Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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sábado, 4 de julio de 2015

El Séneca de José María Pemán o cómo leer en español “a la manera de Séneca” (II)




“Si Dios sacó un mundo de la Nada, Séneca de la ha sacado una filosofía”. Lleva razón Pemán, porque cuando alguien dice a otro “eres un Séneca”, se refiere a que es sabio por naturaleza, cuya sabiduría se la debe a la escuela de la vida y a sus experiencias. Y sigue describiéndolo como aquel “de resignación sabia, intuición rápida e inventiva innata por la que salir del paso airoso, […] aquel que no le hace falta hacer política ni ética, ni propiamente filosofía […] sino que trata de hacer hombres que vivan limpiamente y el pueblo tiene finísimos instintos para detectar a los seres humanos”.


Fue escrita esta obra de teatro en unas circunstancias históricas en las que eran imprescindibles el uso sutil del lenguaje “con el acento vaporoso de la baja Andalucía” para la emisión de pensamiento sin tachadura, en un tiempo “de reticencia celosa” en el que era necesario hablar entre “algodones de prudencia y cojines que amortiguaran a las palabras”.


El personaje de “el Séneca”, inspirado en el capataz de sus viñas de Jerez, fue interpretado por Antonio Martelo, quien murió en accidente de tráfico. Fue tal la identificación entre personaje y actor, que Pemán decidió no sustituirle dando por finalizada la serie de televisión. En pocas ocasiones se  ha sentido la pérdida a la vez de personaje y actor por el público y por el mismo autor.


El profesor Hernández Guerrero en su trabajo[1], lo describe ante todo como poeta, su poesía es “su tarea vital. Constituye su visión globalizadora y la explicación descriptiva de su existencia, Pemán es poeta porque contempla, siente y cuenta la vida como un poeta”.


Una visión globalizadora del pasado y del presente, como lo es la siempre viva filosofía de Séneca (Corduba, 4 a.C.- Roma, 65 d.C.), quien en su doctrina sobre el arte del vivir, refiriéndose a la brevedad de la vida, dejó escrito que “la vida no es breve como parece, quien hace que así sea es porque no sabe aprovecharla”, “aquel que mejor vive la vida es el sabio porque recuerda sabiamente el pasado, aprovecha el presente y dispone el futuro”. Se pueden asimilar estas palabras a la intención de Pemán con esta obra de teatro, a la que impregna de un sutil “senequismo” insertándola así en la tradición literaria española. Además hace un uso del lenguaje picarista, el de la gramática parda del pueblo, refraneros y con ese gracejo que recuerda las canciones de Andalucía. Es decir, una manera genuina de contar al mundo entre chanzas y burlas sus veras, hacer reír y dar una lección de vida, lo cual es, en mi opinión, el arte de saber leer en español a la manera de Séneca.


Pero sobre todo, Pemán dota a la obra de un significado providencial sin el que el autor no hubiese podido decir escritas “las cuatro verdades de una raza zarandeada entre la ilusión y la desilusión […] si no fuera por esta filosofía parda, aprendida durante la rabona de la niñez, la aventura de la juventud y la asentadura de la noche madura, sin ella es imposible estar anímicamente de vueltas, y tan sólo en esta tierra nuestra, solamente podríamos caminar por los trillados caminos que han marcado por siempre jamás los que tienen misión de marcar”.[2] 


Aurora Romero



[1] http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/jose-maria-peman-poeta-neopopularista/html/8fa4fdae-1dd2-11e2-b1fb-00163ebf5e63_3.html#I_0_


[2] Prólogo de José María Pemán a su obra El Séneca, Granada, Biblioteca de la Cultura Andaluza, 1984. 


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