Club de Letras del Vicerrectorado de Responsabilidad
Social, Extensión Cultural y Servicios de la Universidad de Cádiz.
Día de las Letras
Muchas gracias por
estar aquí, en este lugar tan emblemático y querido por todos los isleños. En el recuerdo
permanece la imagen del cine que fue, dador de imágenes, fabricante de sueños,
tallador de ilusiones. Si hiciéremos ahora nuestro minuto de silencio oiríamos
el rodaje de las bobinas. Son como la mente de todos, solo que nuestras imágenes
las escribimos.
Nos volvemos a ver
en este día que el encuentro lo hace especial. Dentro de unos minutos esta sala
de llenará de voces que han dedicados sus palabras al libro, por la cercanía de
su conmemoración y por la ilusión de ver nuestro trabajo en uno. Largo fue el camino
de quienes lo han logrado. Otros están en él y otro tanto no se lo plantea,
pero alimenta esa ilusión.
La palabra tiene un
largo recorrido, ya se sabe. La oralidad fue el principio, por lo que la
literatura se apoyaba en elementos distintos a la escritura, por lo que
propiciaba la teatralidad. Lo fantástico tenía un fondo de realidad. Los héroes
aparecían como los caballeros de la época, su físico, el caballo, la
vestimenta, las armas y los métodos de combate, dentro de un argumento donde
las ideas y las aspiraciones discurrían por esos sueños compartidos por el
autor y su público. Recordamos las compañías cuyos nombres variaban en función
de los actores que las componían: bululú, naque, garnacha, bojiganga, cambaleo.
En estas historias se destacaban los tres principios de la ideología
caballeresca: La Proeza, que era lo que daba sentido a la fama; la
Prodigalidad, que consistía en dar con osadía, con valor; y la Cortesía, que se
resumía en un código de trato social. Con estos tres principios los guerreros
inspiraron una literatura de la que nació la epopeya. Recordemos la Canción de
Roldán, de antes de 1100, los Cantares de Gesta y el Mester de Juglaría. Todos
rescataron de la tradición oral las hazañas y azares de los héroes míticos o
históricos, una poesía con gran libertad métrica. Su estilo sirvió para que el
lector se familiarizara con ella y la lengua castellana quedara fijada como tal
gracias a los esfuerzos Alfonso X el Sabio. Se conservan más de cincuenta obras,
siendo El libro del Caballero Zifar una de las más antiguas, de 1300, en la que
se narran las peripecias sobre el combate, el amor, la devoción, la búsqueda,
la separación, la reunión, la odisea de un caminante que se enfrenta a
múltiples azares en un espacio no muy lejano pero algo exótico. Empezamos a
entrever similitudes, naturalmente. Una
serie de situaciones que incluye el combate para defender la propiedad contra
el enemigo, una serie de cuentos que se van concatenando según van cambiando
los personajes que rodean al principal. Una historia con estilo personal que
debió de caer en las manos de Cervantes para elaborar la urdimbre de la novela,
del libro por excelencia, y lo refiere en el episodio en el que el hidalgo
discute con el canónigo sobre la veracidad de los textos impresos, hecho que se
interpreta como una prueba o la existencia de textos intermedios, como Amadís
de Gaula y Tirant lo Blanch. (*)
Todos los reunidos
aquí esta tarde lo hemos leído y si no lo hemos hecho, en algún momento nos
hemos acercado al personaje, a un héroe que lo fue precisamente por no serlo.
Cervantes no imaginó la trascendencia, el influjo posterior de su trabajo. Una
estela que sigue después de cuatrocientos años y no tendrá final.
Nos reunimos los
componentes de Río Arillo, tertulia con veinticinco años de existencia, la
primera que se reunió en San Fernando y que continúa todos los jueves. Le sigue
Rayuela, más joven y con las mismas ganas de trabajar que su hermana mayor pero
desde los lunes. Gracias a las dos por colaborar y aportar tanto a la cultura
de La Isla. Y gracias al Club de Letras por reunirnos con sus miembros, por ser
una gran familia aunque sea una vez al año. Merece la pena el esfuerzo de unos,
la complacencia de otros y el cariño de todos por estar aquí. No quiero
terminar sin recordar a Conchita Ortiz, a Manuel Pérez Casáux, a María Sánchez,
Gabriel Romero, Luis Charlo, Juan González Moro, Rafael Ibáñez y a todos
cuantos compartimos párrafos, estrofas y pinturas con palabras en alguna
ocasión.
