Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.
No hicieron falta
más episodios ni encuentros entre Pascuala y el Situno para que, tras varias
semanas de cotilleos y chanzas, conociesen ambos suficiente el uno del otro.
Otras tantas para que la niña mostrara la antipatía y desdén que se le esperaba
y, acabando aquel verano del setenta y ocho, una casualidad bien urdida por las
amigas la llevase a la recogida del kiosco de helados del Situno.
Dotada como era
de graciosas sogas, guitas y exageradas razones, poco tardó Pascualina en atar
bien corto al muchacho con pocas palabras y miradas de dueña, en agarrarse al
rubio antebrazo y pronunciar la sentencia:
—Cuidaíto
con lo que jase a partí de ahora. A trabajá pa montarme la
casa, vamo ja vé. Ya sabe que ya tiene novia tú, Tonio.
Y manso como
perro de agua a partir de entonces, Situno se dejó pasear por las calles de Cortezón
los días mandados, visitó en conveniencia a la futura suegra para ganar su
simpatía, se dejó vestir con traje y corbata los Domingos de Ramos y los de
Navidad, apartó a los amigos demasiado dados a la cerveza y se aficionó al
tabaco rubio por deseo de la Pascuala con la suficiente razón de parecerle a
ella que aquello fumaban los galanes americanos de las películas.
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