CARTA QUE PABLO NERUDA ESCRIBIÓ EN
PARÍS, EN OCTUBRE DE 1960, PARA CONMEMORAR EL 50 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE
POETA DE ORIHUELA
Seleccionada
por AGUSTÍN FERNÁNDEZ
“Recordar a
Miguel Hernández, que desapareció en la oscuridad, y recordarlo a plena luz, es
un deber de España, un deber de amor.
Pocos poetas tan generosos y luminosos como el
muchachón de Orihuela, cuya estatua se levantará algún día entre los azahares
de su dormida tierra.
No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas
rectilíneos de Andalucía, sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz
espesa de panal despertando.
Con esta materia dura como el oro, viva como la
sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de
España desterró a la sombra!
¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal,
iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón
purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad
que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado
con la espada de la luz!”
Pablo Neruda
MIGUEL, SU FIRMEZA
Por FRANCISCO HERRERA
1942, Miguel HERNÁNDEZ, poeta,
prisionero de guerra, le imponen escribir un himno para glorificar a sus
carceleros, vencedores de esa guerra, a cambio de su libertad, él rechaza
escribirlo, incluso a pesar de su precaria salud.
Su ideología y principios son más
fuertes, aceptarlo le suponía salir de ese estado de miseria, hambre, piojos, y
, sobre todo, poder estar con su esposa e hijo de pocos meses.
Darse por vencido, es lo último que
haría, prefiere antes, estar en cárceles inmundas, sin saber cuál sería su
destino, y decidió ser fuerte y resistir hasta dónde sus fuerzas le alcanzaran.
Su motivación vital era escribir,
escribir y para ello empleó hasta restos de papeles destrozados, que hoy se
conservan, y allí, a pesar de su triste situación, escribió el bellísimo y a su
vez trágico poema “Nana de las cebollas” dedicado a su pequeño hijo.
“En la cuna del
hambre
mi niño estaba.
Con sangre de
cebolla
se amamantaba”
Miguel murió
en esa cárcel en un triste duelo, el tiempo hizo de esta poderosa acción una
victoria para la libertad del pensamiento, demostrando que no hay cárceles para
la fuerza de las ideas y la creatividad, y que llevó consigo Miguel, el sello
de la firmeza por encima incluso de la vida. Hoy Miguel Hernández Gilabert, es
el Poeta del pueblo.
POEMA
PARA ELLOS
Por
LEONOR MONTAÑÉS
Me invadió una
pena inmensa,
como si todas
las penas contenidas
fluyeran al
mismo tiempo.
Me paralizó la
imagen aquella,
la muerte
manipulada,
la muerte a
destiempo.
Me ciñó las
entrañas un puño
de rabia, y una
hoja fría
me rasgó el
alma.
Cuerpos sin
carne, solo huesos.
Cuerpos
enterrados sin llantos,
sin consuelo,
sin ataúdes incluso,
solo su miedo,
y la impotencia,
y la injusticia,
y el terror como juez,
y el hermano como verdugo.
Cuerpos cubiertos con cal y tierra,
arrojados al pozo negro del olvido forzado.
Muertos trenzados a otros muertos.
Ahora, que el tiempo ha devorado
la mueca de dolor en sus rostros,
parece que una sonrisa complacida,
nos recibe.
Son los huesos que gritan, ya sin miedo,
desde su distancia infinita.
NOSTALGIA
Por CARMEN ORCERO
Recordar a Miguel Hernández me sabe a
nostalgia. Decir su nombre es como si me acurrucara junto a la adolescencia,
cuando mis convicciones eran de barro y apenas sabía deletrear la palabra
libertad.
Desde entonces, he sentido cada uno de
sus versos lacerándome el alma, abocándome al tacto de la carne talada, al
sabor de la sangre de la cebolla y a los besos florecidos sobre las almohadas.