Hoy leeremos,
oiremos y escucharemos -parafraseando al Prof. Hernández Guerrero- creaciones,
palabras que nos sugerirán, nos emocionarán, nos deleitarán.
Pasemos, pues, una
tarde. Y los que no han podido asistir están en este pensamiento de Carmen
Franco que se ha convertido en el cierre del Día de las Letras en San Fernando:
Cada vez que no asisto a algún acto del
Club de Letras, es un trocito de mi alma literaria que se pierde por el camino. Comenzamos.
Adelaida Bordés
Benítez
Cine Almirante. San
Fernando, 16 de mayo de 2019
Centro de Congresos
Cortes de la Real Isla de León
(*)Las alusiones de este párrafo a los libros antiguos
están tomadas de El Libro del Caballero Zifar, de Cristina González, editorial
Cátedra y de El libro del Caballero Zifar, El Códice de París, estudios
realizados por Francisco Rico.
RAMILLETE
DE EMOCIONES
Eran
nuestras noches, conjuro de amores y de historias, siempre antiguas y siempre
nuevas.
Eres
y, sigues siendo, sencillamente maravilloso. A nuestro lado, caminaban
acompañándonos las manecillas del reloj marcando horas prohibidas.
Nada
nos importaba: veíamos las estrellas que se asomaban por aquella ventana
pequeña del dormitorio, hasta esperar el alba, delatando silenciosa, nuestra
unión.
Te
conocí cuando apenas te entendía. No te importó mi torpeza, me regalabas cada noche
tu magia.
¡Cuantas
veces eras, y sigues siendo, mi evasión y confidente, refugio de los retazos de
mi vida.
Con
tu constante compañía elevas mi espíritu a regiones desconocidas, de amor,
pasión alegría y tristeza.
Cuentos
de La Vieja España. S. Xlll y XVlll. "Fábulas del León y la Zorra"
"Los tres maridos burlados". Los de Grimm, Andersen y Hoffmam, que
formaron parte de mi infancia. Blanca Nieves, El Patito feo, Hansel y Gretel.
"Crimen
y Castigo" de Dostoievski, cuyo autor nos hace sentir ternura por el
asesino. "La Madre" de Máximo Gorki. Y ¿como no?
alimentar
mi espíritu, más si cabe, con " El Canto del Pájaro" de Tony de
Mello.
En
las noches de insomnio, ahí estabas, has sido para mí la esencia del deseo.
"Eres imprescindible como el bastón y el bombín para un dandy. Esta frase
no es mía.
Soy
consciente de los millones de personas que te cogen bajo el brazo: No hay mejor
amigo que tú, el Libro.
Neva
Pantojo
Pura magia
Al llegar la noche, un bostezo sirvió a la muchacha para
despedirse de la tediosa rutina del día. Con cierta añoranza por haber dejado a
los Buendía y a Macondo la velada anterior, la joven se recostaba sobre la cama
de su habitación y tomaba de una mesita, próxima a ella, el nuevo libro que le
habría de llevar una vez más a la aventura. Entre almohadones y mantas
acogedoras, una luz cálida le dejaba ver el comienzo de las primeras líneas de
la obra: ‹‹Eran las cinco de una madrugada de invierno en Siria. En la
estación de Alepo estaba estacionado el tren que las guías de ferrocarriles
designan pomposamente como el Taurus Express.» Con el corazón anhelante de emociones, la chica se sumergía poco a poco en
el relato y empezaba a apoderarse, prácticamente sin darse cuenta, del alma de
los personajes, a uno de ellos, incluso, le atribuyó su apariencia. Traicionada
por el sueño, quedó, como siempre, enredada en la historia.
© M. Carmen Rubio Bethancourt
CAMPOS DE LIBROS
Sembrar el mundo de versos
es acariciar la nubes, besar el
viento
es vivir en un mundo de locura
donde se guarda lo nuevo y lo
viejo,
para que las injusticias no
existan
ni existan trúhanes ni troleros.
Sembrar el mundo de letras
es crear la fuente del
conocimiento
para que la sabiduría no se
pierda,
que no se pierda en huecos
negros.
