Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

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lunes, 31 de agosto de 2015

Hacia un nuevo humanismo. Las reales amenazas de la paz






60.- Las reales amenazas de la paz
                                                         

Por muy cansino que nos resulte, no tenemos más remedio que insistir en que somos nosotros –tú y yo-, quienes desbaratamos el orden, rompemos la armonía, destrozamos el equilibrio, trituramos la cohesión y fragmentamos la unidad, esos valores que son determinantes en la construcción de un mundo en paz. Somos nosotros –tú y yo- los que, con nuestros comportamientos antinaturales, irracionales e inhumanos contra la naturaleza, contra los seres inanimados, contra las plantas, contra los animales y, de manera especial, contra nuestros conciudadanos, impulsados por vicios y por perversiones, constituimos unas amenazas permanentes para la paz: inoculamos gérmenes patógenos que nos corroen por dentro, e infestamos a la sociedad con unos venenos destructivos que nos enfrentan hasta la muerte.
Somos nosotros –tú y yo-, los que, con nuestra avaricia, destruimos la relación con la naturaleza y con las cosas; los que, con nuestra crueldad rompemos los vínculos que nos unen con las otras personas; los que, con nuestros engaños, depravamos las funciones del lenguaje: los que, con nuestros orgullos, disparatamos nuestra propia la visión; y los que, con nuestra prepotencia, desintegramos la cohesión de la sociedad. Lo digo de otra manera: el mayor enemigo de la paz está alojado dentro de nosotros mismos, son esos impulsos irreprimidos, son esos sentimientos perturbadores que, a veces, están camuflados con apariencias benéficas, son esas bajas e incontroladas pasiones exclusivas de los seres humanos porque, como tú sabes, no las poseen los demás animales.


  José Antonio Hernández Guerrero


viernes, 28 de agosto de 2015

Inseparables




Inseparables


Eran unos amigos tan amigos, que no podían vivir el uno sin el otro.
Un día Botón le preguntó a Ojal:
- Oye, Ojal, ¿que harías si me perdiera?
- Ojal le contestó: ¡mi boca se cerraría para siempre!
- Y tú Botón, ¿que harías si a mi me cosieran?
-Botón contestó: ¡para mi desgracia seguiría siempre a tu lado, pero sin poderte oír!
-Ojal sentenció con una pregunta: Botón, ¿y eso es morir?


Carmen Franco S.

El cuaderno del loco






El cuaderno del loco



          A veces pienso que la humedad y el viento de esta ciudad son quienes marcan el ritmo de mis días. La primera, por ejemplo, me empuja a salir de mi antro, a abandonar por unas horas mis cuatro paredes manchadas, donde el verdín crea rostros en paredes y techos, con ojos que me observan y juzgan.

          Esta mañana salí a calentar mis huesos, como cada día de este invierno interminable, aprovechando los escasos rayos de sol que se escurren entre nube y nube. Aceleré el paso al costado de la catedral, el frío de sus piedras me empujaba hasta la plaza.  El sol temprano empezaba a iluminar el porticado de las tiendas. A esas horas, el banco de madera junto al colmado de Benito es el más solicitado. Los de granito, más al centro de la plaza, son los primeros en recibir el sol, pero guardan el frío de la noche para regalárselo a los culos de viejos.

          Al acercarme al banco vi de refilón al loco del cuaderno. No me quise fijar mucho en él, siempre está acechando a la caza de un oído comprensivo para soltar su parrafada. Le había visto en un reflejo del escaparate de Benito, de pasada, en una imagen confusa con un chaquetón de becerra con cuello de piel de conejo y una especie de falda amplia de miriñaque con dibujos de elefantes rojos. Al fijarme bien observé que dentro del escaparate había una pirámide de rollos de papel higiénico, y que fue su reflejo el que le había vestido de gracia e interés por unos segundos. Luego pasó despacio por delante de la luna con su paso de percherón dejando atrás la supuesta falda. Levantaba el pie derecho como si se le descolgara, apoyándolo sonoramente sobre las losas irregulares. El chaquetón se veía muy nuevo, imagino que de la beneficencia, aunque me extrañó que siendo tan bueno llegara a cubrir y calentar los hombros de un pobre. Recordé mis momentos gloriosos, cuando era yo quien llevaba esos regalos a la iglesia para la gente que los necesitara. Cierto día llevé una gabardina gris marengo que fue la comidilla de las beatas.

