El pasado día 16 de diciembre, con motivo del paso por Cádiz y de la publicación del último poemario Canto Salitre de la poeta mexicana y miembro de nuestro Club de Letras, Roxana Xamán, tuvimos la oportunidad de encontrarnos de nuevo con la poesía compartida en el Aulario de La Bomba, en Cádiz. Resultó un acto entrañable en el que cada uno de los poemas, todos inspirados en el mar, fueron leídos aleatoriamente por voces distintas a sus autoras y autores. Aquí os ofrecemos algunos poemas e imágenes del encuentro.
Sensaciones sobre el mar,
la mar.
El
mar te recibe en calma o en tormenta, amable o encrespado. El mar tiene sus
propios colores, sus sonidos, sus olores. Playa, orilla, sol, oleaje, viento y
firmamento.
Todos
los poetas escribimos sobre la mar, alabamos el mar, ensalzamos el mar. Sólo
hay que dar un paseo por las páginas de los poemarios más cercanos y nos
encontramos con: el mar de Onetti, el mar de Benedetti, el mar de Borges, de
Pablo Neruda, de Octavio Paz, de
Guillermo Prieto, de Manuel y Antonio Machado, el mar de Juan Ramón Jiménez, de
Gabriel Celaya, de Pedro Salinas, de Eliseo Prieto, de José Hierro, los mares
de Manuel Altolaguirre, de Nicolás Guillén, de Gil Vicente, el mar de Federico
García Lorca y la mar de Rafael Alberti.
Fue
Miguel de Unamuno, el primero que utilizó el mar como un vehículo más, para
expresar la belleza de la poesía. Con frecuencia Unamuno vincula el mar a los
distintos sucesos históricos, que son las olas que chocan violentamente en la
superficie. Otras veces, se trata del espacio entre el cielo y la tierra, el
lugar donde el poeta encuentra a su dios.
¡Poetas
del Mundo, nunca dejéis de crear poesía en movimiento!
Vicen
Muñoz
ACUÁTICO SON
Me conmueve tu rugir, PACÍFICO,
el gris de tu tez inequívoco
cuando me invades, te alejas,
elegante, pertinaz entre la arena.
En ti lo trágico y divino,
continuo ondear de fauces
que acompañado de corales
mi piel de
escamas eternizas..
Y, serias mis días de sales
en este agreste declamar
tu acuático son vertebrado
que recorre cual columna visceral
el balbuceo en mis pupilas.
En ti, toda la color que escondes,
ascendente labio y corazón
bombeando tu compás intransigente
en el que contigo soy
mucho más que la mirada y soy
caracola consentida.
© Maritxé Abad i Bueno
581 a.C.
Desde
el fondo de la nave, una mujer en la sombra contempla al dios.
Majestuoso,
sostiene las bridas de cuatro caballos de bronce.
A
sus pies, la nave Argo, que las manos de Dédalo construyeran para la eternidad.
Ni
la hermosura de Anfitrite, la de la rueca dorada, a su lado,
ni
el juego infantil de Palemón con los delfines,
rebajan
la severidad de su rostro.
¡Ya cobraste tu tributo,
ingrato!
No te bastaron nuestras
ofrendas, ni nuestras plegarias.
¿Qué hiciste?
¿Cómo osaste desatar tu
ira contra ellos?
¡Contra ellos!,
Que erigieron para ti
este templo que ha visto siglos de victorias dedicadas al Señor del Mar.
Que han tomado las proas
de los navíos enemigos y las han encadenado a tus pies.
¡Ellos!
Que han celebrado en tu
honor los juegos más recordados.
Que te han brindado los
más grandes sacrificios.
¡Tú!
Que velabas sus armas
mientras ellos dormían.
Que construyeron para ti
las mejores naves.
Los has destruido.
Nos has destruido.
¡A nosotras!
Que te presentamos a
nuestros hijos, nada más sacarlos del vientre,
para que sea para ti su
primera mirada.
A nosotras, que ungimos
tus cabellos con los aceites más perfumados.
Que fundimos nuestras
ajorcas para cubrirte de oro.
Destruidas.
¡Nosotras!
Que
consagramos nuestra casa a tus hijos, ¡mucho más dignos que tú!
Que te entregamos a los
nuestros para que los protegieras,
para que les dieras mar
propicia y buen viaje.
Que mantuvimos tu fuego
encendido para que retornaran siempre,
fueran cuales fueran los
enemigos, las tempestades y los naufragios.
Hoy cubrimos nuestra
cabeza con cenizas y tu llama con arena.
Ya los huesos de nuestros
hijos, de nuestros esposos, reposan en tu abismo.
Si eso decidiste, que así
sea.
¡Quédate con su nave, que
lleva tu nombre!
¡Arranca tú mismo la
moneda del mástil y págale a Caronte el pasaje de la Estigia!
¡Ellos no pisarán el
Tártaro!
Nada nos dejas.
Nada te debemos.
Juan Manuel Díaz González
CANTO
A MI MUSA Y AL MAR
Naciste
en un templo griego,
que
son las columnas de Hércules,
te
veo como una Diosa mitológica, ¡Cármenes!
¡Sí!,
Cármenes y no Gades que es de todos.