Sembrar el mundo de pensamientos
es beber la savia del
conocimiento
donde se buscan valores nuevos.
Por eso… Se debe luchar por los
libros
para poder quitar a los burros
y a tantos vividores absurdos
que mandan nuestros gobiernos.
Sembremos el mundo de versos
Autora: Mª Jose Diaz
EL LIBRO
Lector: el libro
es ventana
para asomarte a la
historia,
y él es también la
memoria
que va de ayer a
mañana.
Su palabra nunca
es vana
y de la idea es
partera;
de ignorancia te
libera
y tu soledad
divierte.
Puede mejorar tu
suerte
y, siempre amigo,
te espera.
RECUPERACIÓN DE MIS LECTURAS
ESENCIALES
Leo a mis poetas muertos,
los que en mis jóvenes días
me obsequiaron alegrías
desde sus libros abiertos.
Libros que hoy están desiertos
porque no fueron preclaros,
pero sí humanos y claros,
y aunque el polvo los hacina,
nada mejor me ilumina
que esta luz de libros raros.
Juan
Rafael Mena
Rompiendo la noche
El viento dormía
el tiempo pasaba
y allí las estrellas
mudas te miraban
Acaba la noche
nace la alborada
terminan los sueños
¡Llegó la mañana!
Bajo Casiopea
que aún no se marcha
una gaviota
despliega sus alas
levantando el vuelo
se va solitaria
hacia la marisma
que Venus enmarca
Va por su sustento.
La vida le aguarda
bajo los esteros
que el alba señala.
Un cuarto menguante
delgadito y grana
por el horizonte
también se levanta.
Sé la gaviota
de aquella mañana.
No quedes dormido
cuando empieza el alba.
Despliega tus alas
tranquilo, sin pausa
que llegan las luces...
Enciende tu alma.
A Manuel: en la alborada de su vida
Manuel Bellido Milla
Acariciándote
Acariciándote, te llevé a mi cama,
luciste,
como alargada amapola
estirada sobre mi
almohada.
Te alcé de la cintura
abrazándote con mis
manos...
Sentí tu sedosa caricia
al besarte con mis
labios...
Remojé el dedo corazón
haciéndole retozar,
impaciente
en la húmeda cuna de mi
lengua.
Recorté espacios
presurosa,
hasta lograr el centro
señalado...
y volamos unidos,
tú… yo...
por espacios de
conciencia
por senderos
impensados...
La locura,
la sapiencia...
el fervor,
lo inesperado...
Tú… yo...
nosotros...
viviendo, amando...
y pasé tus páginas,
las bebí con mi saliva,
las leí en remojado
en salobres sin sabores
en delicias, de
contacto...
te dejé en la mesilla
después que el sueño,
surgiese
improvisado.
Mercedes del Pilar Gil Sánchez Gil
EL
REGALO
En estos días del mes de
mayo,
mi nieta anda en eso de
la primera comunión.
Ya tiene 10 años.
Como ha pasado el tiempo.
Lo
que para mí ha sido casi un suspiro,
para ella es toda su
vida.
Mas por lo significativo
de la edad que por la ceremonia religiosa,
me apetece hacerle un
regalo.
Aunque ella es más de
actividades deportivas y de arreglarse,
Esta vez no voy a
claudicar.
El regalo será un libro.
Me pongo manos a la obra.
Visito varias librerías pero no encuentro
nada que me llene. Sé que
con 20 euros y una bonita dedicatoria podría
salir del paso. Pero es
eso precisamente lo que me ocurre, que no quiero
salir del paso.
Lo que busco no es un
libro. Es el libro. Mejor lo que busco es su libro.
Mi libro.
Ahora es cuando la vida
me va a tener que regalar a mí, salud, tiempo,
constancia e inspiración.
Ya tengo el título que no
es poco.
“Para mi nieta Candela de
su abuelo Miguel.”
Miguel
Castañeda Romero
EL PERRO DE LAS MENINAS
Ya sé que un sabio manchego dijo
aquello de que perro ladrador poco mordedor, pero es que esta niña ya me tiene
harto. ¿No me ha confundido con un caballo? Vaya, ahí bien el amo. Po fin se va
a enterar de quien es la princesa. De esta no se libra. ¡Le ladro! ¡Le ladro y
le muerdo!
