Foto del autor: Desde Porcuna se divisa en
lontananza el pueblo de Lopera, y entre ambas, el campo de olivos que un día dejó
de serlo para convertirse en un sangriento campo de una batalla.
Miguel Hernández entre Porcuna y Lopera.
A la sombra de esa
higuera parapeto del calor
A los pies de
aquella alberca, nos burlábamos del Sol
Jóvenes,
despreocupados; aprendices de vida antesala del amor
Escuchando
aquella cinta, nos conocimos tú y yo.
Serrat por los
altavoces dibujaba con su voz
Hondos poemas de
vida profundos como aquel surco divisado en el alcor
Ellos me
hablaban de un vientre, de una boca y su extensión.
No volvimos
aquel huerto del calor y de la higuera
Un recodo en el
camino entre Porcuna y Lopera
Donde la sangre
corriera: tus poemas por bandera, la vencieran
Donde el odio un
día acampara, Joan Manuel Serrat se alzaba: en el canto de una nana
Y, aquel
sosiego, alcanzó a todas las heridas.
Heridas del amor
y de la vida; heridas al fin que vencían a la muerte.
Pudiera haber
sido en mayo, ¿O por qué no, en abril?
Primavera
esplendorosa desde Orihuela hasta mí.
Manuel Bellido
Milla.
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