Cuántas veces, en todo este tiempo, he querido ser llorando el hortelano de una
ausencia que me ha herido como un rayo. Cuántas veces, como él, también yo he
sentido que empiezo a morir de punta a punta.
SEXO EN INSTANTE
Seleccionado
por ENRIQUE ROJAS
1
A un tic-tac, si bien sordo,
recupero
la perpendicular morena de antes,
bisectora de cero sobre cero,
equivalentes ya, y equidistantes.
Clama en imperativo por su fuero,
con más cifras, si pocas, por
instantes;
pero su situación, extrema en suma,
sin vértice de amor, holanda
espuma.
2
¡Al polo norte del limón amargo
desde tu arena azul, cociente
higuera!
Al polo norte del limón subiera,
que no a tu sur, te subo sim
embargo.
Colateral a tu almidón, más largo,
aquél amaga de otra y una esfera.
A dedo en río, falta anillo en
puente:
¡cómo ha de vadearte netamente!
Miguel Hernández, de “Perito en
lunas”
OLIVOS
NEGROS
Por CRISTÓBAL MORENO
(Homenaje a Miguel Hernández y a tres vecinos residentes -a la fuerza- en
una fosa común.)
Olivos con raíces de huesos; huesos
con corazones de plomo; plomo, acebuches y huesos pintados con sangre española,
y por la muerte arremolinados.
¡Cómo tu Rayo, Miguel Hernández, que
no cesa!, aún no ha cesado mi conformada memoria: de tus poemas, de tu
sentencia, ni de tu cárcel. Presa tu muerte por la tuberculosis de España,
fuiste librado de un entierro en cuneta sin césped, cuando rugía plomo ardiendo
con lava de odio. Volcán bajo olivos negros de muertos sin guadañas, que
esperan digno entierro adornado con flores de invernadero en cualquier
cementerio sembrado de espadañas, y no en fosas que a la humanidad empañan. En
cementerios, en cunetas, en fosas o al aire libre; enterrados por la fuerza de
la muerte, de la sinrazón: asesinato cruel de una España a otra España, que
hoy, con lágrimas aún enrojecidas, se lavan las manos en las mismas blancas
palanganas.
Ay!, madre, que por esa curva yo no
quiero pasar. ¡Qué no, que no quiero yo, sentir a la muerte!. Sentirla,
sentirla..., y sentirla rota en su vida sola. Sentirla llorando, asida a sus
rojos huesos. Carabelas..., comiendo tierra obrera: española, jimenata y
sampableña. Te enterraron sin apellidos y te mataron con ellos..., María. Sola
de sentimientos y acompañada de muertos y balas machacadas. Frasquita Oliver García,
bajo el olivo está tu alma perforada y rota. Estás junta a esas otras dos,
abrazadas, al miedo enredadas. Manuel Reyes: sin reino y de dos reinas rodeado.
Algo te dejaron.
¡Que no, que no quiero oir matando a
órdenes de fuego! ¡Ay!, madre, por esa curva de acebuches y olivos negros, bajo
El Llano de los Algarrobos, carretera de San Pablo, dehesa de Buceite, yo,
llorando, por ese lado, por esa cuesta, pasar no quiero, pues tres gritos
muertos me llaman, sedientos de amor y de flores. Gritos faltos de familia,
fallidos en su muerta vida. Esas voces me dicen, que salvo yo, ya nadie oye sus
llantos olvidados, y enmarañados entre raíces secas de colorada savia.
¡Madre..., yo por allí, no quiero pasar!. ¡Qué no quiero sentir, tres veces a
la muerte llamar! ¡Qué no, que no quiero yo, por esa curva pasar, ni por la
carretera ni por la vía!, pues Frasquita, Manuel o María, ni siquiera sabían,
el porqué siguen allí enterrados, ni el motivo por el que morían.
EN UN CHARCO
DE SANGRE
Por MARIBEL
SÁNCHEZ
Que no te
alcen la voz,
que no te
silencie nadie.
Que someter
con yugos y golpes
es cosa de
hombres cobardes.
