La imagen puede representar el camino
hacia un túnel en el trazado de una vía muerta de otros tiempos, o también, el
sendero de una vía verde hacia la esperanza. En nosotros está la elección. La
vía, el túnel y el sendero quedan a nuestro alcance.
¿Se han parado ustedes a escuchar a los políticos, digamos que,
últimamente? ¿Lo han hecho con algún detenimiento?, y en tal caso, ¿han podido
sacar alguna conclusión sobre lo que les pasa? Personalmente estoy preocupado,
por ellos, naturalmente y, también por nosotros, claro, en la medida que somos sus
representados. ¿Sus representados? ¿Realmente somos eso de ellos? Pienso que, a
tenor de cómo se comportan casi todos estos señores, salvando a las honrosas y escasas,
escasísimas excepciones, la respuesta es más bien no. Se me antoja que un no
rotundo, de esos que se escriben con mayúsculas. No. Al menos mientras no
aprendan a comportarse civilizadamente,
educadamente y sensatamente. Hasta tanto no aprendan eso, pienso que no son
dignatarios dignos de nuestra representación.
Soy consciente de que no es poco lo que he dicho, y sin
embargo, eso es lo que echo en falta en “nuestros” políticos, y por ello, voy a
intentar explicarme ante ustedes, y de camino explicarles a ellos también por la
sola razón del respeto debido a todos. El debido
respeto, que es algo que también echo de menos para con los españoles en estos
novísimos y pintureros señores que hoy aparecen, o figuran, como al cargo de la
política en España.
Pues bien, señores míos ¾lo digo así por constar ustedes ahí
como mis representantes¾, civilizadamente significa tomar el habito de respetar las normas de
convivencia que en una democracia como la española nos hemos dado los
ciudadanos y, para empezar, podríamos centrarnos en la Constitución, quiero
decir, la Constitución completa y no a retales, según qué parte de ella les convenga
subrayar u olvidar de forma coyuntural a ustedes los políticos. La Ley de leyes
se merece ese respeto integral, ¿acaso no les parece a ustedes bien, no estarían
de acuerdo en eso? Ustedes tan pintureros, repito, espero que no se crean que
ya lo han aprendido todo tan atareados como se les ve: envueltos en sus…, mítines,
tonos mitineros y, quizá también ¾disculpen el atrevimiento¾, un
poco empachados con tanto micrófono vuestro de cada día, de todos los días;
quizá por todo eso, les propongo tomar alguna dieta, e insistir en ella hasta
que logren adelgazar el tono y el grosor de sus palabras, y de camino, habituarse
a escuchar al menos dos veces la cantidad de lo que hablan, también en materia
constitucional, por ejemplo. Aunque no les guste, por favor, y aunque solo sea
para evitarnos a los ciudadanos tanta pesadez. ¿Han comprendido ustedes?
Quiero decirles también, que educadamente significa sostener, perfeccionar y divulgar los
principios, comportamientos e ideas propias teniendo en cuenta el debido respeto al contrincante, y aquí,
señores míos, advertirles que contrincante no es lo mismo que enemigo. Los
imagino de acuerdo en ello, ¿no? Pues no saben lo que me tranquilizan, ya que intuyo
su respuesta política en la que anuncian que sí saben diferenciar entre ambos
conceptos. Menos mal. No fuera a ser que, de lo contrario, volviésemos a tener
la tentación de ganar otra guerra contra los de dentro, mientras otra vez se ríen
de nosotros los de fuera y desde fuera. En fin, que es de suponer que saben
ustedes historia para no tener que extenderme aquí. ¿No? Sinceramente espero que
sí.
Pues para no extenderme más de la cuenta les diría que la sensatez es una cualidad del alma y
de la mente, que se adquiere con la educación y que es una de las bases sobre
las que se construye la civilización misma. Espero que puedan profundizar en el
ejercicio de esta cualidad tan necesaria para representarnos a los ciudadanos
y, espero, que puedan hacerlo en sus periodos diarios de reflexión. ¿Han
apuntado ustedes en sus agendas algún espacio para estos periodos reflexivos? Desde
mi más humilde modestia podría recomendarles la lectura de los cásicos, las
memorias de los insignes gobernantes del pasado y, también, adoptar el hábito de
escuchar a las personas íntimamente y en intimidad. Quiero decir, entiéndanme
ustedes, con concentración y sin publicidades.
Estoy seguro que si se animan a cumplir estas recetas que no
son mías, pues son de libro, de los buenos libros, entresacadas de lo que
aprendieron las personas inteligentes que nos precedieron; ustedes sanaran de todos
esos arrebatos y tribulaciones en los que se les ve…, envueltos.
Buen provecho y mejor acierto, señores.
Manuel Bellido Milla.
1 comentario:
Manuel, hay unos hechos, que me asombraron, corren año 1931, ALfonso XIII, fuera de España, en las Cortes se discute la soberanía y trayectoria del Monarca, que sin duda era prepotente y hasta cierto punto dictador, los partidos republicanos, socialistas, que podian hacerlo "trizas", con la cruda verdad los analizan, pero con sumo respeto, en unos pasajes, que debieran leer muchos politicos, hoy.
y enhorabuena por tu magnifico y ético articulo. paco herrera
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