Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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miércoles, 24 de agosto de 2016

Cruda antiedad y otros

CRUDA ANTIEDAD

El aire acondicionado calaba en la nuca. Se tuvo que sentar ahí, de espaldas al aparato, porque la clínica de rejuvenecimiento estaba abarrotada. Al menos no era la única loca, como aseguró su marido cuando vio la factura del hospital: "¡Estás loca!", dijo en un tono que no alcanzaba a ser reclamo porque bien sabía que esto era parte de la resaca del fin de semana a la que él había contribuido, descubriendo que además de la cruda etílica y la cruda ética existe la cruda antiedad. 


EL FIN DE SEMANA

Se emborrachó como quinceañera aunque tenía casi 37 y no solía tomar más de tres copas en una misma noche.  Pero en sus cinco sentidos no le iba a dar a su esposo un pase libre con la güera y le urgía ofrecerle a ese hombre, suyo para toda la eternidad, un cuerpo joven.


LA GÜERA

La güera terminaba su primer año de universidad. Era una FF: Firme y Flaca. Ante ella, la flacidez de su cuerpo, su cutis manchado y su talla 9 le incomodaron al grado de quererlo olvidar con alcohol. Lástima que la borrachera no logró desvanecer ese cuerpo bultoso que le pertenecía a terquedad, ni el cuerpo de la güera, que siguió siendo de la güera con firme ligereza juvenil.

EL TRATO

La mirada del esposo se debatía entre un cuerpo, el otro o los dos. "Si te acepta, te dejo libre esta noche" dijo. Su esposo dudó un segundo (a lo mucho) y antes de que ella pudiera repensarlo, ya iba tras la chamaquita. "Es un hombre atractivo”, afirmaba la que lo veía partir y la que lo veía llegar. El acuerdo se cumplió. Solo una mujer amanecería con la cruda de su vida (a los veinte ni cruda te da).

Cuando su esposo volvió, ella ya tenía la cirugía programada y el bauche en la mesita de noche. "Ya no tengo 20 años. Lo sabes, ¿verdad? Diez copas y no sé de mí, menos de ti”. Él lo sabía, por eso en cuanto vio bailar a la güera ordenó al mesero un maratón de vodkas, para poder ligar a gusto.


AIRE ACONDICIONADO

Con el tratamiento Rolling Stones parecerá de 25. Después solo tiene que esconder el pasaporte, dejarse seducir por un hombre de 40, tomar el lugar de la esposa una noche de antro, esperar a que 10 años más tarde aquel amor de su vida la intercambie por otra más nueva. Calcula: este frío insoportable se repetirá cada diez o quince años, a lo mucho cuatro o cinco veces en mi vida.

Soporta el frío con entereza.



     Roxana Xamán

1 comentario:

LUISA NIEBLA dijo...

Cruda realidad, cierto, la de no amarse a sí misma.

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