Fue en ese momento cuando una
traviesa y tierna mirada se clavó en sus ojos. Aquellas manitas que se
acercaban a su lomo dejaron adivinar las suaves caricias que sólo una niña sabe
dar. El ladrido se quedó en tal gruñido de placer que hasta el mismísimo rey
sintió ablandarse su corazón.
Un sabroso trozo de
carne de venado fue el regalo.
Manuel Cubero
Aquí verás claveles de
hielo con tacto de terciopelo.
Aquí verás bellos arco
iris con músicas de guitarras.
Aquí verás rosas de acero
con perfume de azahar.
Aquí verás trampear a la
vida y bromear con maldad.
Aquí verás margaritas de
sangre con sabor a limón.
Aquí verás gardenias de
fuego con llantos de amor.
Aquí verás llorar a la
sonrisa inescrutable del destino.
De todo eso y mucho más,
si quieres, en los libros verás.
Aquí verás a víboras
tomar café y susurrar hermosas melodías.
Aquí verás cómo estar en
las nubes y con pájaros en la cabeza.
Aquí verás inquietamente
a mentes inquietas con lápices y botellas.
Aquí verás la mediación
de la acción media con nada en sus venas.
Aquí verás poetas
asesinos y escritores soñadores camelar doncellas.
Aquí verás las tinieblas
del presente aceptar el baile de lobos cándidos.
Aquí verás a lo sagrado
jugar a cartas y dados para ganar unas estrellas.
De todo eso y mucho más,
si quieres, en los libros verás.
Aquí verás a arañas
invitar a licores con aromas a fango y sangre.
Aquí verás a la muerte
salir espantada en búsqueda de su amado.
Aquí verás cabalgar entre
pensamientos a quienes nunca existieron.
Aquí verás al sol en la
noche y la niebla en los recuerdos del pasado.
Aquí verás como escribir
tu amor, tu dolor y tu pavor sin tener miedo.
Aquí verás como descansar
despreocupado en medio de la masacre.
Aquí verás cómo, dónde,
cuándo, qué y quién vivirá en tu creación.
De todo eso y mucho más,
si quieres, en los libros verás.
Aquí verás a la dama de
noche embriagar al joven y apuesto jazmín que la creyó una señora.
Aquí verás que todo lo
puedes hacer, porque estás en el paraíso de la ilusión y las pesadillas.
Aquí verás cómo mirar
entre tus sueños y hurgar en la mirada, la ternura o el odio de los otros.
Aquí verás todo aquello
que puedas imaginar, porque estás en el paraíso de la razón y la ficción.
Aquí verás que puedes
vivir lo que desees y cambiar las lagrimas y sonrisas por besos y caricias.
Aquí verás los mundos que
han existido y los que puedas soñar, porque estás en el paraíso soñado.
Aquí verás que puedes
vivir en presente tu vida futura o pasada, entre risas, canela, miel y azahar.
Aquí verás que todo eso y
mucho más puedes realizar, porque aquí estás tú, en el paraíso del libro.
Miguel Angel Pérez y
Pérez.
MIS
LIBROS
Miro mis libros, siempre
con amor,
y siempre con nostalgia;
unos son mi conciencia,
otros una promesa y todos
tienen alma.
Están pero no están, cosa
bien rara.
Los que leí me hablan de
pasión,
siempre de entrega, todos
me arañan,
todos me contradicen y
todos me conmueven.
Los otros, los que
esperan, al igual que la vida o que la muerte,
acechan con sorpresas,
golpean con alarmas,
desde la oscuridad
persiguen
un suspiro, una rosa o
una lágrima.
Los libros que leí, los
guardo y atesoro
igual que si de joyas se
trataran,
me regalaron paz, placer,
amor,
misterio, aventuras y
evasión.
Los otros, los que
pacientemente aguardan
perdidos en el fondo de
una estantería
a que detenga mi trajín
sin pausa,
a veces centellean:
emiten luz para captar mi
atención,
otras veces se duermen
cansados de esperar,
aunque saben que no los
he olvidado.
