Josefina Núñez Montoya
BREVE Y PROFUNDO
Entrevista con: JOSEFINA
NÚÑEZ MONTOYA
Ramón Luque Sánchez
Hablar con Josefina Núñez Montoya es una delicia. Su voz es
aterciopelada, muy dulce, y las razones que desgrana son de una coherencia
infinita. Uno desea que el tiempo no pase, por eso cada vez que tengo ocasión
de intercambiar con ella palabras e ideas no lo dudo. Siento que algo en mí se
ensancha y me da vida.
Josefina, has sido
educadora toda una vida ¿qué es para ti la educación?
R.- La educación, ¿es inseparable del aprendizaje permanente?
Sé que el término de “educación” se ha entendido a lo largo de la historia
fluctuando entre el sacar de la persona sus potencialidades “educcere”, y el
“educare” que contemplaría el introducir en ella, los conocimientos, actitudes,
procedimientos y destrezas básicos para el desarrollo integral de la
personalidad. Podríamos coger la acepción propuesta por la UNESCO como el
instrumento para que el individuo dirija su vida en las dimensiones del ser
humano, aprender a hacer, a pensar, a ser y aprender a aprender. ¿Con cuál me
quedo yo? Con ambas. Sin embargo, creo que esta pregunta, de mucha enjundia, en
niveles y amplitud, estaría mermada si no nos contestáramos a otras preguntas
que tienen que ver -aparte de su contenido e intencionalidad- a quién va
dirigida, a quiénes corresponde, cómo hacerlo, y cómo valorar lo anterior con
miras al futuro; si no nos situásemos en el tipo de cultura donde se está
desarrollando la persona; en cómo interioriza las experiencias que vive; en la
etapa evolutiva en la que se encuentra y las necesidades del futuro.
A nivel vital, la educación ha sido mi fragmento laboral de
una vasija esculpida por proyectos personales con otros sociales, entremezclados
e indivisible si no es para explicarme. A través de ella he cumplido con la
función social y política que me correspondía y he podido impulsar mis tareas
hacia la compensación de las desigualdades dando sentido a mi vida laboral y
personal.
¿Qué habría que hacer
para que nuestros alumnos y alumnas dejaran de ser motivo de lucha política y
recibieran una educación de calidad?
R.-Los grandes temas de educación deberían estar en las voces
de los docentes principalmente. Los partidos usan la educación para sus luchas
políticas. El estamento docente es una pieza clave para tomar el papel
protagonista en la educación. Los docentes debemos adoptar un papel crítico,
denunciando la manipulación política y centrándonos realmente en la esencia y
exigencias actuales: las cualidades humanas.
Has impartido cursos para profesores y
participado en los más variados congresos sobre educación y seminarios, ¿qué le
falta y qué le sobra los maestros y maestras de España?
R.- La educación informal es un hecho dominante en nuestra
sociedad por lo cual, los jóvenes –en este ámbito educativo- se construyen un
curriculum paralelo al institucional. De ahí que –como dije antes- la escuela
es un lugar de socialización fundamental y básico, a veces, único para el desarrollo
de cualidades humanas: valores, espíritu crítico, etc. donde las metodologías
interaccionistas y métodos basados en proyectos sean plataformas óptimas para
conseguir ese saber “hacer, aprender con autonomía, y ser”, tan necesario
actualmente. El profesorado, equipo docente, tiene en su poder nuevamente la
decisión y no dejarlo en los libros de texto tan dominantes.
Por otra parte, destacaría la inoperancia del acceso a la
función pública, o al puesto de trabajo docente en general, ya que no se tiene
en cuenta la personalidad y madurez de los futuros docentes. Necesitamos
personas equilibradas, con un largo recorrido competencial que demuestren sus
cualidades humanas equilibradas y, su apuesta por la formación de futuros
ciudadanos democráticos, responsables, morales y autónomos.
Como escritora tienes más de veinte libros
publicados. ¿Qué persigue en la Literatura Josefina Núñez Montoya?