-  Pero muchacho, si está nueva, tal parece que no la hubiera usado usted…
-  Ay bendito, si es preciosa, y se ve que de mucha calidad…
-  Y le habrá costado un dineral…

         Nunca pensé que pudiera resultar tan agradable sobrevolar la plebe a base de falsa generosidad. Hoy me asquea aquella actitud mía de potentado, casi tanto como las falsas miraditas de aquellas beatas. Al menos aquella gabardina abrigó durante años el cuerpo de un ser humano, el de Don Anselmo el cura.

          El loco siguió caminando por fuera del porticado, garabateando en su eterno cuaderno de pastas de papel secante. Le había visto muchas veces, pero esta mañana me llamó la atención más que de costumbre. En esta ocasión parecía escribir con trazos más ordenados y siguiendo líneas en orden. A veces se detenía, ponía el lápiz sobre los labios, miraba al cielo buscando no sé qué respuesta o inspiración y se enfrascaba de nuevo en su cuaderno. Caminó un buen rato de aquí para allá, volvía, escribía, miraba al cielo, escribía… y me intrigaba. A veces le recuerdo  de niño en la clase. Era bueno, escribía muy bien. Uno de sus cuentos llegó a ser premio de relatos en el concurso provincial del Círculo Católico. Loco, quién te ha visto y quién te ve. ¿Estaría escribiendo algo interesante de nuevo? La idea me atrajo. Si así fuera, habría dado un brazo por leer lo que escribía. Le seguí observando durante un buen rato. Su escritura a veces se tornaba convulsiva. Escribía y escribía, pasaba aquellas pequeñas páginas una tras otra en lo que parecía un ataque de inspiración. Qué envidia. Durante años he intentado imitar a aquel niño que ganaba concursos y con ello el calor y el cariño de los suyos. El niño loco fue mi referente, pero mis intentos fueron vanos, después del colegio nunca conseguí ni un párrafo con cierta coherencia. Y ahora, al cabo de los años, veía yo a este loco, este desahuciado de la vida, escribiendo en un cuaderno lo que ya rondaba en mi cabeza como algo muy interesante, una pequeña historia tal vez, pero  con la que presumir entre amigos, o en el banco de granito ante los viejos mientras se les enfriara el culo, o ante los sempiternos tertulianos en la tasca de Arturo a cambio de unos vinos que calentaran las horas. Por una vez te envidio, loco, y daría una pierna por saber qué escribes, por leerte, por haber escrito yo mismo esas líneas.

          El sol empezaba a hacer su trabajo y temí que el loco huyera por las calles con su cuaderno. Empecé a tantear la posibilidad de robárselo, no sería difícil. Sus manos grandes y flojas caían siempre en los bolsillos del chaquetón como hormas de agrandar y cada vez que las sacaba dejaban ver dos tumbas abiertas, dos huecos amplios con filo de piel de conejo en vez de bolsillos. En el de la derecha bailaba su cuaderno. No me costó acercarme a su lado planeando el ataque…

-  Loco… ¿has visto al Raimundo?

          Me miró con medias pupilas y párpados vagos, señaló con la mano derecha al otro lado de la plaza y me habló con un hilillo de baba en la comisura.

-  Pa la tasca de Arturo iba…

-   Gracias loco… bonito chaquetón.

          Lo último que le vi fue su sonrisa de despedida a media mejilla. Su cuaderno había pasado de su bolsillo derecho al mío izquierdo en un gesto tan pérfido como veloz. Aligeré el paso y me dirigí a mi casa, mi cuartito más bien, mi tugurio húmedo y frío en el que al menos me sentía tan seguro.

          Ahora respiro hondo. Es hora de aclarar mis dudas, de descubrir si ha valido la pena este robo miserable a un loco desahuciado. Mis manos tiemblan, cada una a un lado del cuaderno, acariciando sus dos pastas de papel secante, satinadas ya por las yemas del loco. Lo abro despacio y leo por fin…
      
A veces pienso que la humedad y el viento de esta ciudad son quienes marcan el ritmo de mis días. La primera, por ejemplo, me empuja a salir de mi antro, a abandonar por unas horas mis cuatro paredes manchadas, donde el verdín crea rostros en paredes y techos, con ojos que me observan y juzgan…


Antonio Díaz González



miércoles, 26 de agosto de 2015

Sobre la vida buena y sobre la buena vida




Sobre la vida buena y sobre la buena vida



Tiene esta sencilla frase escrita por nuestro profesor Hernández Guerrero la palabra vida un calado envolvente que no pasa desapercibido.

