reconociendo el declive que el individualismo contemporáneo ha introducido en las relaciones humanas, esta "ansiedad de perfección" nos permitirá compartir el sentido positivo de la vida, generar unos vínculos más estrechos entre los hombres y recuperar el diálogo con los demás y el reconocimiento del mundo que nos rodea. Sólo así mantendremos la posibilidad del amor y los gestos supremos de la vida. Si pretendemos que nuestras vidas no sean escenas sueltas –“hojas tenues, inciertas y livianas, arrastradas por el furioso y sin sentido viento del tiempo”-, hemos de buscar ese vínculo, ese hilo conductor, que las rehilvane  y que proporcione unidad, armonía y sentido a nuestros deseos y a nuestros  temores, a nuestras luchas y a nuestras derrotas.  

                 

       José Antonio Hernández Guerrero 

lunes, 16 de enero de 2017

La soledad del héroe (Hablilla 710)



          La soledad es la otra piel que nos abriga, que nos aísla cuando leemos. Gozamos del privilegio de visualizar lo invisible, de participar de la realidad que vive y evoluciona mientras se arrastra por las páginas de un libro, una realidad que se inmortaliza con las imágenes que celosamente tachonan la memoria, que afloran cuando pensamos, cuando reflexionamos o nos miramos a un espejo, por ejemplo. Es curioso cómo surgen sin reclamación alguna. Van a su aire, vuelan sin prisa. Sin pausa rodean la imagen reflejada en él, la que todo el mundo puede ver desde fuera. Sin embargo, sólo nosotros podemos vernos desde dentro. Es el silencio de esta mirada la que propicia la magia para acceder al interior. Un libro puede ser ese espejo y un poemario la herramienta mágica que facilita la transformación de la soledad en la circunstancia, en el momento para disfrutar de esa piel que nos abriga. Este mes de enero nos regala este momento lírico tan necesario y que en esta ocasión iluminan los poemas de Ramón Luque.

Si escribir es un acto de amor, leer es captar y ser partícipe de ese amor compartido, el que impregna los versos, ese amor que nos liga a tantas cosas aunque sea de forma pasajera, ese amor que sentimos crecer en nuestra individualidad, que se nos revela entero y nos salva la vida. Ramón Luque nos regala “La soledad del héroe”, la del ser que nos habita, que vive, se rebela, grita, cae y se levanta desde el silencio de las palabras escritas para ser leídas, no para ser escuchadas. El ave fabulosa que ilustra la portada está quieta, con las alas plegadas y las patas sobre una superficie plana, una clara alusión a la realidad, al vuelo de la imaginación que retorna siempre. Nos lo muestra en el poema “Hubiera querido ser”. Desde lo más grande -un dios- a lo insignificante, Ramón recurre a una gradación particular y original que va debilitándose según se leen las estrofas –hubiera querido ser un dios /el dios/ el más omnipotente que jamás haya existido-, unas estrofas destinadas a la amada, a quien dedica sus sentimientos más puros y bellos. El cierre del poema induce a pensar en el anonimato que lo condena por no ser capaz de ver que los sueños inalcanzables están formados por elementos que permiten la posibilidad del intento.

Los poemas muestran los rincones del alma, donde se esconden los recuerdos, late el desamor, ondea la desazón, llora la nostalgia, arde la pasión, todo lo que mueve, lo que hace sentir al ser humano. A partir del mundo exterior, Ramón Luque boceta la descripción de un elemento real, elige un momento concreto para guiarnos a su interior, a la soledad donde se encuentran los sentimientos que muestra versificando. La lectura de este poemario va dibujando las líneas que perfilan la silueta de quien ha realizado un ejercicio de  introspección, una hazaña admirable que propicia y de la que participa la soledad, el camino al propio conocimiento, el espejo que la transforma en circunstancia, en esa piel que nos abriga y nos aísla cuando leemos.

Aprovechemos este frío que se nos pega con retraso, que nos facilita la decisión a quedarnos en casa. Mirémonos en este espejo.


  Adelaida Bordés Benítez, 15 de enero de 2017


          

A los emigrantes subsaharianos



Al alcance de tu mano  parece la otra orilla, al alcance de tu mano.
Al alcance de tu mano  está la gloria soñada, al alcance de tu mano.
Al alcance de tu mano está ese estrecho que no tiene rey ni mando.
Al alcance de tu mano quedó tu tierra baldía y los suspiros al aire.
Al alcance de tu mano quedaron los llantos de niños que solo saben de  hambre.
Al alcance de tu mano  está el bienestar equivocado, al alcance de tu mano.
Al alcance de tu mano hay un silencio malvado, que con  tus miserias compraste.
Al alcance de tu mano  hay tantas mentiras que oíste, sin voz para desengañarte.
Al alcance de tu mano  quedaron  tiempos mejores donde dignificaban al hombre.
Al alcance de tu mano  aquí hay  personas sin orillas con tu mismo llanto y hambre.
Al alcance de tu mano está la Europa  que desconoces y no tiene piedad de nadie.
Al alcance de tu mano  a tu color hay miradas oscuras, al alcance de  tu mano.
Al alcance de tu mano  hay  tierras  baldías y  sentimientos anti-raciales.
Al alcance de tu mano  un lugar prometido, para los grandes capitales.
Al alcance de tu mano te esperamos como agua de mayo para trabajos que no quiere nadie.
Al alcance de tu mano  vas en esa barca de muerte, al alcance de tu mano.
Al alcance de tu mano  en aguas muy peligrosas y tu cuerpo qué  no le importa a nadie.
Al alcance de tu mano que tu vida no aparezca sin vida arrastrado por corrientes y el levante.
Al alcance de tu mano si llegas estarás con frio y hambre, al  alcance de tu  mano.
al alcance de tu mano os llamarán sin papeles, como si fuerais bueyes errantes.
Al alcance de tu mano serás un número más de los tristes y olvidados inmigrantes.
Al alcance de tu mano  reza a tu dios que te proteja hermano…  al alcance de tu mano.