R.- En mi caso
particular, creo que el placer y el reto de escribir y leer, elimina el
negocio, o el poder vivir de ello, ya que la ambición está en el proyecto
mismo, en la superación de las dificultades y en la oportunidad vital de poder
aportar esto a la sociedad, como si esta dedicación ínfima, pero que sigue
siendo “algo” del conocimiento y experiencias vitales, deban ser devueltas y
compartidas.
¿Cuáles son los géneros
literarios que cultivas y cuáles son los temas que te motivan a escribir?
R.- Mi tendencia al leer es cruzar géneros: poesía, ensayos y
artículos, trabajos de investigación, y narrativa, especialmente la corta. El
horizonte es ilimitado y sus cruces también. Es tan amplio el viaje de las
letras que no queda otro que elaborar tu propio itinerario.
Los temas que me motivan suelen venir de lo que vivo: leo,
siento, veo, etc. de ese destello de injusticia o de belleza, de falta de
comprensión o de valor, de constatación
o de rechazo.
¿De cuál de tus libros
te sientes más feliz de haberlo escrito y con cuál te identificas más? Razona
tu respuesta.
R.- Creo que está por llegar. Pero en cada uno de los cuentos
cortos que he escrito, he obtenido en el proceso de construcción de estructura
y desarrollo, afianzamiento de técnicas y replanteamientos de vida. En ellos,
he entregado algunos de mis anhelos, críticas, etc. pero también mis nuevos
aprendizajes teóricos-prácticos acerca de la literatura. “Irene y Nitocris”, se
ha leído en varios institutos, “La casa número cincuenta” aportó contenidos
sobre la afasia y la eutanasia que les interesaron a las personas que lo
leyeron, “Jacob y Andy” el cual estuvo en el lugar preferente de los cuentos
más leídos en la biblioteca de un colegio de educación primaria. La ultima
narrativa se titula “Volubilis” esperando ser editada por Editamundo. Pero
constatamos que la metrópolis sigue mandando, que la publicidad, márquetin, y
medios de comunicación, son elementos básicos para la difusión de las obras y
que está en manos de la industria del libro. Sin embargo, estoy esperanzada en
las editoriales independientes que se están especializando en géneros y
tendencias –metaliteratura, por ejemplo de la editorial Burguer Camer- y
sobretodo en las posibilidades abiertas de internet, como la página web del cervantes
virtual, una magnífica plataforma de difusión de nuestros textos aglutinados en
la revista Speculum.
¿Cuáles son tus
escritores de referencia? ¿Hay alguno que haya influido de manera especial en
tu obra y en tu visión del mundo?
R.- Tuve la suerte de encontrar a Manuel Rivas y Enrique Mata
Mala en la feria del libro en Madrid de este año. Emocionante. Alguno de sus
libros fueron significativos para mi escritura iniciática y de los cuales he
disfrutado y admirado con gratitud. Pero en realidad, la poesía y los narradores
latinoamericanos clásicos –que no antiguos-, de narrativa corta, han sido y
son muy influentes actualmente en mi
proceder. En Alcultura los estudiamos con entusiasmo. En general me gustan los
escritores de lengua hispana, rompedores y experimentales, de narrativa densa y
filosófica. Otro escritor al que sigo es
Ricardo Menéndez Salmón, que tiene la capacidad de aportar con su escritura un
mundo imaginario que me impulsa a la reflexión sobre el mundo y el ser humano.
Llegar a ese nivel es un desafío deseable. Jeje. Sabemos que imitar un estilo o
un tono literario es relativamente fácil, pero sin su talento rápido y eficaz.
La solución o el avance creativo estaría en escribir con ellos, mezclando,
combinando, sus influencias con lo que somos capaces de hacer. Sin embargo,
cualquier libro o texto de Speculum, me posiciona en la intersección,
disyunción o coincidencia de mi pensamiento y la forma de mi escritura. Me resulta difícil
seleccionar los autores si no vienen acompañados por las útiles referencias de
compañeros o, aquellas explícitas en los medios de comunicación e información.
Actualmente estás muy
involucrada en la Asociación Alcultura
de Algeciras. ¿En qué consiste este proyecto?
