Cuadro de Herbert James Draper, Ulises y las sirenas
El navegante
Navegante que has zarpado
y arrecifes adivinas,
mantén tu ojo avizor
a la corriente y deriva.
Determina bien tu rumbo,
él, marca la estela en tu vida...
No tengas miedo a la bruma
ni a la calma o ventolina.
Cuidado con las sirenas
cuyos cantos te desvían.
¡Atención a la arribada!
Muchos puertos son: Mentira.
Recuerda cuando navegues
que no hay tesoros en islas,
la fortuna está en ti mismo
y en el tiempo, que no tiras.
Cada navegante necesita un faro en
las noches de tormenta... Navegante, no dejes nunca de otear el horizonte,
hasta encontrar tu faro.
A Lupe: mi niña grande y pequeña a
la vez, que un día descubriera el tesoro del tiempo escondido por esos “caminos
y puertos” entre las cosas de la vida.
Manuel Bellido Milla.
1 comentario:
Cierto, cierto...
Entre caminos y puertos transcurre la vida...
¡Gracias compañero! ;)
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