Sospecho que en sus
letras se ocultan
placeres infinitos,
celadas inmortales.
y yo nunca jamás he
renunciado
a una cita a ciegas, a un
placer innombrable,
de esos que me ofrecen delirios
y abandono,
como un crucero, un vino
de los buenos o un beso.
Ramón Luque Sánchez
El
día de las letras
Estimados amantes de la literatura aquí
reunidos. Cuando nuestra apreciada compañera tertuliana Adelaida Bordés nos
invitó a participar en un encuentro literario para pronunciarnos sobre el mundo
de las letras o sobre el libro en particular, a mí se me encendió una luz en la
cabeza al mencionar la palabra libro.
Sí, porque no sé lo que tiene esta palabra que, me encandila, me sujeta, me
emociona, me hace llorar o sonreír nerviosamente si cabe. Qué tendrá que,
cuando la veo revivida en objetos conformados de papeles ilustrados impregnados
de palabras, de colores, de brillos o de mates, bautizados con el hermoso
nombre de “libro”, se me abren las pupilas, se me dispara la mirada que
atraviesa los escaparates, se me alegra el corazón cuando los veo apilados cual
pelotones de soldados expuestos para el pase de revista de este modesto lector
al que se le paraliza el diálogo interior ante los lomos y las cubiertas. ¡Qué
tendrán que no sé desprenderme de ellos cuando empiezan a caérseme de mis
propias estanterías porque no hay lugar para tanto cuerpo!
Los regalo y me alegro, los destruyo por
viejos y me apeno, los invito a reciclarse y me esperanzo, los exilio a otras
bibliotecas y me estremezco, los pierdo y me aflijo, los recibo de otras manos y
me da un subidón de no sé que sangre que me recorre el cuerpo hasta el calor de
las manos que los acaricia con presteza, cual tesoro descubierto por un pirata.
Sí, ya sé que tienen los libros. Son los
guardianes custodios de las palabras. Esos maravillosos símbolos que oí nada
más nacer. Antes incluso que las manos maternas que me acogieron o el pecho de la
madre que me alimentó. Palabras sin las cuales la vida transcurriría cercenada
o moribunda cual pájaro sin alas. Palabras en conserva en el reservorio de las
vivencias, libros que nos dicen de la vida de los seres que nos pueblan en este
planeta pleno de historias, de mundología, de vida y de muerte.
En la escritura muchos pueden encontrar una
forma de vivir. En la lectura de los libros la vida se desparrama como los ríos
que desembocan en el mar, en el mar de caminos a tomar donde poder descubrir
una forma de sentirse dichoso.
José Manuel Alfaro
Las
paredes llenas de un nido vacío
El día que el hijo
pequeño voló de casa, Manuela se sentó en la cocina con la firme determinación
de poner en orden su vida.
Antes que nada comenzó
haciendo un repaso de lo que dejaba detrás. Hizo el cálculo exacto de las tortillas
cocinadas, ajustando la multiplicación con
los dedos. Enumeró las horas dedicadas a detectar fiebres, a remendar
calcetines o evaluar toses.
El problema fue que
después de aquello, Manuela no supo qué hacer.
Llevaba mal no tener que
levantarse temprano, abrir los ojos y pensar que nadie nada más que ella
necesitaba un café en aquella casa muda.
Una tarde vacía, incluso
de rutina, Manuela se entretuvo en limpiar la estantería de los libros que la
hija no se llevó con ella. Tomó uno de aquellos ejemplares y decidió abrirlo
por una página al azar, sin intención, más por el recuerdo de la niña, a la que
en ese momento querría tener como tantas veces, tumbada sobre la cama con el
libro abierto en una postura extraña.
“Porque sin buscarte te ando
encontrando por todos lados”…decía la frase sobre la que colocó el dedo. Y enseguida
se sintió identificada.
Luego pasó un grupo de
páginas sin pensarlo y puso los ojos en un renglón: “te quise y te quiero,
aunque estemos destinados a no ser…”, pronunció en voz alta, escuchando su voz
por primera vez en muchos días.
Durante los meses
siguientes, Manuela leyó y leyó. Se fue dejando atrapar por la historia de la maga
de Buenos Aires o el maullido terrorífico de un gato negro. Bajó al centro de
la tierra. Se sintió embriagada por el aroma de las camelias, traqueteó cenando
en el Orient Express.
