Sé que algún día me
encontrarás desnudo,
tiritando pellejos y pómulos fríos.
Sé que algún día será el brillo de mis ojos,
el que a voces te diga mi nombre.
Sé que los puentes no abrigan,
que la sal de los ojos no alimenta
y que es rancio el sabor del olvido
Y también que algún día me encontrarás desnudo
abrazando mis rodillas con brazos delgados,
tiritando pellejos y pómulos fríos
con ojos hundidos en mares de brea
allá donde van a morirse las moscas.
Antonio Díaz González
1 comentario:
¡Eeeey, qué hermosura, Rubén, digo Antoñín! Precioso sentir! Creo que es el segundo poema que te leo y...
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