INAUGURACIÓN
DEL CURSO 2019-2020
Aulario
La Bomba (Cádiz), 22 de noviembre de 2019.
Tras
una breve introducción, agradecer la asistencia a tantos amigos de las Letras en
una tarde tan lluviosa y dar la bienvenida a todos y sobre todo a los nuevos
miembros del Club de Letras, se repartió el texto “La escritura narrativa”
que nos servirá como documento de referencia a lo largo del curso.
Inmediatamente
después mantuvimos, según la costumbre del Club de Letras, un minuto de
silencio. A continuación tomó la palabra José Antonio Hernández Guerrero,
director del Club, para resaltar que este foro es sobre todo eso: un club,
formado por miembros iguales, escritores con diferentes niveles, respetuosos y
colegas unidos por nuestro interés en la lectura y la escritura, donde no hay
profesores ni alumnos sino personas iguales que aprenden juntos.
Se
adjunta al final de esta reseña el texto completo de la intervención de José
Antonio, pero podemos resaltar algunas ideas:
- Sobre la vida:
“la vida empieza hoy”, “tenemos toda la vida por delante” y “lo importante eres tú (cada uno de
nosotros)”
- Sobre el tiempo:
“corre vertiginosamente”, “pasa inexorablemente”
y “no sabemos cuánto nos queda a cada uno”,
por tanto hay que aprovecharlo y no hacerlo perder a los demás
- Por
supuesto se recita –a coro y en voz alta- una de las máximas de este Club: “Las
cosas que merecen ser hechas, merecen ser MAL hechas”.
- Cada
escritor –cada uno de nosotros- debe elegir y forjar un modelo no sólo de
escritura, sino de vida.
A
continuación los asistentes que quisieron leyeron un texto breve preparado
previamente. Tras escucharnos, José Antonio hace algunos comentarios generales:
a la hora de presentar nuestros escritos tan importante como escribir bien es
cuidar la pronunciación y la entonación, y debemos dirigir nuestra voz y
atención a la persona más alejada en la sala como si fuera la única
destinataria de nuestro discurso. El director recuerda que en la comunicación
existen un emisor, un mensaje y un lector u oyente; de estos tres elementos el
destinatario es lo más importante.
Tras
este ejercicio se exponen las herramientas de funcionamiento del Club de
Letras:
- Las
reuniones presenciales, que este año
no serán periódicas, sino motivadas por algún acto concreto, siendo la primera
de ellas tras esta inauguración un Café de Redacción (una tertulia informal
alrededor de un café o infusión en alguna cafetería). Esta reunión tendrá lugar
el día 13 de diciembre en el Parador Atlántico de Cádiz.
Fotografía: Maritxé Abad i Bueno
Fotografía: Maritxé Abad i Bueno
- Ramón
Luque expone las posibilidades de publicación
de libros con el aval del Club de Letras y por tanto de la Universidad de
Cádiz, recordando que los textos recibidos son valorados por una comisión de
expertos y que en este nuevo curso aumentará el nivel de exigencia para que los
libros editados tengan un mínimo de calidad.
- Finalmente
José Antonio hablo de la revista
Speculum, coordinada por Luisa Niebla, y presentó el último número publicado,
el 38 (http://www.cervantesvirtual.com/obra/speculum-revista-del-club-de-letras--0-segunda-epoca-num-38-otono-2019-981105/).
Se invitó a que los autores presentes leyeran sus textos publicados y se
recordaron las normas de envío y
valoración de las colaboraciones. En este punto se acuerda limitar también
la extensión de los escritos de pensamiento, a un máximo de una carilla, debido
a las exigencias de espacio de la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Sobre
el contenido de las colaboraciones, José Antonio recuerda la enorme difusión de
la revista y la atención con la que es leída. Recuerda que para preservar la
calidad de los escritos hay un comité de expertos que valora los textos -que
reciben sin identificar al autor o autora- y destaca que dos valores muy
importantes con la brevedad y la originalidad.
Y
con esta interesante conclusión nos despedimos, siendo las 20,10 horas, hasta
el próximo encuentro en el parador Atlántico el próximo 13 de diciembre.
Reseña
elaborada por Agustín Fernández Reyes.
Fotografía: Maritxé Abad i Bueno
Viernes, 22 de noviembre de 2019
José Antonio Hernández Guerrero
-
Minuto de silencio
Los encuentros humanos son -pueden ser- encrucijadas
que, además de propiciar el descubrimiento de sugerentes sendas vitales
re-novadoras, proporcionan estimulantes sorpresas. Los encuentros del Club de
Letras alcanzan su sentido si aplicamos los lemas definidores:
-
La vida empieza hoy,
-
Tenemos toda la vida por delante
-
Lo mejor de la vida nos queda por vivir
-
Lo importante eres tú.