Rafael Corazón González en un pequeño ensayo sobre los fundamentos  para una filosofía del trabajo, afirma que “sobrevivir, no basta. Se trata de vivir y de vivir bien”. Y es que para este pensador esta premisa se convierte en una necesidad desde que la persona toma conciencia de cuidar de sí misma. Rafael afirma que “el mundo no está hecho de antemano”, se trata pues, de ir creándolo, de añadirle el valor que para nosotros carece: si para el hombre –en su evolución- su fin último era el de sobrevivir y mantener su especie, el concepto de vivir da comienzo en el instante en que comenzamos a sentirnos personas. Se trata, según él, de gozar de nuestra autoconciencia, la misma que nos evita de caer en la infravaloración de uno mismo. Vivir el mundo para este pensador, es habitarlo con nuestras ideas, habitarlo con nuestros hábitos: “si somos capaces de darle nuestro sentido al mundo, somos capaces de ejercer nuestra propia libertad”.

Libertad es un concepto clave para el estadounidense John Dewey (1859-1952). Fue un gran pedagogo que se enfrentó al sistema educativo impartido en las escuelas americanas, donde la educación alineaba a los niños en un sistema en el que no tenía cabida el desarrollo de las capacidades verdaderas y propias como seres humanos. Una verdadera educación, aquella que te encamina hacia la felicidad, “no sólo consiste en el trabajo sobre uno mismo”, sino utilizando como herramienta el pensamiento, hay que darle una utilidad social. Es por esto que para Dewey, en su filosofía pragmática, tiene un lugar de preferencia “el arte de dar”, como supremo arte. Aquel que nos hace posible perfeccionarnos en nuestro propio mundo espiritual y a la vez contribuimos al bien de los demás. Dewey nos enseñó que vivir a gusto con nosotros mismos, es también dar cabida en nuestra consideración al “otro” como prójimo, es decir; “la madurez consiste en saber adquirir para ti a la vez que dando”. En definitiva, saber vivir en la paz de la benevolencia.

Dewey puso énfasis en que el “dar de sí” lleva implícito una lucha continuada; es lo que el teólogo inglés Tillich (1886-1965) denominó “el coraje de ser”, señalando la importancia de conducir con nuestra voluntad libremente a la razón hacia su fondo y abismo. Sólo así se escucha aquella palabra que es pronunciada a solas bajo la carne, es el camino único para “escuchar aquello que aún no es pronunciado”. Para Tillich se trata de encontrar la dimensión inexplorada que anida en nuestra interioridad y en la que se guarda la vida en su infinitud de posibilidades.

La potencialidad de nuestras capacidades como seres humanos son reveladas en el discurso del Papa Francisco cuando nos habla del peligro de dejarnos llevar por la banalización en la que vivimos instalados y que lejos de ahondar en nosotros mismos, tan necesario para la coexistencia con los demás y con el universo, nos induce al letargo de una indolente indiferencia frente a tanto dolor y desesperanza que, al fin, es de todos.


Pero el calado que transciende como humilde sentencia de la frase “sobre la vida buena y sobre la buena vida”, no cabe el sentimiento de una desesperanza pasiva. Como nos dice el filósofo catalán Reyes Mate (1942-) “en el fondo de una desesperanza hay un grito vivo”, es decir; no hay que confundir desesperanza con la resignación. Como canta el argentino Diego Torres, “saber que se puede pintar la cara color esperanza, tentar al futuro [el de todos] con el corazón”.



En homenaje a John Dewey 


[Creo que la educación, además, es un proceso de vivir y no una preparación para una vivencia futura]



  Aurora Romero

martes, 25 de agosto de 2015

Pre-anuncio de actividades

Nota de nuestro querido José Antonio Hernández para que vayamos preparando nuestros deseos, en este nuevo curso, de crecer en buena compañía a través de estas interesantes propuestas:

PRE-ANUNCIO de las actividades complementarias que, en el próximo curso académico, se sumarán a las ya programadas en cursos anteriores como, por ejemplo, 

- un SEMINARIO ANUAL, CON SESIONES MENSUALES, SOBRE EL LENGUAJE PERIODÍSTICO. LO ORGANIZA el Vicerrectorado, y los que pretendan cursarlo, tendrán que inscribirse previamente (advierto que el número de asistentes será limitado).