Eres
mi aurora y mi ocaso, un crepúsculo dulce,
derramando
perfumes que tu ser contienen,
Tú
también eres grandes ríos y manantiales que sienten,
¡Tú
las conduces dulcemente hacia la mar!
A
esa mar atlántica verde y acrisolada.
Eres
el infinito horizonte de nuestras vidas,
reflejando
los azules del cielo en nuestras almas,
¡ángel,
musa, ninfa, diosa!, pura y lúcida.
¡Tú
las conduces dulcemente hacia la mar!
Eres
mi gran fantasía que engrandece el alma mía.
Son
mis pensamientos dorados, que sueñan en ti,
en
la limpidez y frescura de estas almas.
Son
esos amores, esas flores paradisíacas, ¡todo eres tú!
¡Y
tú las conduces dulcemente hacia la mar!
Vicen
Muñoz
@vicente.munozjimenez (De mi Poemario: Amaneceres Románticos)
MEDITERRÁNEO
“Introdúceme
en tu boca azul:
allí
raíz y lava en tus pupilas”.
Maritxé Abad i Bueno
Aún
en mi retina, bailas
aromas
de tu voz de mil arenas.
MEDITERRÁNEO,
tus aguas me traspasan,
inauditas,
todas las células
que
hambrientas cosecharon en tu cauce
más
allá de la poética.
¡Me
persigues, bello, incomprensible:
no
sé cómo dejar tu voz quieta;
ignoro
el dulcificar el rumor
de
tus líquidos transversales y sutiles
que
mi latido acelerado martillea.
Solo
sé
que
verdiazul me conmueves si te verso;
si
te beso,
ráfaga
que enciendes mis arterias.
© Maritxé Abad i Bueno
ILUSIÓN FRENTE AL MAR
Mi ilusión fue ser marinero
y bañarme en La Puntilla
sentado junto a su orilla.
Por el río Guadalete venía
un torbellino brazo desde la sierra,
que desemboca en un mar de Andalucía.
Sueño con ser capitán de una nave
y surcar las crestas de los mares.
Desafiar a un sol quemante, ardiente
y a una luna gélida e inclemente.
Nadar en tus aguas para abrazarte,
sumergirme en tus abismos y amarte.
El mar, su orilla, la arena,
la playa mía y mi sirena.
Esos vientos céfiros, esos vientos ábregos,
Ese viento de levante y ese navegar a barlovento.
Quiero ajustar las jarcias,
quiero amurar las velas,
y estar siempre a tu vera.
¿Porqué me seduce la mar?
Sus olas impetuosas me desnudan,
Olas acrisoladas que me adoran
¡Oh, mi amado mar!
En mi crepúsculo lloro,
Y espero al alba, me devuelvas mi decoro.
Vicen Muñoz
@Vicente.Munozjimenez (Amaneceres Románticos)
ODA
AL MAR
(En
la Isla de León)
Estoy
en mi isla, mi Isla de León
rodeado
del atlántico mar.
¡Cuánto
mar tiene mi isla!
No
puede estar la mar quieta,
Sí,
es muy inquieta,
Olas
que golpean la arena
arena
que se mueve y se mece
y
algo en mi se estremece
¡Cuánto
mar tiene mi isla!
El
hombre parece un enano
cuando
se sumerge en ese océano.
Océano
de aguas infinitas,
de
rizos acaracolados,
de
sempiternos movimientos dados.
¡Cuanto
mar tiene mi isla!
Si
puedes abrazar la orilla
también
puedes entregar tu honrilla
No
zarandees al hombre marino,
que
siempre será tu amigo.
Marino
débil frente a tu fuerza,
fuerza
descomunal guiada por los dioses,
guíala
para no perder tus dones.
¡Cuanto
mar tiene mi isla!
Cuida
de la pobreza del humano,
que
siempre estará en tu mano,
darnos
tu esplendor mojado,
y
salvarnos de tu vórtice encrespado.
¡Cuánto
mar tiene mi isla!
Vicen Muñoz
@vicente.munozjimenez (Amaneceres Románticos)
ILUSIÓN
FRENTE AL MAR
Mi
ilusión fue ser marinero
y
bañarme en La Puntilla
sentado
junto a su orilla.
Por
el río Guadalete venía
un
torbellino brazo desde la sierra,
que
desemboca en un mar de Andalucía.
Sueño
con ser capitán de una nave
y
surcar las crestas de los mares.
Desafiar
a un sol quemante, ardiente
y
a una luna gélida e inclemente.
Nadar
en tus aguas para abrazarte,
sumergirme
en tus abismos y amarte.
El
mar, su orilla, la arena,
la
playa mía y mi sirena.
Esos
vientos céfiros, esos vientos ábregos,
Ese
viento de levante y ese navegar a barlovento.
Quiero
ajustar las jarcias,
quiero
amurar las velas,
y
estar siempre a tu vera.
¿Porqué
me seduce la mar?
Sus olas impetuosas me desnudan,
Olas
acrisoladas que me adoran
¡Oh,
mi amado mar!
En
mi crepúsculo lloro,
Y
espero al alba, me devuelvas mi decoro.
Vicen
Muñoz
@Vicente.Munozjimenez
(Amaneceres Románticos)
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