A veces surgen palabras, que en otro
momento se han usado mucho y que ahora están como dormidas.
Cuando asoman en la conversación, siento
alegria por recuperarlas y también aparece en mí el deseo de gastarlas, para
que suenen y no se olviden.
Unas nos recuerdan situaciones
cotidianas, "oficiales" ( ir a un acto solemne por ej. el Corpus,
visitar a los abuelos). Unas tristes, otras felices: todas rellenan nuestros
recuerdos.
Las oímos por primera vez en la boca de
nuestros padres, abuelos o gente de edad avanzada.
De improviso, al escucharlas, nos
retrotraen a la infancia y a los años en que pudimos disfrutar de la presencia
y ejemplo de los que estuvieron con nosotros ensenseñándonoslas.
Aquellas viejas palabras nos llevan a
determinadas situaciones y a aquellas entrañables personas.
M José
Gonzalez Cid.
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