NUESTRA MALETA
Todos tenemos una maleta
invisible,
rezume ciertos olores
de recuerdos, llagas,
alegrías y secretos,
aunque nadie los adivine
están en ese pequeño
espacio
sin esquinas, ni
cerraduras.
Alguna vez se nos escapan
algo de esas “prendas”,
no sabemos por qué las
ocultamos
ni tampoco por qué se
escapan,
son dudas alineadas.
Escribir es a veces un
coladero
de esa maleta invisible,
derramamos algo, poco,
quizás las metáforas
disimulen
como las tiritas las
heridas.
Cuando compartimos
sentimientos y tiempo
esa maleta se abre a
veces
disimuladamente
a nuestra conveniencia
sin perder el espacio
ganado.
He llorado sin lágrimas,
algún recuerdo me hizo
prisionero,
urgentemente fue a mi
maleta
que es quien comparte tu pasado,
dónde está ese hombro
donde apoyarte.
Maleta, dichosa maleta,
que traicionas tantas
veces,
y sin saberlo eres
descubierto
porque va con nuestro
carácter,
es una espía vendida
sin que nadie le
pague.
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