Y se maquilló la muerta viviente,
que no estaba muerta,
pero lo parecía.
Y se sumó a la danza maldita
teñida de fiesta.
Todos los vivos
riéndose de la muerte,
deformándola
con sus muecas despavoridas.
Y la muerte está tan triste
porque nadie la comprende
Ella, que se ha puesto
sus mejores galas
para recibirnos,
contempla extrañada
ese espectáculo esperpéntico
con los ojos inundados de lágrimas.
María Luisa Niebla
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