“¿Qué es de Manuela?” se
preguntan las vecinas viéndola pasar camino de la biblioteca. “No lo sé”, ha
dicho hoy una de ellas, la más descarada, “pero yo creo que tiene novio. No
veis que lleva los ojos brillantes y no deja de sonreír”.
M. Carmen Orcero
MI
QUERIDO RECIPIENTE
Queridos
amigos, hace ya tanto tiempo que camino junto a vosotros, que a veces me
pregunto; ¿qué sería de ustedes, si vuestros pensamientos,
percepciones, intuiciones y palabras no hubiesen encontrado un espacio donde
alojarse y desplegarse?
Aún recuerdo, cuando solo era un primer
embrión de mi cuerpo, como comenzasteis a darme forma y vida hace ya más de
3500 años en la vieja Mesopotamia, mediante la grabación de signos en tablillas
de barro, identificándolas como "escritura
cuneiforme" para más tarde hacerlo en papiro, pero aún así, todavía
me faltaban unos cuantos siglos más, para que mi cuerpo se hiciese más extenso
y dinámico, gracias a mi padre Johanne Guttenber en el cual, cada uno de
vosotros pudieseis refugiaros en mi
interior, con la esperanza de poder salir de la oscuridad del "ser" y
crecer cada día un poco más como ser humano.
Sin embargo y como consecuencia del
cambio de modelo social de vida, tal como definía Alwin Toffler en su libro, desde
una sociedad basada en la agricultura, en la que el acceso a mi cuerpo solo era
posible por unas minorías privilegiadas, pasando por un modelo industrial ya en
declive y entrando en una etapa ya más avanzada aún, en la que todos los
procesos productivos, se va haciendo cada vez menos necesaria la implicación de
humano en sus tareas, se ha impuesto una norma no escrita, pero que grita: "no
tengo tiempo, tengo prisa" en el que todo se ha hecho pequeño, mezquino y
transitorio, para sumergiros en vuestras propias ensoñaciones y quimeras, sin
reparar que, es en mi interior donde únicamente podréis encontrar el antídoto
para reencontraros con vosotros mismos, como seres sociales, empáticos y
creadores de palabras de vida.
Fernando Vázquez Mota
Visibilidad
Ya ha caducado
mi velo azul ceniza y mi espanto,
nada en mi queda
ni tan siquiera los arrebatos,
todo ha de ir a mejor
los vidrios se quebraron
y con ellos tus hueros alegatos.
Déjame tu rosada piel,
déjame tu incólume sonrisa,
déjame que aparte este cáliz
que sólo supo amargo y mentiras.
De nuevo visible sin tu halo
alejada de sendas enfangadas,
de tenebrosas primaveras
agostadas
y noches inertes con la esperanza
deshojada.
Ha rolado el aire mañanero
con él siento mi mente despejada,
roló mi amor a desprecio
ha rolado el rumbo y también mi
cama.
Nada espero ya con desvelo,
los ríos de lágrimas de crisálida
no fluyen,
no riegan mis mejillas,
no riegan mi sonrisa ajada.
Clausurados quedan estos puertos
donde cobijo encontraba tu
escuadra,
desprecios, olvidos, desamor,...
en mi ya no encontrarás morada.
Hoy celebro este día
en que aire y rumbo en mi vida
rolaron,
yo mi dueña de nuevo
protagonista de todas mis
hazañas.
Ignacio Santos
¿QUÉ TIENE EL LIBRO?
¿Qué tiene el libro, que
es tan buena compañía,
que me distrae en la
vida,
y con quien aprendo cada
día?
Gracias a él, desde la
niñez a acá,
tengo colgada en mi
espalda esa ansia de volar.
Las alas son invisibles,
pero fíjate y verás
que mi cuerpo viajar quiere y
mi mente en otro lado siempre
está.
El libro, fuente
inagotable de bienestar.
Sus aguas, penetrando en
nuestra alma,
la nutre, la hidrata y la
refresca.
El libro, candidato a ser
eterno, en papel o digital.
Abriendo horizontes y
descubriendo interiores,
a nuestro lado va:
en la Historia con
mayúscula y en la historia personal,
Nadie se quede sin leer, les
recomiendo yo al conjunto.
El que se pierde esta
acción, se pierde la bendición
de encontrar un tesoro en
su corazón .