- un SEMINARIO ANUAL, CON SESIONES MENSUALES, SOBRE LA FELICIDAD. Lo organiza el Ateneo y la entrada será libre, hasta completar el aforo.   


Un abrazo agradecido. José Antonio

lunes, 24 de agosto de 2015

Hacia un nuevo humanismo. La paz no es sólo calma sino, también, lucha


59.- La paz no es sólo calma sino, también, lucha
                                               

Para comprender el amplio y el rico significado de la palabra “paz” podemos recordar las ideas, las sensaciones y los sentimientos que experimentamos cuando, por ejemplo, en una tarde de otoño, paseamos tranquilamente por la campiña, por la orilla del mar o por una montaña solitaria. ¿No es verdad que nos da la impresión de que el bienestar y la felicidad tienen mucho que ver con esa quietud, con esa tranquilidad, con esa calma y con ese sosiego que nos resultan tan agradables?

Pero hemos de evitar la tentación de pensar que la paz es sólo eso: quietud, tranquilidad, calma o sosiego. Si prestamos atención, podremos observar que, incluso en esos paisajes, hay movimientos y sonidos, hay trabajo y lucha, hay luces y sombras: hay, sobre todo, vida. ¿Por qué –nos preguntamos-, sentimos esas sensaciones placenteras a pesar de esos cambios, a veces bruscos, a pesar de que cada elemento trabaja duramente y lucha de manera esforzada por sobrevivir, por defenderse y por crecer.

Porque en esos lugares reina el orden, la armonía, el equilibrio, la cohesión y la unidad. Si seguimos prestando nuestra atención, es posible que podamos aprender de esos paisajes unas lecciones importantes que nos ayuden a encontrar los caminos que nos conducen a nuestra paz individual y a nuestra paz colectiva. Sí, yo estoy convencido de que las claves de la paz nos la ofrece la naturaleza y, sobre todo, los seres que están dotados de vida: las plantas y los animales. Podemos decirlo también de otra manera: somos los seres humanos los que, con nuestros comportamientos irracionales e inmorales, injustos e insolidarios, impedimos que, en nuestro mundo, reine la paz. Somos nosotros, los seres humanos, los que hacemos que el mundo sea inhumano. Somos nosotros los que, actuando en contra de las leyes de la naturaleza y de la racionalidad, desbaratamos el orden, rompemos la armonía, destrozamos el equilibrio, trituramos la cohesión  y fragmentamos la unidad.


José Antonio Hernández Guerrero


sábado, 22 de agosto de 2015

Mi ángel, Mi guerrero, Narciso.




Mi ángel



Pareces de otro mundo, y mi mundo es, tu otro…
Mi Ángel, mi Amor Sagrado, mi Cometa encantado,
que resplandeces desorbitado, desértico y árido,
“mi rostro blasfemado, por todos mis hermanos”.
“Mi sonrisa irascible,  de nuevo se viste,
 de la Aurora invisible, que se percibe”.
Que mi mundo , no es tu mundo, que es otro, el mundo mío,
que mi Ángel es mi estrella,
que el dolor escondiera….
Mi Amor Sagrado . El de mis flores de Mayo.
“Que de mi cuerpo, mi cuerpo tomas,
 los Domingos y los Sábados”.
Que de tu cuerpo, lascivo el mío,
flágelas que yerran en mí, de mis errores impíos.
“Que de mis perdones,  las de Mayo las Flores”,
que de mis versos, de los Ángeles los dólmenes.
“ Que ¿ de Mayo qué fue??”, pues de Mayo, mis flores…
Que mi Ángel es , mi Amor Sagrado,
mi  Cometa encantado, el de los Domingos y de los Sábados,
 el del rostro blasfemado…
Caricias tardías, en su barniz reflejados,
 de este mundo sollozando…
Que , ¿Quién es mi Ángel? pues , el de las flores de Mayo,
El del rostro blasfemado…





 Mi guerrero




Para mi guerrero , maravillas quiero,

Que sale el sol y la luna,

Y ya no queda ninguna.