Huye, huye
lejos donde su ira,
Jamás
pudiese alcanzarte.
Huye, sin
mirar atrás,
Y sin
sentirte culpable.
No escuches
sus lloros ni súplicas
Que su dolor
no te engañe.
El que de
verdad te quiere,
no usa
látigos para amarte
ni
palos, ni puños, ni navajas
ni
empujones, ni amenazas,
ni insultos
para dañarte.
No ocultes
tus moratones.
No tienes de
qué avergonzarte.
Huye, huye
donde él no lo sepa
que ningún
amor se merece,
yacer, en un
charco de sangre.
LLEVO UN MILLAR
DE VERSOS EN MI MALETA
Por PAQUI SÁNCHEZ
Aquí me siento atrapado. Quiero andar mi
camino, como diría Machado. Soy poeta: he de abrir puertas. Tomo el tren que me
llevará a mi futuro. Lejos, probaré suerte.
Al menos, como último intento, lanzaré
mis palabras al aire. Por si alguien quisiera leerlas. Quizá le alegren el día,
o le hagan ver de mejor color la vida.
Quizá le sirvan para creer en su persona, y restaurar la ilusión.
Vaciaré mi maleta y la llenaré de nuevo.
Volveré a ensayarlo. Es lo que quiero hacer: Dar esperanza con mis poemas.
HABLANDO
A SOLAS
Por PEPI ROLDÁN
Caminando a
ciegas
entre velos de
silencio.
En la calle a
solas.
Mis palabras al
aire.
He perdido la
noción del tiempo.
Las ideas me
aturden.
Honda herida que
no cierra
y el pensamiento
más hiere.
A tientas,
al abismo de la
tarde.
Cuanto más
camina el día
más larga la
noche se hace.
Mi soma en la
oscuridad.
La luz de la
tarde azota mi frente.
No encuentro mi
realidad.
Cuando resbalan
las sombras
y muere la luz
del día.
Cuando se van
los recuerdos
y la cordura te
olvida.
Cuando el hoy y
el mañana,
el pasado y el
presente
amalgaman un
instante
en la cubeta del
alma,
todo vuelve
oscuridad.
Los sueños, las
alegrías,
las ilusiones
perdidas.
La voz de la
aurora,
el silencio del
atardecer.
Carcoma que
mutila
sueños y
libertad.
La ansiedad, que
no deja respirar.
En un instante
el mundo abate a
tus pies.
Alma sin cuerpo,
materia asolada
en el escalón
del viento.
Nimbos que
enfrentan
titanes y gnomos
a un mismo
tiempo.
UNA
IMAGEN
Por ROSA MARRUFO
Una imagen tuya en la pequeña pantalla
de mi teléfono móvil. Rememoro momentos tristes de tus últimos meses de vida.
En lo mas recóndito de mi alma resurgen
inquietos sentimientos de dolor y angustia reprimidos. Desde que te ausentaste
tres heridas en mi no sanan:
- Tu
muerte, largo tiempo esperada.
- Tu
vida, truncada por tan cruel mal
- Tu
amor,de mis tres heridas, la peor. Tu muerte en mis brazos. Tu postrero beso:
recuerdos que se atenuarán con el tiempo. Olvidaré tu enfermedad. Recordaré los
felices e íntimos momentos pasados juntos.
Pero… ¿Y el amor? ¿cómo curar su herida?
El amor no muere nunca, es mas fuerte
que la vida y la muerte, duele como herida sangrante que no cicatriza nunca,
que parece curarse pero al menor roce vuelve a sangrar.
Tu amor estará siempre en mi y mi herida
no se cerrará nunca.
No hay lugar ni persona que no me
recuerde a ti, ni amor comparable al tuyo.
Padezco tu inevitable ausencia.
Quisiera absorber la distancia que nos
separa, sentir tu presencia protectora.
Tu imagen me consuela y conforta.
¡Tu imagen me
acompaña!
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