Los jóvenes poco leen.
Parece más de mayores.
Desconocen todos ellos el
gozo de los lectores.
De vez en cuando bueno es
regalar un libro a alguien.
Y tal vez éste descubrir
pueda el presente tan valioso.
Y aunque no te lo
agradezca, sea que se siente dichoso.
No te aburrirás en el
camino, llevando un libro contigo.
Te guia a la reflexión. Y
hasta a escribir al momento.
Aprovecha la oportunidad que te da la inspiración.
Un libro, al lado de la
cama. Un libro, en vacaciones.
Un libro, en la estación.
No me digas que no hay ocasión
de establecer con el
libro una buena relación.
Gracias palabras amigas
por quedaros entre dos
cubiertas escondidas.
Sabed que cada vez que las abren,
escapáis, llevando al leyente
a un mundo mejor: el de
la imaginación.
Con dibujos o sin
dibujos,
Con pocas o muchas páginas,
El libro tiene el honor de
estar en el altar
del templo de las mentes
lectoras.
Gracias libros, escritores
y editores.
Gracias árboles y papel.
Gracias a vosotros,
Disfrutamos de este gran placer.
Francisca Sánchez Rico
HOY VEO EL MAR QUE DUERME SOLITARIO...
Hoy veo el mar que duerme solitario.
Mientras los peces cruzan el camino.
Un pájaro dibuja su destino.
De Norte a Sur. Un hondo abecedario.
En cada letra que se escribe a diario.
Se va dejando un vuelo peregrino.
Donde realza un misterio repentino.
En cada orilla inventa un calendario.
Ya sopla un fuerte viento en los jardines.
Unas palabras junto al mar sacude.
Que va arrastrando el aire a sus confines.
Radiante brilla el sol en los jazmines.
Y un dulce verso bajo el cielo acude.
Para que vague al fondo y lo ilumine.
Carmen Navarrete
EL DIVORCIO
Acudía a la librería sin ideas previas y siempre, siempre, me dejaba
recomendar: novela negra o histórica, ensayos sobre política europea,
ecologismo, tratados técnicos sobre ingeniería, literatura para adolescentes o
incluso algún que otro best seller.
Siguiendo sus consejos lo mismo releía a los clásicos y disfrutaba con sus
enseñanzas morales que me enamoraba de las nuevas tendencias de vanguardia y
sus provocaciones. Todos los temas me parecían fascinantes y devoraba cualquier
autor, sin importarme la temática de sus obras, el estilo de sus textos o lo
mal que me caían en el caso de esos pedantes repetitivos que pontifican desde
las columnas de los suplementos dominicales.
Gracias a sus orientaciones me aficioné tanto a la belleza de las ediciones
de lujo como a la sencillez de los libros de bolsillo, así que las paredes de
mi casa se cubrieron, poco a poco, de estanterías repletas de innumerables
volúmenes. Y semana tras semana seguía visitando mi librería, sin comprender
cómo es posible que a alguien le pueda gustar leer en las pantallas de los
libros electrónicos o hacer los pedidos por Amazon y otras librerías online.
Finalmente fue mi mujer la que se dio cuenta: a mi en realidad no me
gustaba leer. La que me gustaba era la librera.
Agustín Fernández Reyes
LIBROS
Mil acentos invento,
los camino,
los vivo, los bebo,
mastico su sabor sin
conjeturas.
Son
tal cual expreso
prietos en mis labios,
distendidos, sabrosos,
frescos,
entornados…
Abiertamente ciertos.
LEY
Aprendí a devorar tus
letras
a engullir tu envoltura
de tardes y tratos
a vivir tus historias de
ayeres y balas,
rezar con acentos de
orillas y prados…
Mi apetito rugía en
tardes de invierno,
veranos de gentes y
versos airados…
la vida me fluye entre
las neuronas
en estantes de fuego, de
juego calmo.
Mastico la esencia de
vicisitudes,
trasnformo en verdura la
sal y el abrazo;
te visto, me vistes, me
hueles a flores
aquellas que evoco del
cuento de barro.
Aromo mis sesos de amor y
cultura
te abres, me llenas,
razonas mis pasos
con letras aladas que
suman más dicha
mis ojos transformas en
dulces meandros.
Maritxé Abad i Bueno
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