          Francisco Herrera López


sábado, 14 de enero de 2017

Reunión Club de Letras, 27-1-2017

Queridas amigas y queridos amigos, celebraremos la próxima reunión en Cádiz el viernes, día 27 de este mes de enero, a partir de las seis de la tarde, en el Aulario "constitución 1812", antiguo de "La Bomba".

Estudiaremos el tema titulado "La pronunciación de los discursos".

Con el fin de que las explicaciones y análisis sean prácticos y participativos, es imprescindible que leáis atentamente y releáis críticamente los capítulos nueve (9), diez (10) y once (11).

Cada uno de los asistentes podrá formular, por escrito, y leerlas allí en voz alta o proponer una o dos cuestiones durante la reunión.

Se propondrá la elaboración de un texto, de un máximo de diez líneas sobre un nuevo asunto.

Se leerán textos de un máximo de 20 líneas sobre temas libres y previamente preparados.


                                             Cordialmente, José Antonio

lunes, 9 de enero de 2017

Cumplir años, la edad.

 


                                                        
En contra de lo que piensan algunos mortales, me atrevo a opinar que el tiempo por sí solo, desgraciadamente, no resuelve los problemas, no cura las enfermedades, no proporciona conocimientos, no desarrolla las facultades, no confiere sabiduría, no otorga dignidad  ni siquiera madura a las personas. Un objeto que no está adornado de otros valores que el tiempo de existencia o un ser humano que sólo posee mucha edad son, simplemente, viejos.

Pero también es cierto que la ciencia y la historia nos han habituado a medir la importancia de los objetos y a calibrar el valor de los acontecimientos por su dimensión temporal: el cosmos se describe por la distancia que separa a las estrellas de nosotros, el átomo por sus inaprehensibles oscilaciones, los acontecimientos sociales por su antigüedad y la vida humana por su edad. La existencia y la vida están configuradas, efectivamente, por el tiempo, pero no son sólo ni principalmente tiempo.

El tiempo, la antigüedad y la edad, sin embargo, son simples continentes: frágiles vasijas de diferentes dimensiones y de distintas formas que han de ser colmadas con experiencias vitales; cofres decorados destinados a albergar tesoros; cauces abiertos por los que han de discurrir las corrientes de energías; hilos conductores de la savia vital; pero todos ellos pueden encerrar también inútil basura o inservibles desperdicios e, incluso, pueden estar simplemente vacíos.

Para que el tiempo sea vida, ha de poseer sentido y hemos de reconocer que lo único que de verdad proporciona sentido humano es el amor; la mera suma de años o la simple acumulación de bienes no aumenta la estatura humana, de igual manera que la simple ingestión de alimentos no asimilados no hace crecer ni fortalece el cuerpo. Sólo la comunicación y la entrega a alguien ensancha, ahonda y eleva la vida humana. Cualquier vino no se hace más rico con el tiempo.                  

     


    José Antonio Hernández Guerrero 

jueves, 5 de enero de 2017

Flujo de conciencia de vida



Nos suele suceder cuando pronunciamos la palabra "vida", que sentimos la sacudida del corazón. De pared a pared se agolpan los sentimientos tras el traverso de la razón. Porque somos todo lo que conocemos, de la piel al alma, somos todo lo ya vivido: "ahora te sé, por cuánto te recuerdo", palabra de honor, palabra de alma de Pilar Paz Pasamar.

En el otoño rojizo, Victoria Atencia, escribidora de versos y piloto de avión, leía entre poemas "saber mirar la vida, con ojos de ave migratoria". Desde la esfera cristalina de nuestros ojos, contigua a las verticales estrellas, en la mirada quieta de un eterno presente, sueñan los sueños con ser la vida.

Quedó inscrito en el cuaderno de mi adolescencia la ternura contagiosa de Gloria Fuertes, poeta de guardia, como casi todas las noches; "la vida me sabe a verso". Desde su noble oficio de soñar para la humanidad, un deseo: "crear una frase tan grande que abrace a todos".

Como ella, "mi eterna gratitud a los que me quieren, los recordaré a la hora del sol".


A todos mis compañeros del Club de las Letras, por un próspero año nuevo.


         Aurora Romero
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