BREVE Y PROFUNDO: Entrevista a Juan Manuel Díaz
González
Por Ramón Luque
Sánchez
Leer a Juan Manuel Díaz González es una delicia.
Escuchándolo hablar uno siente que está delante de un sabio erudito. Sabe como
nadie intercalar en sus textos, sobre cualquier tema de actualidad, mitos y
leyendas de la Antigüedad grecorromana. Presente y pasado se entremezclan para
elaborar un vívido retrato de la condición humana. Debe ser porque es Licenciado en Historia, con especialidad en Historia Antigua y Medieval. Claro
que debe haber algo más que intentaremos descubrir en esta entrevista.
P.- Juan Manuel, ¿Qué hace un historiador metido en
labores administrativas? ¿No te ha seducido nunca la enseñanza?
R.- Soy más de vocación de
aprender. En mis muchos años de instituto he
observado muy pocas vocaciones y cada vez advierto menos. Mi concepto sobre la
enseñanza tal vez sea demasiado romántico. En cualquier caso, fui cocinero
antes que fraile. Nací en casa de un obrero y crecí en la cultura del trabajo.
A los 18 años ya trabajaba para la Administración. Mis estudios universitarios
los desarrollé con posterioridad.
P.-Eres, cosa rara, un escritor sin libros publicados,
¿no te tienta ver tu nombre impreso en la portada de un libro?
R.- He necesitado más compartir y departir sobre
cultura y literatura. Borges reprochaba a Lugones que se pasara la vida
“amonedando el verso”. Quizás, haya algo de eso. Escribo todos los días y tal
vez, en algún momento, escriba algo que merezca ser publicado. Soy tan exigente
con mis lecturas como con lo que escribo.
P.- ¿Qué está sobrevalorado en el mundo de la cultura?
R.- El uso y la influencia de las redes digitales.
Byung-Chul Han nos advierte de ello en su último libro “La crisis de la
Narración”. Y, traído de la pregunta anterior, la avalancha insustancial de
publicaciones.
P.- ¿Qué mito clásico te seduce más? ¿Por qué?
R.- El interés por la Cultura Clásica me llevó al
estudio de la Historia. Mis primeras lecturas infantiles de las que tengo
recuerdo son de las aventuras de Ulises y la Guerra de Troya. Me apasionan los
mitos. Son enormemente actuales. Por traer uno, elegiré a Anteo en homenaje a Caballero
Bonald.
P.- ¿Qué autor clásico debería ser conocido y estudiado
en los centros de enseñanza? ¿Por qué?
R.- Todos, atendiendo a su importancia. Como sabemos,
el estudio de la filosofía y de la historiografía clásica ha sido laminado en
la enseñanza secundaria debido a intereses espurios y a la lamentable evolución
que ha conllevado la implantación de excesivos planes de estudio. Los jóvenes
acceden a enseñanzas superiores con graves déficits de conocimiento en estas
áreas y el consiguiente perjuicio que ello supone para el acceso a las fuentes
y el ejercicio del pensamiento crítico.
P.- ¿Qué parte de la Historia borrarías si pudieras?
R.- Ninguna. El mundo actual se ha ido forjando a
través de sus hitos históricos, de sus conflictos y a pesar de ellos. El
conocimiento de sus causas, de las posteriores consecuencias y su superación
consciente, es esencial para el progreso de la humanidad. Gracias a todos ellos
somos quienes somos.
P.- Imagino que en tu formación deben haber influido una
o varias personas de manera especial, ¿de quién te declaras deudor?
R.- La lectura lo ha sido todo para mí. En La
Mirandilla, D. Fernando Barrientos me enseñó a leer con cinco años. Mi gratitud
hacia él es eterna. Me recuerdo de pie, a su lado, él deslizando su lápiz por
las letras y yo cantándolas. Quizá por esto mismo, Borges haya sido mi mayor
influencia.
P.- Has inventariado y catalogado el fondo bibliográfico
del instituto Columela, donde trabajas. Imagino que en una institución con 160
años de historia has debido encontrar muchos libros y documentos de gran valor…
R.- En su larga historia, el Instituto Columela ha atesorado
un gran fondo material, documental y bibliográfico, en buena parte trasladado
al Archivo Histórico Provincial para su conservación y puesta en valor. Posee una
biblioteca con más de 17.000 volúmenes, con joyas bibliográficas del siglo XVII
en adelante, textos académicos elaborados por los propios docentes, el Archivo
de la Escuela de Comercio creado en el siglo XVIII, los Archivos de la Comisión
Depuradora del Magisterio en Cádiz, las Memorias de Instituto, los expedientes
de sus alumnos y profesores ilustres, etc. Una oportunidad para cualquier
historiador y un deleite como lector.
P.- También has organizado exposiciones sobre gaditanos
ilustres que han destacado en distintos ámbitos de la cultura. ¿A cuál de ellos
le pondrías una estatua? ¿Por qué?
R.- Ni siquiera Manuel de Falla, alumno por cierto del
Instituto Columela, tiene en la ciudad la que merece. Su verdadero monumento es
la obra de su genio universal.
P.- ¿En qué proyectos andas metido?
R.- Trabajo actualmente en un estudio sobre la obra
de Edmundo de Ory. Acabamos de celebrar su centenario.
P.- Sin pensarlo dos veces, di el título de un libro, un
poema y un pensamiento que te acompañen en la vida.
R.- La Odisea. El Poema de los Dones de Borges. Somos el tiempo que nos queda (Caballero
Bonald).
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