Estos lemas, estos principios, parten de un supuesto:
el Club es útil para quienes pretenden seguir caminando y descubrir nuevos
horizontes. Subrayo: “descubrir nuevos
horizontes”. Éste es el sentido de aquel “preaviso” que enviamos durante el
verano.
“En
vísperas de la publicación de la convocatoria para la inscripción en el CLUB DE
LETRAS DE LA UCA, me permito aconsejar que, en esta ocasión, no lo hagan los
escritores que ya hayan logrado alcanzar el nivel máximo de la “perfección
literaria” o, en otras palabras, quienes estén satisfechos con su personal
estilo”.
Es posible que los contenidos teóricos y la
metodología didáctica de este curso dedicado a la Escritura Actual de Ficción
sólo sean útiles para quienes estén dispuestos a revisar la propia teoría
literaria, a cambiar algunas de sus convicciones estéticas y, por supuesto, a
leer críticamente y a renovar los procedimientos literarios que utilizan en la
actualidad.
La literatura -la lectura
y la escritura- es -puede ser- un encuentro.
¿Con quién?
En primer lugar, con
nosotros mismos. Es una oportunidad para vernos por dentro y por fuera:
-
Para descubrir lo que pensamos y lo que
sentimos: los deseos, los temores y los amores.
Es una ocasión para
interpretarnos, comprendernos, valorarnos y amarnos.
En
segundo lugar, es una ocasión
- para vivir el tiempo de una manera más
consciente, más intensa y más fecunda,
- es una oportunidad para tomar conciencia
de que el tiempo, nuestro tiempo personal, no es sólo un recinto en el que
situamos nuestras actividades, sino que, en sí mismo es nuestra vida.
-
Por eso es muy valioso, lo más valioso
Obviedades
que no solemos tener en cuenta
-
El tiempo corre vertiginosa e
imparablemente: es un curso, un discurso, un relato, una narración, una
historia y un cuento.
-
Nuestro tiempo es siempre corto, muy
corto.
-
Cada vez disponemos de menos tiempo.
-
Con facilidad lo desperdiciamos.
-
Y, a veces, lo robamos a otros.
Como hemos anunciado en más de una ocasión, los
trabajos de este curso se orientan hacia un objetivo claro, ambicioso, apasionante
y posible: que cada uno de nosotros descubra el modelo personal de escritura, que
mejoremos nuestra calidad literaria y que creemos unos textos que realmente
aporten nuevos valores a nuestra biografía como escritores y como seres humanos.
Aunque el instrumento de
trabajo será el texto titulado La escritura narrativa actual, nuestros
análisis, reflexiones y ejercicios prácticos tratarán de lograr que en nuestra
escritura, en cualquiera de los géneros, confluyan las experiencias de la vida,
las luces del pensamiento y el atractivo de la belleza. Lo digo con otras
palabras: tendríamos que desarrollar habilidades para hacer convergentes las
peculiaridades del lenguaje periodístico, filosófico y literario.
En realidad lo que
trataremos de hacer es aplicación de ese principio que orienta y estimula todas
las actividades del Club de Letras. Leemos y escribimos para vivir más y para
vivir mejor. Para sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás, para
crecer como seres humanos y para colaborar en el desarrollo de un mundo, de una
sociedad mejor.
Estoy de acuerdo en que
las reuniones en las que nos leemos nuestros escritos han de ser “convivencias”,
unos espacios en los que compartimos nuestras experiencias literarias, en los
que nos estimulamos recíprocamente para seguir leyendo y escribiendo, pero
también estoy convencido de que, si no aspiramos a alcanzar nuevas cotas de
calidad literaria, si no nos esforzamos por mejorar nuestra escritura, no
cumplimos la función del Club de Letras y desperdiciaríamos las notables
posibilidades que nos proporciona.
La Literatura ha sido y
sigue siendo una actividad más importante, valiosa y difícil que un simple
juego, que una mera diversión o una sencilla afición: exige talento, esfuerzo y
trabajo. Para conseguir este objetivo hemos de evitar la obviedad, la simpleza
y la reiteración de lo mismo.
Como escritores
-
no podemos -no debemos- proclamar con tono
solemne afirmaciones elementales, conocidas por todos, que no aportan novedad
ni, por lo tanto, despiertan interés.
-
no podemos -no debemos- caer en la
permanente y grave tentación de explicar sólo la superficie de la vida humana
mostrando sólo las apariencias sin penetrar en sus significados. Simplificar la
compleja realidad de la existencia humana es engañarnos sin lograr engañar a
los demás.
¿Por qué este curso la
escritura narrativa?
Paul Ricoeur nos responde
de manera clara: La esencia de la vida humana se expresa en el relato mejor que
en el discurso, porque la vida misma constituye un devenir que solo puede ser
contado narrativamente. La vida humana es tiempo, y se explica mejor a través
de la narración, mejor que mediante la abstracción discursiva.