R.- A veces es cuestión de oportunidad. Lo digo porque la
autoridad portuaria de la bahía de Algeciras, adapto unos contenedores para
difundir la conmemoración del centerario de la Conferencia de Algeciras de
1916. Cuando finalizaron las actividades, un grupo de personas con perspectivas
culturales y sin ánimo de lucro, le solicitamos aquellas instalaciones para
reutilizarlas como una asociación. Con la cesión de las instalaciones y un
convenio de mantenimiento “Alcultura” nació.
Actualmente la junta directiva la conforman los responsables
de distintas áreas. Una de ellas es la de Literatura que es la que coordino y
dinamizo con entusiasmo. Cómo hemos llegado al taller de Técnicas narrativas y
a las tertulias literarias sería largo de contar, pero es justo que se sepa que
la influencia del Club de Letras nos acompaña en su recorrido. Lo cierto es que
se ha conseguido ofrecer a la ciudadanía un tiempo y un espacio para disfrutar
de la escritura a través del taller “Infusión” y de los universales autores de
lengua hispana a través de las tertulias literarias.
Eres miembro del Club
de Letras de la UCA y formas parte de la comisión de selección de la revista
Speculum. ¿Qué es para ti el Club de Letras? ¿Qué te aporta?
R.- El Club de Letras tiene ya un recorrido por el cual, se
ha afianzado una estructura y unos miembros colaboradores que sin nuestro líder
Jose Antonio Hernández no hubiera sido posible, al menos a este nivel.
Llegados al presente, me identifico afectivamente con el
grupo que desea compartir conocimientos, habilidades y experiencia poética con
los demás, siendo inseparable el círculo de lo intercambiable. Es decir, que se
da pero igualmente se recibe, y mucho.
El poder compartir la experiencia poética; estimular la
abertura individual de nuestros sentidos; el poder resonar las emociones en un
escrito, interpretando a alguien o a un hecho; identificarnos afectivamente con
el grupo del Club de Letras; ejecutar algunas tareas, para contribuir a que el
grupo pueda estar más conexionado y facilitar el acceso fácil a la plataforma abierta y libre de la revista Speculum, blog
del Club de Letras, o Edición de libros entre otras actividades, son entre
otros, el haz que da sentido al Club de Letras. Llegados a este presente, la
responsabilidad y el compromiso de sus miembros empuja hacia una dimensión más
profunda tanto en los proyectos individuales, como el colectivo inmersos en la
Letras.
Autoreflexión, interés por las palabras, aprender las
técnicas narrativas, aceptar el propio desarrollo literario en éste ámbito, valorar
la buena literatura; dejar constancia de tu existencia de alguna manera a
través de tus aportaciones, la transferencia a otros grupos o personas,…son
aportaciones reflexionadas por el Club de letras.
¿Cómo ha evolucionado la
escritura y la propia Josefina desde que un día de das cuenta de que a ti lo
que realmente te gusta es escribir y trabajar por la difusión de la cultura?
R.- Me recuerdo a mi misma formulándome una trayectoria de
futuro, sujetándome a las palabras de otros que tan consoladoras y
estimuladoras me parecieron en su día. Si bien la escritura me ha acompañado
junto a la investigación con intermitencia, en serio, con orden y compromiso,
lo decidí en 2002. Desde entonces dedico un tiempo madrugador a la realización
de pequeños proyectos que sirvan para algo, desde superar retos relacionados
con la escritura y el pensamiento, intentando disfrutarlos como, aportar
valores o contenidos de vida que creo que son importantes a través del soporte
del lenguaje narrativo o científico. Ya ves, compaginar un proyecto personal
con otro colectivo no es fácil. Desde luego estoy fraccionada y hago lo que
puedo con lo que tengo.
Por otra parte, con las tertulias literarias ocupaban una
tarde a la semana, primero las municipales, alrededor un autor que los
tertulianos proponíamos, luego en la fundación dos orillas con autores árabes,
y en Alcultura, desde hace cuatro años, acercándonos a escritores universales
de lengua hispana.