Para mi guerrero, un beso quiero,

Que de mi boca a tu boca,

Y nos vemos a solas.

Para mi guerrero, insinuarle quiero,

Que de mis manos a tus manos,

Verter el agua desde dentro.

Para mi guerrero, mirarle quiero,
 De mis ojos a tus ojos,

Con el azul del cielo.

Para mi guerrero, rosas quiero,

De pétalo a pétalo,

Y  acariciando tu piel , yo me duermo.





Narciso




Narciso es mi nombre,

Por ser mi rostro, el más bello de todos los hombres,

Por ello, ¡oh! Diosa de lo Eterno, adorarte quiero,

Por ser fémina , mi creadora del azul del Cielo.

Narciso es mi nombre,

Y por ello , en el crepúsculo de la noche,

Refleja mi rostro en el plateado río, en su borde,

Espejo mágico que enseña, el por qué de mi belleza.

¡Narciso! Ese es mi nombre,

Y cantando los pájaros, silban mis rumores,

Y bailando los magos, abren mi regalo,

De mi rostro enamorado,  de la Diosa de mis amores.

Que Narciso es mi nombre, ya lo saben todos,

 Y emocionado,  gozo mis adoros,

Hacia mi Eterna Diosa creadora de mi rostro.

Y cuando se acabe la Luna de esta noche de Oro,

Tomaré de su esencia, para poder ver sus ojos,

Porque de todos  los hombres, es el más bello mi rostro,

Porque tú , mi amada Diosa, me  creaste dichoso.

Y cuando termine esta noche, despertaré a tu lado,

Para que me envidien los Astros,

Por dormir, amando a mi Diosa, ¡Idolatrando!

Porque Ella ha encarnado, a esa imposible muchacha

Cuya alma, en mi belleza y la suya ,  

destellan en esta dulce madrugada.


Guadalupe Mata García



viernes, 21 de agosto de 2015

A la muerte



A la muerte


En la abertura exquisita del Universo
hallo la palabra, la luminosidad
de cada verso que enciendes y apagas
que te convierte y revierte
sin distancias, con osadía
en solo un hombre amalgamado
a lo mejor de su especie..
Alas y ventanas no te faltan
Para dejarle una sonrisa a la muerte.


Maritxé Abad i Bueno


jueves, 20 de agosto de 2015

Dársena


Fotografía de Tomás Domínguez, publicada en memoriasdecadiz.es
Dársena

Dársena oscura y silenciosa
con fragancia de marismas perfumada
paciente portuaria enamorada
reina muda de la noche ociosa.

Llego a ti comenzando la alborada
Al cambiar tu manto ennegrecido
por el gris emergente que ha surgido
de la luz de tus aguas abordadas

Caminando fundido en tu paisaje
repleto de guardianas estructuras
donde nace la orgullosa arboladura
incipiente y marinera, sin ambages

Paridora de escalas y cubiertas
trancaniles, tambuchos, palmejares
calafates y herreros, que forjares
de carácter y cultura vieja e inhiesta

Hay un dique que defiende tu morada
una grada que hacia el sur se contonea
una escuela de aprendices que blanquea
y un anhelo de sentirte enamorada

Ya sentado en el banco de la escuela
cuando el sol decide levantarse
un rosario de palabras que abrazarse:
guindalezas, entremiches y limeras...

Hoy no están las esbeltas estructuras
esperando orgullosas la alborada
Se marcharon las escalas y cubiertas
y aún del mar te percibo enamorada.

Fotografía de www.puertocadiz.com
A la dársena que contemplé y me acogió en la madrugada de tantos y tantos días en los Astilleros de Cádiz.



Manuel Bellido Milla


domingo, 16 de agosto de 2015

Hacia un nuevo humanismo. La paz



58.- La paz                               

     
Permitidme –queridos amigos- que reitere mi felicitación a los creadores, a los organizadores y a los profesores de los talleres de la paz, y que, además, transmita mi sentida enhorabuena a los que han tenido la suerte de participar en las jornadas celebradas en San Pablo de Buceite. ¿Recordáis que en mi análisis sobre la importancia de estas jornadas, partía del supuesto de que la paz es una meta que no nos viene dada, no es un regalo gratuito, sino una lección que tenemos que estudiar, una asignatura que tenemos que aprobar, un objetivo que exige que trabajemos, un bien cuya adquisición requiere mucha constancia y la aplicación de principios morales y el ejercicio de múltiples habilidades psicológicas y de diversas técnicas sociológicas?