La vida humana y cada una
de las actividades poseen una dimensión narrativa en la que coexisten un cambiante
grado de impredecibilidad y un cierto carácter teleológico: una finalidad. Esa
es la razón por la que, en todas las culturas, el instrumento principal de
educación es contar historias ficticias o reales.
En mi opinión, para
recrearnos con mayor fruición, deberíamos mirar con atención e identificar los
aspectos buenos, bellos y amables de los continuos espectáculos que nos ofrecen
los seres que son diferentes a nosotros.
No podemos olvidar
tampoco que la capacidad de admiración, además de una exigencia básica para el
avance científico, técnico y artístico, constituye un factor motivador para
“vender nuestros productos” y, por lo tanto, para mejorar nuestra economía
vital, sí, nuestras propias vidas.
La disminución o la
carencia de la capacidad de admiración son claros síntomas de envejecimiento y
de decrepitud, pero también pueden ser las consecuencias de una miopía mental o
de una ceguera estética. Si, por ejemplo, en una catedral sólo vemos una
acumulación más o menos ordenada de piedras, podemos concluir que carecemos de
conocimientos o de sensibilidad para disfrutar de la arquitectura.
Si pretendemos aprovechar
el jugo de la vida, hemos de aprender a apreciarnos a nosotros mismos y a
valorar la realidad que nos rodea; sin admiración, la vida es anodina y puede
llegar a perder su sentido. Pero, no olvidemos que, más que los objetos, los
episodios o las personas, es nuestra mirada la que descubre ese algo nuevo y
bello que todos los seres encierran; por eso es necesario poseer un alma joven
y sensible para penetrar en el fondo de las cosas y para descubrir sus
mensajes.
El gran peligro que nos
acecha en esta vida es acostumbrarnos a lo bueno y perder el aliciente de
novedad que las encierran. Hemos de evitar el hábito de ver como normales las cosas
bellas y hemos de luchar para no caer en la rutina, la gran arrasadora de la
vida; hemos de superar la tendencia a infravalorar, hemos de luchar contra el
desencanto y hemos de prestar atención para ver nuestras cosas como recién
estrenadas.
Esta lectura nos pone de
manifiesto cómo Cervantes, vitalista y, al mismo tiempo escéptico, exuberante y
entusiasta, con la pintura de Don Quijote nos muestra que la literatura, no
sólo es una forma de conocer al hombre, no sólo es una teoría de la vida
humana, una senda por la que el hombre se conoce a sí mismo y a otros hombres,
sino también es una vía, si no la única, sí complementaria, para lograr la
sabiduría de la vida.
Cuando leemos que
Aldonsa, una campesina, contemplada con los ojos penetrantes de Don Quijote es
Dulcinea, la emperatriz del Toboso, una doncella de belleza no hay otra igual
en el mundo entero, nos anima para que descubramos esa belleza inédita en la
mirada, en las expresiones y en los gestos de tantos seres humanos con los que
convivimos. Si la descripción de la ínsula Barataria nos revela cómo,
efectivamente, en cualquier pedazo de esta tierra podemos localizar nuestro
paraíso perdido o soñado, si no fijamos con atención, podremos llegar a la
conclusión de que una sencilla venta al borde de un camino es, o puede llegar a
ser, una mansión, un palacio o, sin duda alguna, un airoso castillo.
Cervantes, vitalista y,
al mismo tiempo escéptico, exuberante y entusiasta, con la pintura de Don
Quijote nos muestra que la literatura, no sólo es una forma de conocer al
hombre, no sólo es una teoría de la vida humana, una senda por la que el hombre
se conoce a sí mismo y a otros hombres, sino también es una vía, si no la
única, sí complementaria, para lograr la sabiduría de la vida.
Desde que, hace ya varios
años, escuché de labios de Francisco Calvo Serraller que “sólo admiran los
admirables”, no he cesado de prestar atención, tanto a aquellos ciudadanos que
muestran admiración como, especialmente, a los que, por el contrario, nunca
encuentran motivos válidos para expresar una agradable sorpresa o una
entusiasta valoración de los objetos o de los comportamientos ajenos. No
exageraré afirmando que este freno al elogio crítico es consecuencia de la
mezquindad, de la envidia o de la tacañería, pero sí declaro que esta
contención admirativa puede ser una barrera que limite o anule el disfrute de
tantas cosas buenas como tenemos a
nuestro alrededor.
¿Cómo usar el cuaderno La escritura narrativa?
1.-
Leerlo atentamente.
2.-
Releerlo haciéndole varias preguntas:
-
¿Qué significado tiene esta definición?
-
¿Qué tiene que ver con mi personal manera de leer y
Fotografía: Maritxé Abad i Bueno
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