Si miro atrás, mis primeros escritos contienen los errores
comunes a los escritores iniciáticos. Por ejemplo, implicarme de lleno en las
emociones y sentimientos veraces cuando escribía –a modo de diario-, usar los
tópicos, no reescribir o revisar los textos, demasiados “yo”, sin técnica, sin
estructura. Así escribía sumando errores que aún sigo cometiendo, por ejemplo
tengo que tener cuidado por evitar las recetas en el libro que estoy
escribiendo ya que como orientadora, me derivo hacia consejos o alarmas
innecesarias que pueden generar rechazo. No es conveniente el tono maternalista
o pedagógico que aporta al relato con las tendencias explícitamente morales. Pero
sabemos por nuestro líder Jose Antonio Hernández que el texto tiene derecho a
ser mal escrito y ese es un buen consejo para los iniciados en la escritura, ya
que quita un peso de encima inútil aligerando el camino de las letras que nunca
se termina.
¿En qué proyectos andas
metida en la actualidad?
R.- El arsenal de casos reales en los que he trabajado
como orientadora escolar son fuente de
inspiración para el desarrollo de cuentos morales para jóvenes que estoy
escribiendo. Mi formación acreditada y la informal, define de alguna manera
este libro. Lo que uno ha vivido se nota en lo que hace y en lo escribe. El
sentimiento derivado de los encuentros con ellos y sus familias permanece
cuando los recuerdo al igual que los perfiles de personalidad, cómo afrontan
las dificultades y cuáles son sus consecuencias, cierran al sujeto sobre sí
mismo, impidiéndoles abrirse generosamente a los demás dañándose e incluso a
los demás, por lo que las consecuencias, muchas de ellas ficcionadas o
entremezcladas por el recuerdo, son el fundamento de los relatos.
Y desde la misma justificación e intencionalidad, estoy
preparando dos comunicaciones para las próximas Jornadas de psicología y
pedagogía promovidas por el Instituto de Estudios Campogibraltareños al cual
pertenezco. Una es un estudio de opinión del alumnado de sexto de Educación
Primaria, sobre su barriada “El Saladillo” que ayuda a conocer esta parcela de
cerca a través de la voz emotiva de los
chicos y chicas. Hace falta este observatorio para que los dirigentes políticos
actúen en consecuencia y sensibilizar a
la comunidad educativa de los recursos que ella contiene y de sus mejoras. La otra comunicación se dirige hacia las
conclusiones de un estudio comparativo de dos poblaciones estudiantiles, de dos
zonas de Algeciras, agrupando las respuestas según las dimensiones de las áreas
de desarrollo propuestas por la UNESCO: dimensión física,
moral-intelectual-estética, dimensión sociorelacional y dimensión trascendental
o religiosa. Como ves -y como me percato- estoy focalizada en los jóvenes en
una y otra actividad y es que pienso que forman parte de mi universo vital
después de tantos años laborales con ellos.
Sin pensarlo dos veces,
di el nombre de un libro, un poema y un pensamiento que te acompañen en la vida.
R.- Rayuela, de Julio Cortázar es el primer libro que se viene a la
mente. Mi libro iniciático. Al momento aparecen otros, como El túnel de Ernesto Sávato, o Vida y destino de Vasili Grossman, El
principito de Antoine de Saint Exupéri, o el último que estoy leyendo de Elena
Poniatowska “Llorar en la sopa”… En
general, disfruto del buen hacer y de las historias expresadas por los grandes
escritores, especialmente aquellos de lengua hispana.
Con respecto a un pensamiento, lo
he mencionado antes. Me quito el querer hacer y no poder con la frase “hacer lo
que se pueda con lo que se tiene”. Pero no dejar de tener proyectos. Dan
energía y utilidad a la vida.
Te recito el último poema que he
memorizado. Se titula “Madrugada” y es de Octavio Paz. ¡Cuánta sencillez para
describir un momento tan intenso, tan común al ser humano: la herida fresca.
Rápidas manos frías
Retiran una a una
La verdad de las sombras.
Abro los ojos.
Todavía
Estoy vivo
En el
centro
De una herida todavía fresca.
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