Todo
quedó atrás, pasos, tiempo y luchas
¿Nos
damos cuenta, de nuestro reloj, de nuestras vidas?
¿Hacemos
del valor del tiempo, un ejercicio de rutina?.
Todo
es igual y nada es igual
nuestras
viejas heridas se van cosiendo
con
el hilo escondido de la memoria
con
el amargor de la saliva seca
con
un llanto sin lagrimas que retuercen las palabras.
Allí
donde había esperanza, puede desvanecerse
si
no la alimentamos con otra esperanza
donde
había tragedia, no era mas que una tormenta vacía
donde
había sueños, amanecen desvanecidos por la mañana
¿seremos
capaces de renacer de esos miedos?
no
temer al tiempo pasado, sentir que el futuro es nuestro
de
nuestros afectos, nuestras alegrías, de nuestros corazones.
Acariciar
con nuestras mejores palabras, todos y todo cuanto nos rodea
Sin
miedo al revés, ¿que nos importa, los reveses?
diría
el poeta, “si la felicidad corre por mi corazón”
y
amar lo cercano, las caricias, y olvidar recelos
ser
esa agua menudita, que moja agradablemente
esa
brisa tenue de las mañanas de primavera
ser,
en fin, consecuente con la edad y la madurez
esa
madurez que es ungüento, pomada y alivio
de
circunstancias adversas que nos acechan cada día
y
hacer un “Arco del triunfo” de la bondad
en
nosotros y los demás,
Ayer
y no otro día faltaban horas para cumplir el rito
ese
rito de cada año, unir un puente a otro puente
ese
calendario infame, que nos señala los pasos inmediatos
que
debemos lidiar, y sobrellevar con notable esfuerzo.
Ayudémonos
a nosotros mismos, si a nosotros mismos
en
un ejercicio íntimo, silencioso y esperanzador
venciendo
la apatía, la pereza y el desasosiego
taras
de la edad y las noticias alarmantes
que
llenan nuestros día a día, sin piedad
y
que, no hablan de ti ni de mí porque,
estamos
en ese mundo cercano y lejano a la vez
donde
no hablan los periódicos ni las radios,
y
ni falta que hace.
Paco
Herrera 2017.
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