Llamó
la muerte
por
la puerta trasera
sin
timbre ni golpecitos
con
un silencio aterrador.
como
todos los entierros.
Manos
oscuras
sin
huellas, ni ungüentos
lleva
el sello de muerte
muerte
invisible
hasta
en el aliento.
Andas
la muerte rondando,
como
el viento
como
los silencios
no
lleva avisos ni trompetas
ni
conciencia.
¡Llamó
la muerte¡
como
quien llama a la vida
engañando
al reloj
sin
horas, ni días
es
la soledad del enfermo.
¡Llamó
la muerte¡
sin
lágrimas ni pañuelos
solos
en camas blancas
sin
manos acaricidas
como
velas terminadas.
¡Llama
la muerte y llama¡
sin
respuestas, ni dolor
llama
la muerte ¡cómo llama¡
perdida
por las calles
sin
dueño, ni corazón.
Francisco
Herrera López
1 comentario:
Un abrazo, Paco.
Me encanta leerte.
Manuel.
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