Cuando el viento da en la torre
ese viento sin dueño
capaz de silbar sin labios
despertar a cada piedra.
¿Somos torres para el viento
arena para el tiempo
agua para la tierra?
¿O somos madera que el reloj hace pedacitos poco a poco?
¿Somos tierra para el abeto
lápiz para el papel
lechuza para la noche?
¿O trinquetes para las
puertas de los sentimientos?
¿Somos anillos para cadenas
iglesias para los llantos
olvidados de la dulzura?
¿O vehículos del amor desnudo?
¿Somos dedos para amasar
ojos para incrustar
hierro si quererlo?
¿O somos nieve en el dolor ajeno?
¿Somos olor de perfume perdido
nauseas de las conciencias
águilas reales de lo sembrado?
¿O somos níquel del engaño?
¿Somos tempestad de la soberbia
cuevas de la tempestad
latidos del orgullo?
¿O somos nada absolutamente nada?
¿O solo lo somos para nosotros mismos?
Francisco Herrera. Invierno
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