CRUDA ANTIEDAD
El aire acondicionado calaba en la nuca. Se
tuvo que sentar ahí, de espaldas al aparato, porque la clínica de
rejuvenecimiento estaba abarrotada. Al menos no era la única loca, como aseguró
su marido cuando vio la factura del hospital: "¡Estás loca!", dijo en
un tono que no alcanzaba a ser reclamo porque bien sabía que esto era parte de
la resaca del fin de semana a la que él había contribuido, descubriendo que
además de la cruda etílica y la cruda ética existe la cruda antiedad.
EL FIN DE SEMANA
Se emborrachó como quinceañera aunque tenía
casi 37 y no solía tomar más de tres copas en una misma noche. Pero en
sus cinco sentidos no le iba a dar a su esposo un pase libre con la güera y le
urgía ofrecerle a ese hombre, suyo para toda la eternidad, un cuerpo joven.
LA GÜERA
La güera terminaba su primer año de
universidad. Era una FF: Firme y Flaca. Ante ella, la flacidez de su cuerpo, su
cutis manchado y su talla 9 le incomodaron al grado de quererlo olvidar con
alcohol. Lástima que la borrachera no logró desvanecer ese cuerpo bultoso
que le pertenecía a terquedad, ni el cuerpo de la güera, que siguió siendo de
la güera con firme ligereza juvenil.
EL TRATO
La mirada del esposo se debatía entre un
cuerpo, el otro o los dos. "Si te acepta, te dejo libre esta noche"
dijo. Su esposo dudó un segundo (a lo mucho) y antes de que ella pudiera
repensarlo, ya iba tras la chamaquita. "Es un hombre atractivo”, afirmaba
la que lo veía partir y la que lo veía llegar. El acuerdo se cumplió. Solo una
mujer amanecería con la cruda de su vida (a los veinte ni cruda te da).
Cuando su esposo volvió, ella ya tenía la cirugía
programada y el bauche en la mesita de noche. "Ya no tengo 20 años. Lo
sabes, ¿verdad? Diez copas y no sé de mí, menos de ti”. Él lo sabía, por eso en
cuanto vio bailar a la güera ordenó al mesero un maratón de vodkas, para poder ligar
a gusto.
AIRE ACONDICIONADO
Con el tratamiento Rolling Stones parecerá de 25. Después solo tiene que esconder el
pasaporte, dejarse seducir por un hombre de 40, tomar el lugar de la esposa una
noche de antro, esperar a que 10 años más tarde aquel amor de su vida la
intercambie por otra más nueva. Calcula: este frío insoportable se
repetirá cada diez o quince años, a lo mucho cuatro o cinco veces en mi vida.
Soporta el frío con entereza.
Roxana Xamán
1 comentario:
Cruda realidad, cierto, la de no amarse a sí misma.
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