Las
guerras
Muchas
veces somos testigos mudos, inocentes de las guerras
que vive
nuestro planeta, y los hechos nos lo demuestran
somos
tan insensibles como pasivos,
muertos
y más muertos, y pasas página,
así
nos han enseñado y somos fieles alumnos.
Leyendo
cualquier noticia o documental de las recientes guerras
parecen
alejadas en el curso del tiempo
lejanas,
y por crueles que sean los testimonios
y
horrores, incapaz aparentemente de ser verdad
nadie
en su sano juicio se levanta una mañana cualquiera
coge un
fusil y mata al vecino.
Si
cada vida humana, es única,
no
se entiende o cuesta comprender
como
el ser humano, se apunta como a una excursión
a
participar en matar y lo peor en morir
parece
que el juego de la muerte
es
consustancial a millones de seres humanos
visto
a través de la historia y en cualquier tiempo.
El
caso es que nos enseñan a vivir en paz,
como
algo sagrado, primer mandamiento, la ley
respetará
a tu prójimo como a ti mismo
su
muerte es una tragedia, miles de muertes una catástrofe
y
funden la paz, como mantequilla al fuego.
Una
bandera es un símbolo, no merece sangre alguna
¡Ay, cuántos han muerto por defenderlas!
el
territorio, dicen, es intocable, a morir por él
qué
importancia le damos a kilómetros, más o menos
cuando
en cualquier país, hay miles de ellos baldíos.
No
hay sustitución alguna a una vida, por miserable y ruin que sea
y
con qué facilidad la muerte, las muertes se publican
se ven a diario en los medios
como
si fueran un anuncio de refrescos
esa
falta de sensibilidad e indolencia llegamos
y
antes, por precariedad de información,
hoy
por exceso pueden parecer juegos de game boy
los
sucesos donde mueren las personas.
Francisco Herrera
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