Hemos de tener claro, además, que la paz es un bien frágil que nunca lo conseguimos del todo, que se debilita con facilidad y que, al menor descuido, lo perdemos porque son numerosos los obstáculos que hemos de saltar, los impedimentos que la imposibilitan y los enemigos que la atacan.

Con la paz ocurre algo parecido a lo que nos pasa, por ejemplo, si nos caemos al mar o a un río profundo: que si paramos de nadar, nos hundimos. O cuando montamos en bicicleta: que si dejamos de pedalear, nos caemos. O incluso con el motor de una moto, de un coche o de un tractor que, si no le echamos gasolina, se para. Fijaos –queridos amigos- en la fuerza con la que el Papa Francisco ha titulado su Mensaje para la celebración de la 49 Jornada Mundial de la Paz: “Vence la indiferencia yconquista la Paz”.


José Antonio Hernández Guerrero


miércoles, 12 de agosto de 2015

Amor de hielo, amor de fuego





Amor de fuego



He quedado prendada, de tus tiernas… armas.

Miré al cielo y ví unos ojos de gran… esperanza;

De un amor, terriblemente adorado

Por un sinfín de voces,

que gemían susurrando, casi a mi lado.

Salí a buscarte, como si te pensara desesperado…

Y te encontré en brazos,

allá en el suelo , tirado…

A los pies de una almohada…

tan tristemente dulce,

Que… me quedé inmóvil, anonadada…

No pude hacer más…

Que mirarte… fielmente,

adorablemente……. Enamorada.

¡Oh! Tristes ojos de mi alma.

Que me quemas, que me abrasas,

 Al ver que pierdo mis ansias,

falsamente añoradas,

 Por otras y por tantas,

que yo no puedo… ni pensarlas,

 Que mi amor es , tan libremente sincero,

Que a mi alma … se le escapa.

¡Oh! Espíritu de grandes … Alas,

Ángel de adolecidas… ganas,

de amar por amor es, que tú … amas.

Vuelas cerca de mis talentos,
de mis susurros del Viento,

De mis Blancas… Alas. Voy,

te busco y te encuentro, anonadada,

… cerca de mi cuerpo, ese que tú tanto ansiabas,

Te veo y me recuerdas, a las flores de amor desparramadas,

Me haces frágil… mis ramas, entrelazadas

En este juego de encrucijadas,

 donde: te veo, me ves. Tiemblas…

Mis ganas… siembras….

Y … despierto , y … me besas, me amas.

…Y allí… nos dejamos, la piel…

Los besos, los sueños… las ¡ansias!,

De querernos, olvidarnos,…

¡Amarnos! … entre llamas…

Amor de amores, amor de armas,

Amor de soles , amor de Blancas Alas








Amor de hielo


Eres como el hielo que baja por mi espalda

Suplicas al vuelo que quieres tocarla.

Haces más de mil hazañas

Para poder… alcanzarla,

 y…ni la sientes, ni la ves, no consigues acercarla.

Esa gaviota que merodea… por tu alma,

 está herida, está mal informada,

Desde lejos, vengo casi… observándola.

Dice, que tiene un nombre , el cual, nadie conoce

Dice, que tiene un amor, el cual , a nadie mostró.

Dicen, que ella es como el agua,

 como esa gaviota al alza,

 Tan lejana y distante, que nadie puede tocarla.

Me dejas frío de nuevo,

Amor que huyes de posibles lamentos,

Que ríes y lloras… aumentas tu demora.

Por miedo a raíces antiguas

Que podrían hacerte sombra.

Yace el mar, sino el frío… nos agota,

Que el amor para ti,

Es una simple zozobra,

Y para mí es lo más grande de esta obra.

Me dejas que me hunda en mi propia costa

… me agotas, me hielas, me quemas… me arrasas.

Yo, marinero de aguas bravas

Marinero de aguas lozanas,

Enamorado de la mar,

Hasta no poder más , imaginarla…




Guadalupe Mata García
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