María José Maturana Mendoza, conocida
cariñosamente por Josela, nace en Melilla en el seno
de una familia acomodada en 1959, donde vive toda su infancia y juventud en un
ambiente cálido, en el que se relaciona con personas de tres culturas diferentes:
cristiana, judía y musulmana (hecho que impacta y nutre la sensibilidad de la
poeta, y que posteriormente refleja en toda su obra). Estudia Magisterio en su
tierra natal, (en dicha etapa consigue el premio
de poesía “Flor de Tintero”) y el
primer año de Filosofía y Letras; pero su familia se traslada a San Fernando (su
residencia actual) y sigue sus estudios en la Facultad de Cádiz donde termina
su licenciatura. Está casada con José Antonio, conocido por todos como Toñi.
Tienen dos hijos, Guillermo y Fernando. Actualmente trabaja en el CEPER “María
Zambrano” de la misma ciudad, donde ejerce de profesora desde hace muchos años,
e imparte, entre otros cursos, Acceso a la Universidad para mayores de 25 años
desde el 97. Y ha sido concejala del PSOE en el Ayuntamiento de dicha ciudad.
Su obra está compuesta por la lírica, trabajando preferentemente el
verso blanco y el libre; sin embargo, también ha tratado el ensayo y, en 1997, sale a la luz su primer libro de
prosa “El rapto de las sabinas”, que denuncia el analfabetismo en la
mujer- según la autora- un dolor íntimo y social, patrocinado por el Instituto Andaluz de la Mujer.
De su obra poética destaca “La
vida inédita” “Premio Feria del
libro de San Fernando (1997),
un monólogo a dos voces entre la poeta y el editor, o sea, entre la
realidad y el deseo; “Oficio del regreso”, premio Carmen Conde (1999), por Ediciones Torremozas (Madrid); “No podrá suceder”, premio Bahía (2005),
publicado por la Fundación Municipal de Cultura José Luis Cano del
Ayuntamiento de Algeciras, y “La soledad y el mundo”, que fue Finalista del Premio Internacional de Poesía
(2000), editado en la colección
Rusadir (Ed. Visor).
Pero también han visto la luz los
libros: “Principio de la desolación” (2007), publicado por EH en
su colección poética “Hojas de
Bohemia”; “Lugares de orfandad” (2008), editado
en la colección de poesía de la Diputación de Cádiz y el pliego poético Mar de
cloro en la “Siete Mares” de la misma Diputación; “Para entrar en la nieve” (2010) que ha sido lanzado por QUORUM EDITORES, y prologado por Caballero
Bonald; y el último “La luz guardada” (2013),
publicado por Ediciones CVA.
Y está incluida en varias antologías, entre ellas: “Voces nuevas” y “Poetisas españolas” (Torremozas), “Mujeres de carne y versos”(La Esfera), “Ellas son la Tierra” (Diputación
de Cádiz), “El placer de la escritura”(Universidad
de Cádiz) etc.
En la poesía de Josela es fundamental la memoria y el tiempo. En ella está
latente la añoranza del pasado: el recuerdo de su infancia, de su tierra natal
y de sus vivencias en general, son los pilares que –en mi humilde opinión-
sostienen la gramática solidaria de su musa.
“En la casa del padre,/ donde la amplitud
de conocer/ se asoma a las ventanas del pasado,/ y en claros mediodía y en
noches de verano/ entorna las persianas a un corazón entero/ como una fruta
busca, pedido ya el otoño,/ los bordes de sí misma para cerrar su calma,/ y no
volver al tiempo de una boca afligida…” Su obra
no ha sido escrita precisamente para entenderla, o ser recitada de memoria. Es una
lírica intimista, o poesía denominada “hacia adentro”. La poeta invita al
lector a que se asome a sus versos, a que se adentre en sus poemas; aunque no
le da la llave para que entre en su totalidad. Sólo le sugiere, le hace sentir;
pero el lector se pierde en un complejo laberinto metafórico buscando destellos
de luz, para encontrar la salida.
“Fingir que las estatuas nos vigilan/ en los días violetas de la escarcha/y
cruzar la evidencia del mundo en otros ojos/mitigando el pasado que ha sido
soledad,/ entrar como un crucero en un puerto invernal/ en las horas vibrantes
de los últimos faros,”…
La autora nos cuenta unas historias-
en palabras de Caballero Bonald -“que no
gustan de mostrar del todo sus significados y mantienen una gustosa tendencia
al secreto”.
Josela entrelaza, con gran maestría,
los hilos de la experiencia vivida con los hilos de la experiencia del lenguaje,
creando así, una poesía muy personal que la define.
Como poeta siente gran atracción por Cernuda, V Aleixandre, Lorca,
Machado, José Hierro y Benedetti entre otros. En especial, admira profundamente
la personalidad filosófica de María Zambrano, así como su trayectoria vital.
Estos autores conforman un amplio abanico de hermosas influencias que han
dejado su impronta en toda su obra.
He tenido la suerte de que la vida me haya puesto en su camino, y puedo
decir que es una persona con una gran sensibilidad, inquieta, trabajadora,
luchadora y muy humana, que se preocupa por la situación de la mujer y de la
sociedad en general, y lucha por la igualdad y la justicia. En definitiva, Josela es una mujer que deja huella.
Critica Literaria sobre la obra de Josela Maturana
Por Mª del Carmen Rodríguez López
San Fernando (Cádiz)
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