62.- La preocupación por el futuro
El futuro, además de constituir el contenido luminoso de las ilusiones y
de las esperanzas, origina la mayor parte de nuestros oscuros temores y de
nuestras inquietantes preocupaciones: el miedo, ese veneno que nos paraliza,
siempre se refiere al futuro. Los seres humanos, además de arrastrar el peso
del pasado, construimos el presente con elementos del futuro que, por mucho que
tratemos de asegurarlo, siempre es incierto debido a las amenazas de nuestra propia inestabilidad, a los ataques
de algunos conciudadanos y a los peligros de la naturaleza. Vivir el presente,
por lo tanto, es arrancar el absolutismo del aquí y del ahora mediante la
conciencia del discurrir permanente del tiempo que siempre es efímero.
Esa tendencia a la propia conservación a través del tiempo, golpeada por la
conciencia de un horizonte amenazador del tiempo futuro nos impulsa a que nos
rodeemos de medios poderosos que, real o imaginariamente, aseguren el bienestar
futuro. Pero para evitar que ese afán por salvarnos cada uno por nuestra propia
cuenta nos lleve a una encarnizada lucha de todos contra todos, hemos de
convertir el poder individual de la autoafirmación en una lucha colectiva que nos
haga iguales y solidarios, aunque perdamos algo de soberanía individual.
Esta es, a mi juicio, una de las
“misiones” de los intelectuales: crear expectativas colectivas de futuro y
llenar de contenidos no sólo la esperanza sino también la espera de lo por
venir, ayudando a salir del instante y del instinto.
José Antonio Hernández Guerrero
1 comentario:
Un texto muy hermoso Don Jose Antonio.
Como siempre, en él se refleja su calidad humana, y es difícil hacer una crítica (al menos a alguien tan humilde como yo) cuando el contenido del articulo nos toca la sensibilidad. Qué personalmente, a veces, me puede como caballo desbocáo pero
que hago todo lo posible por controlarla.
Un abrazo. Mª del Carmen Rodríguez
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